Bombón, ella y yo

44°

El viento era frío, era de madrugada y después de visitar a sus protegidos, Amy tomaba sus cosas para descansar un poco en su departamento; estaba en el Lobby cuando vió a Steven parado con los brazos cruzados esperándola algo tímido y avergonzado.

Ella no podía huir más, tenía que enfrentarlo así que se dirigieron juntos a la salida y, cuando ambos cruzaron la entrada, Amy palideció y sus lágrimas comenzaron  brotar.

Steven no entendía que pasaba hasta que la vió dirigirse hasta un hombre castaño a quien de inmediato soltó una bofetada con todas sus fuerzas, a la vez que le decía:-¿Cómo te atreves a aparecerte así por aquí?, no me llamaste, no me comunicaste nada, solo desapareciste, creí que estaríamos en contacto, ¿qué acaso no pensaste en tus hermanos?, en... mí, ¿qué acaso no te importa nuestra amistad?-.

El castaño no dijo nada, sentía mucha vergüenza y ese silencio solo rompió la poca paciencia que la Mizuno tenía:-ya veo, no dirás nada, crees que puedes aparecer así de la nada y todo estará bien, pues dejame decirte que no, no sabes por todo lo que pase, toma-, diciendo ésto tiró una carpeta en la cara del Kou y volvió a hablar:-es todo tuyo, la responsabilidad también, tal vez debemos hablar pero ahora no estoy de humor, vuelve a hacerte cargo de todo, yo ya estoy cansada-.

Sinceramente estaba herida, se sentía utilizada y humillada, tal vez era por todo lo que había ocurrido el día anterior, pero, ya no podía ser la misma Amy, no tenía cabeza para ser la comprensiva y cariñosa mujer que siempre era, solo quería dormir, solo quería descansar, así que le dedicó una mirada gélida y se marchó esperando que la siguiera, pero Taiki no lo hizo, hecho que la lastimó aún más.

Mientras ella avanzaba, Steven reaccionó y fue tras ella, no podía dejarla sola y que algo pudiese pasarle, aquel hombre, supuso era quien le había dejado aquella responsabilidad que la estaba matando, tenía ganas de romperle la cara por dejarla así tan débil y vulnerable, pero no era el momento, debía ir con ella, así que le importó un carajo dejar su auto en el estacionamiento solo para seguirla y no perderla de vista, yendo tras de ella dejando el hospital tras él.

Taiki se quedó en shock por todo lo escuchado, no podía decirle nada, sabía que se lo merecía y tal como lo veía, su mente lógica le decía que debía darle su espacio para que asimilará su presencia, un gran error del que podría arrepentirse, pero que en ese momento no estaba consciente de ello; si tan solo hubiese puesto atención a Steven y que iba tras de ella como él debía hacerlo, pero no, él solo se limitó a quedarse ahí y recoger la carpeta que contenía el avance de sus hermanos y el informe de los gastos médicos así como los procedimientos realizados.

No sabía como sus hermanos reaccionarían si Amy había reaccionado de esa manera, se tomó el puente de la nariz y entró al hospital tal y como un desahuciado se acerca a la horca, esperando que todo fuese bien.

Varias calles adelante, el Alfa logró alcanzar a Amy quien cruzaba la calle sin cuidado alguno y con sus ojos en blanco como si no tuviese alma y, antes de que un auto la arrollara, él logró atraerla a su cuerpo abrazándola con mucha fuerza y volviendo a temblar como el día anterior, llamándole la atención:-¡¿Porqué haces esto?!, No ves que me mata verte así, no ves que me destrozas Amy, te amo, te amo y no es mentira, por favor no me hagas sufrir así, me lastima verte de esa forma, por favor ya no te hagas daño, ya no-, cayó al suelo sin consuelo alguno derramando todo su dolor y frustración, soltándola, mientras él parecía alma en pena.

Al escucharlo, pudo reaccionar observando sus manos y dándose cuenta de lo que hacía, no pudiendo reconocerse a ella misma, se estaba volviendo en alguien  que no era, cayó también al suelo y las lágrimas volvieron a brotar, abrazándolo, ahora era ella quien le daba consuelo inundando sus fosas nasales con aquel varonil aroma, rompiéndose como el cristal al igual que él...