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Yaten trató de alcanzar a aquella rubia hasta que por fin pudo tomar su mano y, al verla llorar, no supo que hacer y lo único que se le vino a la mente fue preguntar:-¿Estás bien?, aunque era obvia la respuesta.

Serena lo miró impaciente y después se lanzó a sus brazos a seguir llorando, empapando la camisa del peliplata quién solo se limitó a abrazarla segundos después.

Al calmarse, la joven parecía no tener fuerzas, se movía en silencio y Yaten no quería presionarla, era evidente que algo había pasado con Haruka, pero, no sabía que.

Se sentaron en unos columpios en el parque y finalmente Serena habló:-gracias Yaten por acompañarme, yo..., no se qué hacer, sabes..., soy adoptada y justo hoy me entere que tengo dos hermanos-.

Yaten abrió sus ojos con sorpresa, iba a decir algo pero ella le interrumpió:-toda mi vida poco a poco cambia y ya no sé quién soy, primero la muerte de mis padres, luego me entero que soy adoptada, luego que mi novio me dejó por mi prima, ahora que tengo hermanos, ya no se que hacer Yaten, estoy confundida-.

El peliplata la miró directo a los ojos observando su dolor, meció un poco su columpio y bajo el rostro, a la vez que decía:-secuestraron a mi hermana hace varios años, por eso mis hermanos y yo nos volvimos cantantes, para que ella nos escuchara donde quiera que esté, aunque..., para ser sincero, dudó que la encontremos o siga con vida y, poco a poco voy olvidándola, recuerdo poco de ella, aunque no era tan menor cuando se fue, de hecho, al principio me pareciste similar a ella, es un poco irónico, pero tú emites una bella luz, eres cálida y amable tal y como solía ser mi hermana o, tal vez mi madre, en realidad, no conocí a mis padres, ellos murieron cuando yo era un bebé así que no lo recuerdo, solo sé que quedamos a cargo de un tío, pero solo se ocupaba de nosotros financieramente, para ser sinceros la única familia que conozco son mis hermanos, temo que mi hermana a veces parece más un recuerdo distante que alguien en mis pensamientos, tal vez, incluso yo la bloqueé de mi mente, no lo sé; al morir mi tío nos hicimos totalmente independientes pero igual, no sentimos su pérdida, casi ni lo conocimos, lo que quiero decirte Serena es que..., tu tienes un gran corazón, sé que todo lo puedes afrontar y si tienes familia aprovéchala, Haruka se ve que te ama, no lo dudo ni un segundo, no puedo creer que ese sujeto sea parte de tu familia, pero, eso explica muchas cosas-, sonrió y extendió sus manos para secar las lágrimas de ella:-cuentas conmigo para lo que quieras, soy tu amigo Serena y decidas lo que decidas, es lo correcto-.

Serena poco a poco trató de asimilar todo lo oído, sabía que Yaten tenía razón en todo, su cabeza era un caos pero aquello la había logrado calmar un poco, sonrió y se limpió las lágrimas a la vez que decía:-bien, ¿Me acompañas a casa Yaten?, quizá sea buena idea pedir algo de comer..., oh, pero que descortés, me has estado acompañando desde ayer, quizá tus hermanos te esperan en casa-.

Yaten sonrió:-te acompaño, sino que clase de amigo sería, además, dudo que mis hermanos siquiera noten que no llegue a casa anoche o me extrañen un poco-, le guiñó un ojo y la hizo sonreír.

Ambos platicaban de trivialidades tratando de no hablar de aquel tema complicado, aún así, Yaten no terminaba de digerir aquella confesión, tanto tiempo peleando con Haruka y resultaba que solo era un hermano celoso, si que era una sorpresa, ya quería ver la cara de su hermano al enterarse, pero por lo pronto, de sus labios no saldría aquella información.

Al llegar al hogar de Serena insertó su llave, pero algo extraño ocurrió, aquella puerta no tenía cerradura, asustada abrió la puerta y Yaten de inmediato sabía que algo andaba mal, la puso tras de sí e ingreso con cautela, sin embargo, al entrar observó a una muchacha castaña tirada en el suelo, iba a hablar pero un fuerte golpe en la nuca lo hizo caer al suelo inconsciente.

Serena al no escuchar a Yaten se aventuró a su hogar, encontrándolo a oscuras y cuando se adentró más, vió con horror a Yaten y a Moly tirados en el suelo, trató de gritar pero de inmediato una mano tapó su boca y sintió una aguja en su cuello a la vez que una voz seductora y que ella conocía muy bien le decía:-dulces sueños princesa-, mientras ella caía derrotada por aquella sustancia y se dejaba envolver por los brazos de Morfeo, dejando su destino en incertidumbre...

Por su parte, en otro lugar, un hombre pelirrojo se encontraba atado y amordazado, durmiendo mientras su teléfono yacía en el fondo de un canal, a la par que la última llamada discada era para emergencias, no pudiendo concretarla en absoluto...

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora