Capítulo 86: Furia

5.3K 460 99
                                    


Ojos verdes parpadearon al abrirse, reflejándose directamente en unos color ébano. Hasta ahora, todo perfecto. Harry podía ver que había estado durmiendo en los brazos de Severus. También perfecto. Mientras se estiraba un poco preparando sus músculos para impulsarlo fuera de la cama, se dio cuenta de que había estado durmiendo en los brazos de Severus sin ningún tipo de ropa. Definitivamente nada perfecto.

Los ojos color ébano mirándolo reconocieron el instante en que experimentó la incomodidad. La postura despreocupada fue remplazada instantáneamente por una que gritaba a los cuatro vientos timidez e incertidumbre. Un hermoso joven se encontraba de golpe sacudido por el miedo de ser horrible y poco deseable ¿cómo en la tierra podía ser eso posible? Era incómodo de ver, y Severus no lo ignoraría.

–Harry, ¿por qué te tensaste de esa manera? Estabas estirado, tan relajado, y en un parpadeo te ves como si quisieras esconderte. ¿Pasó algo? –preguntó. Aquellos ojos verdes esquivaron su mirada, faltándoles la confianza para enfrentarlo.

–No lo sé.

–Eres, sin ninguna duda el joven más deleitable que creo haber visto jamás. Tienes la más perfecta, cremosa piel, y una hermosa musculatura. ¿Por qué intentas ocultarte? ¿Por qué no quieres que te vea? –La duda en esos ojos ante su declaración era angustiante. Con un suspiro, Severus se elevó hasta estar sentado, apoyándose en el cabecero de la cama y jaló a Harry para que se sentara entre sus piernas, descansando sobre su pecho. Había mejores, mucho más pasionales formas de empezar el día, pero deberían esperar. Harry necesitaba algo más en este momento.

Acaricio al joven con una gentileza que ni Severus sabía que tenía, frotando sus brazos, su espalda y sus piernas. Tomo varios minutos, pero finalmente Harry comenzó a relajarse y se dejó caer en el pecho de Severus. El hombre continuó sus caricias gentiles a medida que comenzó a hablar.

–Harry, te fue dicho por personas totalmente ciegas que eras horrible, por personas ignorantes que no eras inteligente, quienes se comportaban de manera atroz que eras un fenómeno. Ya hemos discutido esto. ¡Ellos eran los horribles, estúpidos fenómenos! No puedes permitirte ser definido por sus visiones limitadas, eres demasiado superior para eso. Te lo he dicho antes, y seguiré haciéndolo; eres hermoso. Pasaste el día de ayer trabajando con varios de los magos más inteligentes del mundo, en uno de los encantamientos más complicados jamás creados por hechiceros, y añadiste importantes y sustanciales contribuciones para su creación. Tienes poder más allá de lo imaginable, que utilizas con infinita consideración hacia los demás.

Las comisuras de sus labios se elevaron en una pequeña sonrisa mientras escuchaba la lluvia de elogios que Severus le estaba dedicando. Podía sentir como comenzaba a ruborizarse. Severus continuó las caricias y mimos por un tiempo, finalmente sujetando la barbilla de Harry y elevando su rostro.

– ¿Entiendes que tan especial eres?

La sonrisa creció. El joven no iba a decir nada, pero su postura comenzó a señalar aceptación sino es que completa comodidad en su propia piel.

Se puso de pie y ayudo a Harry a salir de la cama, guiándolo hacia el baño para su rutina matutina mientras él juntaba sus ropas y comenzaba a vestirse. Cuando Harry retornó, Severus utilizó el baño y ambos se vistieron en sorprendente poco tiempo para desayunar.

–Así que, ¿tienes planes para hoy, Severus? –una vacilante voz preguntó.

–Ciertamente los tengo. Esta tarde, voy a estar cocinando una cena muy especial, puesto que tengo una cita con un atractivo joven y le prometí que cocinaría para él. La noche aparenta ser muy agradable –Harry estaba muy complacido de que Severus recordara, e incluso sugiriera que se encontraba ansioso por su cita.

La Piedra del MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora