Llego un cuanto tarde a Adivinación, sentándose en su lugar junto a Neville y Elias, este le dedicó una sonrisa cuando tomó su asiento en el caluroso y perfumado ambiente del aula de Adivinación, correspondiendo con gruñido y volteando los ojos. La profesora Trelawney volvió a repartir ejemplares de El oráculo de los sueños.
Dando un porrazo, la profesora Trelawney dejó un ejemplar del libro de texto sobre la mesa que había entre Harry y Ron, y se alejó con los labios fruncidos. Lanzó el siguiente ejemplar de El oráculo a Seamus y Dean, rozando la cabeza de Seamus, y el último libro se lo puso a Neville en el pecho con tanto ímpetu que éste se cayó del puf donde estaba sentado.
—¡Ya podéis empezar! —gritó la profesora Trelawney con una voz chillona y un tanto histérica—. ¡Ya sabéis lo que tenéis que hacer! ¿O soy una profesora con un nivel de conocimientos tan bajo que ni siquiera os he enseñado a abrir un libro?
Los alumnos la observaron perplejos y luego se miraron unos a otros. Sin embargo, Destiny creyó comprender cuál era el motivo del enfado de la profesora Trelawney. Cuando ella volvió haciendo ademanes a su silla, con los ojos agrandados por las gafas de aumento y llenos de lágrimas de rabia. Pero tenia suficiente problemas como para interesarle los de alguien mas.
—Profesora... —dijo Parvati Patil con voz queda (Lavender y ella siempre habían admirado enormemente a la profesora Trelawney)—. Profesora, ¿le ocurre... algo?
—Des...
—¡¿Si me ocurre algo?! —se interrumpio por la exclamación de la profesora Trelawney con una voz cargada de emoción—. ¡No, claro que no! Me han insultado, desde luego... Han hecho insinuaciones contra mí... Han formulado acusaciones infundadas... Pero ¡no, no me ocurre nada! —Inspiró hondo con un estremecimiento y dejó de mirar a Parvati; las lágrimas resbalaban por debajo de sus gafas—. No me importa que no hayan tenido en cuenta mis dieciséis años de abnegado servicio... —prosiguió entrecortadamente—. Por lo visto, eso ha pasado desapercibido... Pero ¡no voy a permitir que me insulten, no, señor!
—Pero profesora, ¿quién la ha insultado? —preguntó Parvati con timidez.
—¡Las autoridades! —contestó la profesora Trelawney con una voz grave, dramática y temblorosa—. Sí, aquellos que tienen los ojos tan cegados por las cosas vulgares que no pueden ver como yo veo, para saber como yo sé... Las videntes siempre han inspirado temor, desde luego; siempre han sido objeto de persecución... Ése es, lamentablemente, nuestro destino.
A continuación, tragó saliva, se secó las mejillas con una punta del chal, sacó un pequeño pañuelo bordado de la manga de su túnica y se sonó la nariz, produciendo un ruido como el que producía Peeves al hacer pedorretas.
Ron rió por lo bajo y Lavender le lanzó una mirada de reprobación.
—Profesora... —dijo Parvati—, ¿se refiere a... la profesora Umbridge?
—¡No menciones a esa mujer en mi presencia! —gritó la profesora Trelawney poniéndose en pie; sus collares de cuentas tintinearon y sus gafas lanzaron destellos—. ¡Haced el favor de seguir con vuestro trabajo!
Destiny ignoro las rabietas que soltaba la profesora, mientras Neville relataba nuevamente su sueño, pero sus compañeros no le prestaban atención.
—Me gusto lo de anoche —comentó en voz baja.
—A mi también me gusto el teatro —correspondio Destiny tomando el libro y mirando a Neville un poco malhumorada—, perdona, Neville, pero su majestad no me dejo escucharte, puedes volverlo a repetir.
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Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)
FantasyDestiny ha cambiado, desde psicológica, hasta físicamente, los sucesos ocurrido el curso pasado, dejaron marca permanente en la chica, su habilidad de predicir el futuro se volvio una maldicion. Nuestra protagonista ha pasado un verano entre el Qui...