Capitulo 56. Firenze.

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Destiny no pudo volver a entablar una conversación tan sincera con Ian. Era la hora del desayuno, dos días después del despido de la profesora Trelawney, comiendo su fruta, observaba a Ian, pero cuando este atrapaba su mirada, la chica la evadía y observaba a Parvati que se estaba rizando las pestañas con la varita y examinaba el resultado en la parte de atrás de una cuchara.

—¿Qué haces? —preguntaba desconcertada—. Las varitas no son para maquillarte.

La morena giró sus ojos.

—Por favor, Des, hace unas semanas estabas como loca arreglándote para una cita —replicaba, la casi pelirroja se atraganto, dándose unos golpes en el pecho para pasar la comida—. Por cierto, ¿con quien saliste? Gosswarts ya no dice nada... desde el ED.

Complicada, prefirió llenar su boca de comida, mientras miraba que Harry, escucho esa platica, y con simplicidad sonreía con las frutas en la boca, y luego se ocultaba detrás del profeta, para evadir la platica.

—Supongo que ahora lamentarás haberte dado de baja de Adivinación, ¿verdad, Hermione? —comentó Parvati con una sonrisita de suficiencia.

Aquella mañana iban a tener la primera clase con Firenze.

—Pues no, la verdad —contestó Hermione con indiferencia—. Nunca me han gustado los caballos.

—¡No es un caballo, es un centauro! —exclamó Lavender, indignada.

—Un centauro precioso, por cierto —añadió Parvati.

—Ya, pero sigue teniendo cuatro patas —comentó Hermione fríamente—. Además, ¿vosotras dos no estabais tan disgustadas porque habían despedido a la profesora Trelawney?

—¡Y lo estamos! —le aseguró Lavender—. Fuimos a verla a su despacho y le llevamos un ramo de narcisos, y no eran de esos que graznan de la profesora Sprout, sino unos muy bonitos.

—¿Cómo está? —preguntó Harry.

—No muy bien, pobrecilla —respondió Lavender con compasión—. Se puso a llorar y dijo que prefería marcharse para siempre del castillo a permanecer bajo el mismo techo que Dolores Umbridge, y no me extraña, porque la profesora Umbridge ha sido muy cruel con ella, ¿no os parece?

—Tengo la sospecha de que la profesora Umbridge no ha hecho más que empezar a ser cruel —dijo Destiny con un poco de rabia.

—Imposible —terció Ron, que se estaba zampando un gran plato de huevos con beicon —. No puede volverse peor de lo que es.

—Ya verás, intentará vengarse de Dumbledore por haber nombrado a un nuevo profesor sin consultarlo con ella —sentenció Destiny mientras cerraba el periódico—. Y más aún tratándose de un semihumano. ¿Os fijasteis en la cara que puso al ver a Firenze?

Después de desayunar, Hermione fue a su clase de Aritmancia, y Destiny, Harry y Ron siguieron a Parvati y Lavender al vestíbulo, pues tenían clase de Adivinación.

—¿No hemos de subir a la torre norte? —preguntó Ron, desconcertado, al ver que Parvati no subía por la escalera de mármol.

La chica lo miró desdeñosamente por encima del hombro.

—¿Cómo quieres que Firenze suba por esa escalerilla? Ahora las clases de Adivinación se imparten en el aula once. Ayer pusieron una nota en el tablón de anuncios.

—Tiene un punto —aunque antes de empezar una platica trivial con sus amigos, fue apartada por Lavender y Parvati—. ¿Qué les sucede?

—Sabes hay muchas chicas en la escuela que nos preguntan por ti —respondia como si fuera un secreto, ya que observaba los alrededores—. Has bajado un montón de peso, estas mas delgada que nunca, el busto y el trasero te ha crecido considerablemente...

Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora