Capitulo 25. Entrenamientos.

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Estaba lloviendo, ambos adolescentes se estaban empapando, la chica creía que pescaría un resfriado, mientras el otro, comentaba que no seria buena idea entrenar hoy, con la quaffle que la misma Destiny, regalo años atrás.

—Me gustaría tener un paraguas —señalaba Destiny intentando mantener algun campo visual—, no tenemos mucho tiempo para examinarte, y solo dedicaremos una hora a entrenar, por lo que daras vueltas por toda la cancha.

—¡¿Toda?! —señaló desconcertado.

—Si —comentaba chiflando con mucha fuerza.

Ron asustado, se montaba en su escoba, para dar un gran empujón, y comenzar lo que la chica le demandaba, esta fue a parar en medio de la cancha, la cual no aparto ni un momento su mirada en el pelirrojo, alzando su mano formó una gran bola de agua, la cual mandó con mucha fuerza en su cabeza.

Este casi se caía de la escoba.

—¡¿Qué fue eso?! —cuestionó el chico, dejando de hacer las vueltas, haciendo que la casi pelirroja formara su ceño—. Pude haberme matado.

Entonces la chica avanzaba con prisa hacia el pelirrojo, el cual parecio intimidarse y taparse el rostro con todos sus brazos, la chica soltaba un sonido de fastidio, no tan audible para el pelirrojo, pero la chica le miro con mala gana quedando a centímetros de él.

—Tus oportunidades de ser el guardian de gryffindor, son muy pocas —señalaba Destiny con pesadumbre—, para empezar tu agarre, es demasiado débil, si fueses un buscador, lo podría entender, pero ni los buscadores tienen un agarre tan débil.

La chica le pasaba de largo dando unos cuantos giros por encima de él.

—Vamos a los aros, tienes mucho que hacer, antes de volverte guardian.

Los métodos de enseñanza de Destiny, eran muy hoscos, además de bastantes duros, que Ron dudo por un momento si en verdad eran amigos. La chica se acercaba al cuerpo que estaba tirado en el suelo, mientras la lluvia comenzaba arreciar más.

Los ojos plateados centellaron, mientras se tornaban ligeramente rojos, al invocar una pequeña bola de fuego, que se asemejaba al sol.

—Solo ha sido una hora, y lo mismo de ahora te espera mañana —comentó la chica marchándose con la escoba en su hombro.

Toda adormilada, Destiny intentaba leer el profeta de ese día, y atender a Hermione, pero ni después de tres tazas de café, pudo levantarse. Andaba cansada y con sueño, parecía que los ojos se iban.

—¿A dónde demonios fuiste anoche? —le cuestionaba Hermione.

—Estuve entrenando, ya sabes con Snape —responde en un bostezo, tomando distraídamente su plato, para darle un sorbo, sin darse cuenta de que estaba equivocada, hasta que Hermione, le hizo bajar el plato y reemplazarlo por su taza de café, nuevamente llena.

—Ya llevas cuatro.

Eso no iba a ser suficiente para no dormirse entre clases, estaba tan cansada, que los hechizos desvanecedores no le salieron también como la profesora McGonagall esperaba. Por lo que no se estaba salvando en ningún momento por otra mala noche en vela, haciendo tarea; sin misericordia alguna las profesoras McGonagall, Grubbly-Plank y Sinistra les pusieron aún más deberes.

—¿Estas bien? —le cuestionó Elías, cuando estaba en adivinación, y la chica cabeceaba para adelante, la cual no respondía ya que estaba cayendo dormida—. ¡Destiny!

La levanto de un susto.

—¡Evanesco! —como resultado desapareció la mesa, los libros cayeron en el pie de cada propietario—. Demonios...

Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora