Capitulo 40. Gigantes.

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—Suspendidos —dijo Angelina con voz apagada aquella noche en la sala común, Harry y George habían llegado después de un rato con ella noticia—. Suspendidos de por vida... Nos hemos quedado sin buscador y sin golpeadores. ¿Qué vamos a hacer ahora?

No tenían la sensación de haber ganado el partido. Allá donde mirara, Destiny sólo veía caras de desconsuelo y de enfado; los miembros del equipo estaban repantigados alrededor de la chimenea; todos excepto Ron, al que nadie había visto desde que había finalizado el partido.

—Es una injusticia —declaró Alicia, como atontada—. ¿Qué ha pasado con Crabbe y con esa bludger que te lanzó después de que sonara el silbato? ¿Acaso a él lo han suspendido?

—No —contestó Ginny con tristeza; ella y Hermione estaban sentadas a ambos lados de Harry—. Sólo tiene que copiar algo, he oído a Montague reírse de eso en la cena.

—¡Y suspender a Fred, cuando él no ha hecho nada! —añadió Tom, furioso, golpeándose la rodilla con el puño.

—No he hecho nada porque no me habéis dejado —intervino él con una expresión muy desagradable en la cara—. Si no me hubierais sujetado, habría hecho puré a ese cerdo.

Destiny miraba a Fred, que tenia la mirada fija en la chimenea. Estaba nevando. La snitch que Harry había atrapado en el partido volaba en esos momentos describiendo círculos por la sala común; los estudiantes la miraban como hipnotizados, y Crookshanks saltaba de una butaca a otra intentando cogerla.

—Voy a acostarme —anunció Angelina, y se puso lentamente en pie—. A lo mejor resulta que todo esto no es más que una pesadilla... A lo mejor mañana me despierto y me doy cuenta de que todavía no hemos jugado el partido...

Alicia y Katie no tardaron en seguirla. Fred y George se fueron a la cama poco después y fulminaron con la mirada a todo aquel con el que se cruzaron; Ginny también se marchó enseguida. Harry, Destiny y Hermione fueron los únicos que se quedaron junto al fuego.

—¿Han visto a Ron? —les preguntó Hermione con voz queda. Negaron con la cabeza—. Creo que nos evita. ¿Dónde creen que...?

Pero en aquel preciso momento oyeron un crujido detrás de ellos. El retrato de la Señora Gorda se abrió y por el hueco entró Ron. Estaba tremendamente pálido y tenía nieve en el pelo. Al ver a Harry, a Destiny y a Hermione, se quedó paralizado.

—¿Dónde has estado? —le preguntó ésta con inquietud levantándose de un brinco.

—Paseando —balbuceó Ron. Todavía llevaba puesto el uniforme de quidditch.

—Debes de estar congelado —observó Hermione—. ¡Ven y siéntate aquí!

Ron se acercó a la chimenea, se dejó caer en la butaca más alejada de Harry y Destiny, esquivando su mirada. La snitch robada seguía volando por encima de sus cabezas.

—Perdonenme —murmuró Ron mirándose los pies.

—¿Por qué tengo que perdonarte? —preguntó Harry.

—Por creer que podía jugar al quidditch —respondió Ron—. Voy a renunciar mañana por la mañana.

—Si renuncias —repuso Harry con fastidio— sólo quedarán tres jugadores en el equipo. —Como Ron lo miraba con extrañeza, Harry añadió—: Me han suspendido de por vida. Y también a Fred y a George.

—¿Qué? —gritó Ron.

Hermione le contó la historia con todo detalle porque Harry se sentía incapaz de volver a explicarla. Cuando hubo terminado, Ron parecía aún más angustiado.

Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora