Capítulo 37: El otro lado

5.8K 601 171
                                    


Lucius Malfoy nunca había destacado por su paciencia, pero en los últimos días ésta se había puesto a prueba hasta el exceso. No obstante, sus rasgos estaban congelados en un gesto impasible, sabiendo que aunque no fuera el centro de atención en este evento, tenía sus propios observadores. Para empezar, su hijo Draco le miraba intensamente, en busca de una pista que le permitiera adivinar cómo actuar en aquella extraña situación.

Lucius se quedó al extremo de la plataforma sobre la cual el profesorado de Hogwarts solía hacer sus comidas, contemplando cómo el Ministro Fudge y otros candidatos eran manipulados de forma experta por Dumbledore y sus secuaces. El Gran Comedor estaba repleto de gente, no sólo a causa de los estudiantes que habían regresado la víspera de sus vacaciones, sino también por Aurores y prensa que representaba a todos y cada uno de los periódicos de Gran Bretaña. Si el Chico­Que­Vivió desaparecía, raptado según decían los rumores, iba a ser la noticia del siglo. Al menos, hasta que la semana siguiente ocurriera algo que hiciera que tal acontecimiento pareciera risible por comparación...

Lucius había tenido una pequeña entrevista privada con el Ministro Fudge cuando uno de los espías de éste o, como decía el funcionario, de sus "ayudantes"­ le había informado de que algo le había ocurrido a Potter. Dumbledore había estado hablando con varios miembros del Wizengamot y del Departamento de Aurores. Una docena de candidatos cuyos espías ­o mejor dicho, "ayudantes"­ también les habían informado de lo ocurrido habían seguido a Fudge, generando el caos a su paso en el Ministerio. Lucius había ido también, con la esperanza de conseguir información útil sobre la situación.

Su primera idea había sido ir directamente a contarle a Lord Voldemort que Potter podía estar perdido. Lo malo era que no estaba seguro de ello. Oh, por supuesto que algo estaba sucediendo: al parecer Lord Brand de las Tierras de Invierno había "llevado" a Potter a alguna parte, pero Lucius no tenía la menor idea de dónde era. Y aunque Dumbledore parecía férreamente convencido de que había que recuperar a Potter, estaba dificultando tremendamente la labor a todo aquel que intentara descubrir a dónde podían haber llevado al chico, incluyendo a los Aurores cuyo trabajo hubiese sido encontrarle.

No había pasado mucho rato antes de que todo aquel jaleo se trasladara a Hogwarts, para interrogar a los testigos según Fudge. En la escuela la historia se había tornado aún más intrincada. Los tres únicos testigos, dos de los Wesley y la chica sangre sucia Granger, parecían a todo efecto víctimas de un hechizo estupidificador, puesto que eran incapaz de dar una respuesta clara a nada que los preguntaran. En cuanto a los profesores... McGonagall declaraba que Potter estaba en Alemania, Flitwick aseguraba que estaba en Francia, Sprout afirmaba que estaba en Rusia, y Hagrid tuvo el descaro de decir que se lo habían llevado a Hawái. El único lugar que no había sido sugerido ni una vez eran las Tierras de Invierno, lo cual significaba, por supuesto, que era el lugar más probable en el que podía estar el chico. Pero sin pruebas exactas, incuestionables, seguras, Lucius no se atrevía a llevar a Voldemort tal información.

Se estremeció ante la idea de presentarse ante Lord Voldemort ahora mismo. Aún sufría un ligero temblor en el brazo izquierdo tras la última ocasión en que había tomado la iniciativa y tratado de lograr el favor del Señor Oscuro. Unos segundos más bajo la maldición Cruciatus y hubiese sufrido daño en el sistema nervioso de forma permanente... y posiblemente hubiera enloquecido. En realidad, todavía no sabía siquiera qué había hecho mal.

Cuando Voldemort había regresado, sentía disgusto por el cuerpo en el que se había visto atrapado: realmente, sus rasgos reptilianos resultaban repugnantes. Lucius había comenzado a buscar una poción que le hiciera recobrar su forma humana en toda su gloria pasada, y tras numerosos gastos, había triunfado al fin. Extrañamente, durante el tiempo que le había tomado a Lucius encontrar la poción restauradora, Voldemort parecía haberle cobrado aprecio a su nuevo aspecto. El Señor Oscuro seguía tornándose cada vez más reptilesco, o así se lo parecía a Lucius cada vez que le veía. Cuando le había presentado la poción, explicándole sus efectos, Voldemort había montado en cólera, destruyendo la poción y casi matando a Lucius en el proceso.

La Piedra del MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora