Kingsley Shacklebolt estaba sorprendido de lo rápido que una muy respetable clínica médica fue instalada en la Mansión Malfoy. Él y Draco habían consultado con los medimagos que Lucius había recomendado y llegaron al acuerdo de colocar la enfermería en el salón de baile, dividiendo el amplio espacio con cortinas. Más allá de la asistencia física, las pociones y demás suministros llegaban del mismo Hogwarts, o de algunos de los mejores proveedores Europeos. Una vez instaladas las camas, Kingsley había comenzado a visitar a los magos y brujas en su lista de Mortífagos Británicos, para así empezar una entrega constante de personas heridas y drenadas mágicamente. Había anticipado la resistencia, o recelo como mínimo, cuando él, un bien conocido Auror, se acercaba a los Mortífagos para ayudarlos a conseguir una relativa seguridad. Sin embargo, ese no fue el caso, para nada. Muchas de estas personas estaban, primero y principal, sintiéndose profundamente traicionados por su Señor Tenebroso, sin tener en cuenta el nivel de agotamiento o heridas colaterales. Ninguno de los que fue capaz de encontrar se rehusó a ser llevado a la Mansión Malfoy.
Aparte de aproximadamente una docena de Mortífagos que no fue capaz de hallar en sus hogares o lugares más frecuentados, Kingsley había recolectado, para lo noche del miércoles, a todos los de la lista entregada por Snape y Malfoy. El jueves, se dedicó a releerla en busca de todos aquellos en la enfermería capaces de ser interrogados, para identificar a otros que podrían necesitar asistencia. Varios de los Mortífagos a los que se acercó estaban reluctantes de hablar con él, pero para el tiempo en que uno aceptó a cooperar, la resistencia acabó. Luego de conseguir algunos nombres nuevos, Abner Goyle, el primero dispuesto a ayudar, sugirió que él continuaría la discusión con sus colegas para que Kingsley pudiera utilizar su tiempo libre en juntar al resto de Mortífagos que faltaba encontrar. Fue un gesto de asociación notable, y un proceso muy eficiente.
Todos parecían ser conscientes de la existencia de una habitación cerca de las ventanas donde sus antiguos compañeros dormían, y todos evitaban acercarse allí. Los medimagos eran excelentes, y estaban logrando increíbles resultados para muchos de los que mantenían en su cuidado, pero había unos cuantos ex Mortífagos que se encontraban despojados de su magia de manera total, y experimentaban el hechizo durmiente en su nueva forma como muggles. Los medimagos habían intentado todo lo que se les había ocurrido para restaurar su magia, o para despertarlos, pero al final, tuvieron que aceptar que estos individuos se encontraban más allá de su ayuda. Pareció lo más prudente el ubicarlos a todos juntos en caso de que necesitaran cualquier clase de cuidados, y también pareció ser una buena idea, ya que la vista de sus compañeros dormidos parecía alterar bastante a los demás residentes en la enfermería.
La recolección del día jueves fue muy distinta para Kingsley en relación a la del día anterior; la gente a la que había contactado habían sido generalmente muy discretos acerca de su estatus y nunca saliendo a la luz su alianza con Voldemort. Ahora se encontraba visitando a algunos de los más finos hogares en Gran Bretaña y reuniéndose con los patriarcas de las familias más antiguas, personas acostumbradas a hacer las preguntas y tener el control. Mientras que su trabajo el día miércoles involucró a personas agradecidas por la seguridad y ayuda ofrecida, las visitas de éste día lo hicieron recurrir a su entrenamiento como Auror. Debió pasar una gran cantidad de tiempo hablando con cada uno a los que visitó, viéndose envuelto en varios combates verbales con la mayoría. El hecho de que llegara vestido con sus exóticas túnicas Africanas siempre ayudaba, ya que no lucía como un empleado del Ministerio, especialmente no un Auror. Fue por eso que continuó usando esa túnica, a pesar de que su familia llevara viviendo en Gran Bretaña desde hacía quinientos años. Su grave y profunda voz también fue de ayuda, imponiendo seriedad a sus palabras por el peso del sonido. Mientras se entrevistaba con cada uno de estos supuestos y/o clandestinos Mortífagos, observó y evaluó cuidadosamente si presentaban heridas o drenaje en sus magias, y contempló la reacción a los nombres citados (Cornelius Fudge, Amelia Bones, Harry Potter, Lucius Malfoy) para utilizar sus más persuasivos argumentos y que de esa forma lo acompañaran a la Mansión Malfoy. En algunos casos, fue necesario el inventar una historia creíble de contar a las familias y socios de negocios para explicar un viaje de varios días para visitar a los Malfoy. Fue un poco irritante el contar la historia una y otra vez, pero resultó necesario para todos aquellos con los que se reunió. Por su estimación, solo uno de sus encuentros del día jueves fue con alguien que NO era un Mortífago. Era una bruja entrada en años, quien parecía no tener ningún signo de agotamiento mágico. Luego de un intercambio de palabras, finalmente le mostró a Kingsley su antebrazo sin marcar y explicó.
ESTÁS LEYENDO
La Piedra del Matrimonio
FanfictionPara evitar las maquinaciones del Ministerio, Harry debe casarse con el reacio Severus Snape. Pero el matrimonio con Snape es solo el comienzo de los problemas de Harry. Voldemort ha regresado, y en poco tiempo el matrimonio de Harry puede determina...