Olvido y Perdón.

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<Año: 2005>

A pesar de lo sucedido en Hennigsdorf y de la invitación de visitar Belka por primera vez de Altair, seguí con mi vida en Europa. Aunque mi mamá y Lyza ya no estaban conmigo, me fui con mi papá a Colonia, quien tenía un lujoso departamento cerca del río Rin. Quizás ya les había mencionado que mi papá trabajaba en una universidad y en un laboratorio a la vez.

Antes de que me mudara, estuve en Frankfurt con mis tíos, quienes no me despegaban el ojo de encima. Me aburría en esa casa, aunque eso terminó cuando nos fuimos a Colonia y donde tuve que seguir asistiendo a la escuela después de largas pruebas, que me hicieron para comprobar qué tanto había aprendido.

Entré de nuevo a la escuela el día 16 de Abril, 15 días después de que me hicieran el Test y que me hospedara en la casa de mi papá. Altair me visitó ese mismo día a las 5 de la madrugada, diciéndome que podía cambiar las tonalidades de mi pelo y ojos para no parecer tan 'rara'. También me contó que era la única perteneciente a Amenis que estaba en Europa, pero que ella se iba a asegurar de que nada me pasara.

En la mañana de ese mismo día, me levanté como cualquiera lo haría para ir a la escuela: me di una ducha, me vestí con un uniforme que me había dado Altair y salí luego de haber desayunado como corresponde. Estaba un tanto nerviosa ya que no tenía a Lyza al lado mío para que me dijera lo que había que hacer.

Luego de un rato caminando, me doy cuenta de que estaba perdida, sin tener ni la más remota idea de dónde diablos me había metido o si llegaría a tiempo a la escuela, aunque faltaban pocos minutos para que empezaran las clases. Fue en ese momento de desesperación, en que una señor me llama a su vehículo... ¿recuerdas esa advertencia que los padres le decían a sus hijos sobre no meterse en vehículos ajenos? Bien, fue mi día de suerte, resulta que el señor que estaba ahí, era el mismo quien me había hecho el Test de Admisión a la escuela que iba a asistir. No perdí tiempo y luego de un formal saludo, subí al vehículo, tomando lugar en los asientos traseros.

El vehículo tenía de todo, creo también haber visto unas piezas de lencería abajo del asiento del conductor. El profesor iba tan apurado como yo, aunque a diferencia de mí, él sabía dónde ir.

—¿Y cómo te has sentido? Debería ser difícil para ti hablar con algún humano —dijo él de repente.

La pregunta me inquietaba y más me inquietaba haber recién descubierto los papeles con la marca "TOP SECRET" a mi lado. Todo en ese vehículo me inquietaba.

—Ehm... me he encontrado un poco decaída estos días y hacer vida social es un gran problema... pero quizás logre acostumbrarme —respondí mintiéndole en la cara.

—Espero que te mejores, en esta escuela las clases terminan tarde, incluso para los niños —agregó doblando tranquilamente hacia un lindo recinto parecido a una universidad, hasta que por el espejo retrovisor, su mirada seria se hizo presente —. Solo una advertencia Elizabeth, cuando entres identificarás a un gran grupo de chicos y chicas un poco más altos que tú, te lo imploro, no te les acerques o te juntes con ese montón de perdedores, te guiarán por el mal camino.

Me quedé silente en el asiento trasero del vehículo y atiné a asentir con la cabeza, para luego prepararme para bajar. El profesor detuvo el vehículo en un estacionamiento y salió de éste para abrirme la puerta.

El colegio era bastante grande en superficie y en altura, pulcro y con un gran emblema que le hacía honor al equipo de Handball del colegio. Todo hasta ese punto estaba bien, subimos unos escaleras y llegamos a una sala en donde todos me miraron con cara de extrañeza.

El Renacer De Ares (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora