Capítulo 59: Algo maligno

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Para todos los habitantes del castillo las dos siguientes semanas fueron bastante movidas. Los estudiantes volvieron de las vacaciones mientras el campo de quidditch sufría rápidas transformaciones a manos de docenas de obreros, que entraban y salían a todas horas, de día y de noche. Cuando Dumbledore anunció que cualquier estudiante por encima de los dieciséis podía hacer las pruebas para entrar al equipo nacional, la excitación había sido casi palpable entre los alumnos.

Para Harry, la presión era doble puesto que todos los Gryffindors querían que pasara la prueba, y por mucho que les explicara lo peligroso que sería eso para todos los implicados, seguía habiendo muchos que pensaban que el riesgo valía la pena. Al fin y al cabo, se trataba de quidditch.

Aparte, se encontró con que le daba mil vueltas a todo cuanto Severus le decía. Incluso un comentario inocuo o una pregunta corriente sobre cómo le había ido el día dejaba a Harry meditabundo, preguntándose qué querría decir. ¿Estaría realmente interesado en su rutina, o sólo era educado...?

También se había vuelto muy consciente de cada roce casual. Era como si desde el beso, su cuerpo se hubiese sensibilizado a la presencia de Severus. Ahora más que nunca se daba cuenta de la magia que notaba emanar del hombre, vibrando justo debajo de la piel. ¡Hubiese sido tan fácil volverse adicto a aquella sensación, convertirla en un ansia...!

Aunque el beso no se repitió, Severus parecía estar más atento de lo habitual con él; eso le relajaba, ya que parecía confirmar lo que Hermione le había dicho sobre su relación, que Severus sentía afecto por él. Pero, por primera vez en su vida, Harry temía que llegara su cumpleaños, que le obligaría a tomar una decisión sobre un tema tan confuso.

El día antes de las pruebas nacionales, empezaron a llegar las masas de gente. Los jugadores profesionales de todos los equipos de la liga trataban de conseguir el puesto, atrayendo con ellos a las legiones de fans que cada uno de ellos tenía, y que querían tener la oportunidad de verles jugar en directo. Hogsmead se llenó de gente, y empezaron a aparecer tiendas en los alrededores del camino a Hogwarts. Fiel a su palabra, Dumbledore no admitió a nadie en el castillo, rechazando incluso a los jugadores famosos que pidieron asilo; sólo los grupos de aurores que habían venido para controlar al populacho tuvieron permiso para entrar.

Las clases continuaron con relativa normalidad debido al esfuerzo de los profesores; pero muchos de ellos también estaban emocionados y a la expectativa. Al fin y al cabo, pocos magos y brujas no amaban el quidditch, o tenían un jugador o equipo favorito. Todos tenían entrada para ver el evento.

El día de las pruebas, Harry se despertó con una ligera migraña, como si se hubiese pasado la noche combatiendo negras pesadillas. Por supuesto no era así, ya que había tomado su poción contra ellas, y había dormido profundamente. Sin embargo, se sentía inquieto y decidió desayunar por una vez en su cuarto, en vez de enfrentarse al caos reinante en el comedor.

No resultó ninguna sorpresa que Severus se sentara con él a la pequeña mesa que Dobby había preparado. Cuando el fuego llameó y Sirius y Remus entraron a la habitación, Severus ni protestó. Los dos hombres se añadieron a tomar el cuantioso desayuno traído por el elfo doméstico.

Harry sabía que los tres hombres estaban nerviosos debido a la seguridad. Harry, al igual que el resto de estudiantes, tenía que acudir a las pruebas. El Ministro había decidido que sería una muestra de orgullo nacional si todos los estudiantes se presentaban vestidos de sus colores de casa, cada uno de ellos llevando además una bandera inglesa. Como aquel evento sería cubierto de forma exhaustiva tanto por la prensa nacional como por la internacional, el Ministro había buscado lograr un gran impacto visual de cara a las fotos. Y pese a que no podía obligar a Harry a pasar las pruebas -cosa que le había puesto considerablemente furioso-, sí que podía exigir que todos los estudiantes estuviesen presentes, como parte de una actividad escolar.

La Piedra del MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora