Capitulo 23. Siendo Sinceros.

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Gracias a la persona que vio mi error.


La noticia del enfrentamiento de Harry con la profesora Umbridge se había extendido a una velocidad increíble, contrariamente a lo que solía suceder en Hogwarts. Mientras comían, Destiny no intercambio palabra o mirada con el acusado, puesto que él solo se lo había buscado. Ninguno de los que susurraban parecía importarle que Harry se enterara de lo que estaban diciendo de él. Más bien al contrario: era como si estuvieran deseando que se enfadara y se pusiera a gritar otra vez, para poder escuchar su historia directamente.

—Dice que vio cómo asesinaban a Cedric Diggory...

—Asegura que se batió en duelo con Quien-tú-sabes...

—Anda ya ...

—¿Nos toma por idiotas?

—Yo no me creo nada...

—Lo que no entiendo —comentó Harry con voz trémula, dejando el cuchillo y el tenedor, pues le temblaban demasiado las manos para sujetarlos con firmeza— es por qué todos creyeron la historia hace dos meses, cuando se la contó Dumbledore...

—Verás, Harry, no estoy tan segura de que la creyeran —replicó Hermione con desánimo—. ¡Vamos, larguémonos de aquí!

Ella dejó también sus cubiertos sobre la mesa; Ron, apenado, echó un último vistazo a la tarta de manzana que no se había terminado y los siguió.

—¿Vienes? —le cuestionó Ron.

—No, tengo algo más importante que hacer —respondió Destiny mirando de soslayo a Harry. Se llevo a sus labios el vaso medio lleno de jugo de calabaza, mientras leía el aburridísimo libro de Defensa Contra las Artes Oscuras, queriéndole dar puntos a favor al sapo rosa.

—Des —saludan sentándose enfrente de la chica, por Eliot.

—Eliot —saludó al chico sin muchos ánimos.

—Vamos Des, ¿puedes darme una oportunidad? —le pedia el chico suplicante, la chica giro los ojos, e intento ignorarle, intentando concentrarse mejor en la lectura que aborrecia con toda su alma—. ¿Me vas a ignorar?

La chica alzo ambas cejas.

—No me puedes ignorar por siempre —señalaba el chico, mientras observaba los lados, quienes apartaron sus miradas curiosas del par—, hay cosas entre nosotros, y la siguen habiendo, ¿no crees?

Soltó un resoplido, mirando su reloj, el cual cantaba que faltaban menos de media hora, por lo que cerró su libro, tomando de un solo trago lo que restaba de su jugo.

—¡Destiny! —alzó la voz, mientras la chica giraba los ojos, ignorando al mucho de alta estatura. Los demás alumnos no le quitaron el ojo de encima hasta que salió del comedor, con dirección al tercer piso, donde se encontraba Fluffy.

Abrió la puerta sin siquiera tocar, el cuarto ya no era de Fluffy por lo visto, se había vuelto en una clase de casa, con una perfecta arena de entrenamiento, no como la improvisada que ocupaba un espacio alterno en la casa de los Blacks. Esta tenia como sacos de golpeo, varios objetos de piedra donde sobresalían brazos de piedra, y en el medio se encontraba una inmensa pista de combate con algunas cosas extrañas colgando sobre esta.

—Mik —dijo Destiny entre el asombro del lugar—. Miklaus —paraba en que cerca habían unas escaleras, por las cual subía para conocer el lugar donde el hombre tal vez y viviría.

Se asombro mas al ver que parecía contener mucho lujo, eran dos pisos parecido a un loft, la parte baja con unos cuantos libreros de piedra, repleto de libros enfrente de ellos había una cómoda y pequeña sala, parecía contener una pequeña cocina, la cual solo incluía una alacena, unas clases de contenedores y una estufa, existía una parte superior, la cual Destiny no pudo explorar, ya que se asomaba la piel desnuda y bronceada de Miklaus por ella.

Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora