Destiny estaba sentada junto con sus amigos a la espera de la aparición de Sirius, aunque podría estar realizando su tarea, su mente seguía en la sala de entrenamiento, sentía sus labios que estaban algo secos, pero no importaba, porque estaban a puntos de ser besados por alguien mayor. Deseaba por poder contárselo a Hermione, pero sabia que ella no estaría de acuerdo.
Solto un resoplido de decepción, hundiéndose en el sillón, observando que el corro que rodeaba a los gemelos Weasley se dispersó; entonces Fred, Lee y George se sentaron para contar sus beneficios, de modo que era más de medianoche cuando Destiny, Harry, Ron y Hermione dispusieron por fin de la sala común para ellos solos. Fred había cerrado la puerta de los dormitorios de los chicos tras él, agitando ostentosamente su caja llena de galeones, y Destiny sonrio con suavidad.
Logró terminar con los deberes, la redacción de pociones, y hacer un ensayo del libro de Umbridge. Cuando estaba guardando sus libros, Ron, que dormitaba en una butaca, soltó un gruñido ahogado, despertó y miró con cara de sueño la chimenea.
—¡Sirius! —exclamó.
La oscura y despeinada cabeza de Sirius había vuelto a aparecer entre las llamas.
—¡Hola! —saludó sonriente.
—¡Hola! —corearon Harry, Destiny, Ron y Hermione, y se arrodillaron en la alfombra que había delante de la chimenea. Crookshanks se acercó al fuego, ronroneando ruidosamente, e intentó, pese al calor, acercar su cara a la de Sirius.
—¿Cómo va todo?
—No muy bien —contestó Harry mientras Hermione apartaba a Crookshanks para que no se chamuscara los bigotes—. El Ministerio ha aprobado otro decreto por el que quedan prohibidos los equipos de quidditch...
—... ¿y los grupos secretos de Defensa Contra las Artes Oscuras? —preguntó Sirius.
Hubo una breve pausa.
—¿Cómo sabes eso? —inquirió Harry.
—Deberíais elegir con más cuidado vuestros lugares de reunión —repuso Sirius sonriendo abiertamente—. Mira que escoger Cabeza de Puerco, ¡menuda ocurrencia!
—¡Bueno, no me negarás que era mejor que Las Tres Escobas! —replicó Hermione a la defensiva—, porque ese local siempre está abarrotado de gente...
—Lo cual significa que no habría sido tan fácil que os oyeran —comentó Sirius—. Todavía tienes mucho que aprender, Hermione.
—¿Quién nos oyó? —preguntó Harry.
—Mundungus, por supuesto —respondió Sirius, y como todos parecían muy desconcertados, rió y añadió—: Era la bruja del velo negro.
—¿La bruja era Mundungus? —se extrañó Harry, atónito—. ¿Y qué hacía en Cabeza de Puerco?
—¿A ti qué te parece que hacía allí? —dijo Sirius, impaciente—. Vigilarte, claro.
—¿Todavía me siguen? —preguntó Harry con enojo.
—Sí —confirmó Sirius—, y me alegro de que así sea, si lo único que se te ocurre hacer en la primera excursión es organizar un grupo ilegal de defensa.
Pero Sirius no parecía ni enfadado ni preocupado, sino que, al contrario, miraba a Harry con evidente orgullo.
—¿Por qué se escondió Dung de nosotros? —inquirió Ron un tanto decepcionado—. A todos nos habría encantado verlo.
—No a todos —aclaró Destiny, sin despegar la mirada del rostro de Sirius.
—Le prohibieron la entrada en Cabeza de Puerco hace veinte años —explicó Sirius—, y ese camarero tiene una memoria de elefante. Perdimos la capa invisible de recambio de Moody cuando detuvieron a Sturgis, de modo que últimamente Dung se disfraza a menudo de bruja... En fin, antes que nada, Ron, me he comprometido a hacerte llegar un mensaje de tu madre.
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Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)
FantasíaDestiny ha cambiado, desde psicológica, hasta físicamente, los sucesos ocurrido el curso pasado, dejaron marca permanente en la chica, su habilidad de predicir el futuro se volvio una maldicion. Nuestra protagonista ha pasado un verano entre el Qui...