Capitulo 13. Affrontement

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Regresaba a la casa de Black, estaba un poco más segura de mí misma. Necesitaba salir de aquella lúgubre casa, donde todo es tan oscuro, como secretos en ella. Aunque la apariencia de esa hermosa mujer, no se me iba de la cabeza, como la situación extraña de que el agresor y la victima desaparecieron por arte magia, el dinero en galeones debió decirme una cosa.

Aun así, la mujer pudo haberse encargado... aunque tal vez no quería llamar la atención, una decisión inteligente.

—Dung —dije con sorpresa, su despeinado cabello rojizo era fácil de encontrar. Este se giró a verme, y llevaba un montón de calderos en precario equilibrio—. Vaya calderos, se ven de buena calidad.

Tomaba un caldero mientras lo examinaba brevemente, cheque el fondo. Por mi cabeza paso que quizás estos calderos eran...

—¿Acaso son los calderos por los cuales abandonaste a Harry? —abrieron la puerta, mientras Mundungus se apresuraba a entrar despavorido y con pequeños pero rápidas pisadas, así que le seguí, y antes de que se escabullera, le acórrele contra la pared.

—No, los encontré, Des, no tienes porque enfadarte —respondió este señalando a los que tintineaban—, son encontrados, los encontré antier.

—Porque si es así, Mundungus —le comentaba colocando el caldero entre mis manos, para luego con el calor que ellas producían, irse derritiendo como plastilina—, eso serán todos tus lindos calderos.

—De acuerdo, señora —dice el hombre alarmado.

—Señorita —le reclame, sonriendo con aprecio.

—Mundungus, ¿Cómo es posible que le tengas miedo a una chica como ella? —le cuestionó Kingsley que me daba cariñosos golpes en la espalda, luego del apretón en el hombro.

—No la has visto en acción, King —le dice el andrajoso, sonreí como sino rompiera ningún plato.

—Sabes Wright, dicen que tus poderes son del otro mundo —comentó el hombre de tez oscura y calva, aunque salía a relucir su gran sentido del vestir, con trajes muggles—, si no quieres convertir el quidditch en tu futuro, piensa en entrar a la oficina de aurores.

La boca se me seco.

—Lo pensare señor —dije entre mi distracción.

—Destiny querida, sube, los chicos acaban de terminar de limpiar —comentó la mujer, que recientemente estaba optando por ser una madre postiza, aunque ya tengo muchas madres, pero bueno... la señora Molly me gusta—. Hare unos sándwiches, habrás de estar cansada. 

—Si un poco —dije rascándome con vergüenza la mejilla, llegué hasta el centro de la ciudad, así que sí, estoy cansada, la mujer me empujaba por las escaleras, pero Sirius me veía con cierta seriedad, aunque luego negó y bajo hasta encontrarse con Kingsley, Mundungus y la señora Weasley.

Quise escuchar, pero cuando subía lentamente, me apartaban de las escaleras, dejándome en una habitación tanto fría como oscura, escucha las patas de Buckbeak, para luego voltearme y encontrar su rostro tan cerca del mío, que me puso la piel de gallina, las piernas como gelatina, su mirada dorada era mas impactante de cerca.

—Des —dice aliviado de verme, sus manos me impedían el paso, pero también me había quedado sin aliento al tenerlo tan cerca de mi—, necesito hablar contigo... —trague saliva, porque Miklaus a esta cercanía, me parecía bastante guapo—, se que me pase hace un rato con decirte acerca de tu amigo... el que fue asesinado, pero entiende no quiero que vuelvas a ver a alguien morir enfrente de tus ojos, Des, ¿me entiendes?

Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora