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-Si no estás lista puedes decírmelo gatita, solo quiero que estés bien-, Haruka acariciaba la cabeza de Serena fraternalmente ya que ese día verían a Tora y, él y la Tsukino finalmente se conocerían.

Serena respiró pesadamente pero asintió, era algo que necesitaba hacer y que deseaba hacer, hacía varios minutos habían salido de casa de Haruka donde ella ahora "vivía" después de perder su departamento por falta de pago al negarse a recibir más dinero de ésta, iba a vivir con Mina por un tiempo hasta conseguir empleo, pero la rubia mayor era más terca y obstinada que ella, llevándosela consigo sin opción a negarse, era su hermana y no dejaría que nadie la apartara de su lado, bueno, al menos hasta que se casara y tuviera un lugar seguro y digno donde vivir con su marido.

Michiru observó por el espejo retrovisor y sonrió al ver a Haruka más calmada y tranquila, ella aún no podía conducir un automóvil y su licencia seguía revocada, por lo tanto, la aquamarina era su conductor designado.

Seiya había progresado ese tiempo y se presumía que ahora sí saldría definitivamente del hospital, algo que lo ponía muy feliz sin dudar y, precisamente él había sido quien había instado a Serena a ver a su hermano y que saliera del hospital ya que no deseaba que estuviese día y noche ahí, pues sabía lo deprimente que era estar en ese ambiente, a la par que no quería que enfermase por no salir y tomar el sol, logrando muy apenas que ésta aceptase.

Michiru aparcó el auto y Serena tomó fuerte la mano de Haruka dándose valor, la aquamarina les hizo señas y la mayor de las hermanas ayudo a bajar a la menor.

Al descender, Haruka fue a lado de Michiru, le dijo algunas cosas y le dió un pequeño beso en la coronilla a la par que se despedían y la peliaqua se marchaba antes de que se arrepintieran y, porque debía llegar a la disquera a grabar un demo de un nuevo disco donde grabaría "the phantom of the opera" a violín y a su manera, un proyecto algo ambicioso por la pieza musical que era, pero si todo salía bien, su carrera despegaría más alto aún de lo que ya lo estaba.

La Tenho suspiró al ver a su sirena partir, tomó del brazo a su acompañante y se puso unos lentes de sol, dando una imagen imponente y un porte de estrella de cine, algo que Serena había apreciado hasta ahora, sonrojándose y sintiéndose protegida y más segura, pues sus manos tenían heridas y ella no se sentía nada bonita ni agraciada menos aún por tanto tiempo en el hospital, temiendo la crítica de los demás, pero al ver a "su hermana" las dudas se despejaron ya que ella le daba la confianza para enfrentar al mundo y la oportunidad de ser la envidia de más de una persona pues ella muy bien podía hacerse pasar por un hombre muy apuesto y bien parecido, aún más con la ropa con la que iba vestida.

Haruka la miró de reojo preguntándose que era lo que pasaba por su mente, pues se recargaba en su brazo y sonreía, haciéndola sonreír a ella también y haciéndola revivir recuerdos de la infancia en dónde protagonizaban la misma escena..., ella siempre sería su pequeña Serena.

Observó el perímetro y pudo ver a Tora sentado en una mesa muy nervioso, parecía que había llegado muy temprano solo para esperarlas y que el hombre no había dormido el día anterior, así que guío a la chica recargada en su brazo y llegaron a su destino.

Al verlas frente a él, Tora se levantó de su silla y sin poder evitarlo, lloró, había soñado ese encuentro tanto tiempo y ahora era posible, había sido informado de lo que sucedía con Serena pero no pudo más y la abrazo sin contemplación alguna mientras la chica trataba de respirar calmadamente para que el abrazo no le afectase, pero, en cuanto lo sintió cerca suyo, algo en ella se agitó, las lágrimas salieron sin permiso y lo abrazo a la par que imágenes de su pasado se abrían paso tal y como si hubiesen estado cerradas, abriéndose con aquel encuentro, éstos eran recuerdos de su niñez que creyó perdidos.

Fueron solo segundos pero aquel abrazo significó mucho para ambos, Tora trató de hacerse el fuerte y secándose las lágrimas invitó a ambas a sentarse sacando la silla de ambas y esperando a que se sentaran para el tomar asiento.

No sabían que decir, así que Haruka rompió el hielo pidiendo algunos aperitivos con la carta en mano, siendo imitado ese acto por los otros rubios.

De nuevo el silencio reino pero está vez Serena habló:-así que tu eres Tora Akagami, creo que es..., un placer conocerte-.

El hombre quedó maravillado por su dulce voz, sonrió y trató de contener sus emociones, diciendo quebradamente:-así es, soy Tora Akagami o Tora Crista, de pequeño solía llamarme a mí mismo ojo de tigre, soy..., tu hermano mayor mi pequeña Luna-.

Serena ruboreció y apenada siguió la plática:-yo soy Serena Tsukino o bueno, Serena Crista, yo..., no sé que decir-.

Haruka tomó su mano y la besó:-lo haces bien gatita, lo haces bien-, miró a su hermano a través de los lentes y supo que aquello era más difícil de lo que fue con ella, después de todo, Serena era la menor de los tres, así que suspiró cansinamente y retomó la palabra:-saben, hubo una vez en que Tora casi te suelta cabeza de bombón, de no ser que Luke, nuestro perro, tiró del vestido que llevabas te hubieses llevado un buen golpe-.

Tora río ante eso:-no seas cizañosa Haru..., tú si la tiraste o, más bien, se te cayó de las manos en una ocasión, pero, como siempre, yo me eche la culpa, aunque..., para ser justos, te me caíste de cabeza de bebé, tal vez por eso eres tan enojona-.

-Ah sí, pues..., yo fui quien dejó entrar a Luke cuando se comió las galletas para la caridad y te culpe a tí, fue tan fácil culparte que hasta tú mismo lo creíste-.

-... Eres una...-, Tora se calló cuando escuchó la risa de Serena y él mismo comenzó a reír haciendo que la otra rubia se contagiase también de esa risa, a lo que agregó:-no puedo creer que haya creído que el monstruo de mazapán existía y que era quién se robaba mis dulces, cuando siempre fueron tú y Serena ó que culpara a Luke de ser quien se robaba mis listones cuando era la pequeña Serena quien los escondía, aún no me creo que fuera tan crédula-.

-Ni que decir del monstruo del armario, papá siempre nos hacía dormir con eso, aún recuerdo que solías salir de tu cama e ir a la mía porque yo tenía mi espada de juguete a mi lado por si aparecía el monstruo, vaya no puedo creer que caímos en eso muchas veces...-.

-Oh cielos, éramos unos críos, recuerdo cuando casi nos da un infarto porqué nuestra gatita no aparecía y resulta que estaba dormida con Luke en su casita..., fueron días hermosos-, Haruka se limpiaba las lagrimitas de la risa que le habían salido, no era como lo había soñado pero era un buen comienzo, estaban los tres juntos.

Hubo un silencio cuando la comida llegó pero Serena retomó la conversación:-quiero saber más de eso, deseo recordar todo, tengo algunas imágenes borrosas en mi cabeza, quiero saber más de mi niñez...-.

Ambos rubios se miraron y asintieron, se sentían completos y plenos, su familia estaba completa, al menos, lo que quedaba de ella, así que siguieron hablando de muchos temas hasta tocar el compromiso de Serena y los deseos de Tora de conocer al sujeto que pasaría su vida con su pequeña hermana a la vez que ideaba formas de amenazarlo en cuanto lo conociera, también hablaron sobre su vida, trivialidades y cosas serias, dejando que la conversación fluyera y llevándola a otro sitio cuando lo creyeron pertinente, sin dejar que aquel lazo se viese roto, afianzándolo más y dándole a Serena más soporte y confianza, pues su familia seguía creciendo y eso la llenaba de alegría....

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora