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Three Lights pronto se presentaría en concierto, aquella noticia circulaba por toda la ciudad y Yaten llevaba en sus manos unos boletos de cortesía, estaba algo tímido e indeciso pues quería dárselos a aquella joven rubia que había conocido, se sentía a su vez tonto ya que parecía un chiquillo de colegio enamorado, suspiró y recorrió las calles de Tokio hacía el hogar de aquella muchacha que había cautivado su corazón y robado sus sonrisas, de paso visitaría a su pequeña amiga Luna quién se había vuelto una grata compañía.

Paso por una florería y decidió comprar un discreto lirio, un simple detalle pero muy significativo, avanzó un poco más convencido de aquello y sonrió expectante a lo que la vida le diera.

Doblaba la esquina cuando la vio salir de su casa, su rostro se iluminó y su corazón aceleró, tomó aire y grito agitando la mano:-Sere...-.

No término de gritar la frase, pues frente a él llegaba ¿su hermano?, Seiya estaba ahí, lucía cansado tal y como si acabará de correr una maratón y en sus manos llevaba un ramo de rosas y una caja de bombones.

Yaten quedó petrificado soltando aquella flor sin poder evitarlo, eso no podía ser posible, sabía que ella tenía novio pero nunca había querido saber quién era y ahora, todo apuntaba a su hermano, trató de retroceder pero era tarde, ya había sido descubierto y ella con su cálida sonrisa le llamaba agitando su mano para que le hiciese caso.

Yaten no sabía que hacer pero no podía huir, menos después de que Seiya lo hubiese visto, suspiró y como no era un cobarde se dirigió con paso lento hacía la pareja mientras sentía que algo en su pecho se rompía.

Llegó a ellos y disimuló su dolor ocultándose en una sonrisa a la vez que los saludaba, siendo correspondido por aquel par.

-Hola Yaten ¿cómo estás?, ¿vienes a ver a Luna?-, la joven como siempre sonreía radiantemente, ante lo cual, Yaten solo asintió y Seiya tomó la palabra:-vaya no sabía que se conocían, bueno, creo que los presentaré formalmente, Yaten ella es Serena Tsukino mi novia, Serena, él es Yaten mi hermano menor-, dijo Seiya inocentemente sin percatarse de lo que pasaba por la mente del menor de los Kou.

-Ammm..., Mucho gusto Serena, yo...-.

-No seas tímido, eres mi amigo desde hace un tiempo, Seiya, él es de quién te hablaba, es el muchacho que me ha ayudado con Luna-.

-Muy bien, bueno creo que ahora ya conoces a toda mi familia Serena, eso es estupendo, ¡ya sé!, que tal si en vez de salir pedimos Sushi y comemos en tu casa, ya que Yaten está aquí es una buena oportunidad para que conozcas más a mi familia-.

-No creo que sea una buena ide...-, el peliplata había sido cortado por Serena que alegremente decía:-es maravilloso, sí, él se quedará a comer y sirve que ve a Luna, ella lo quiere mucho, diría que mi gatita esta enamorada de él-.

El pelinegro río y la pareja se llevó al menor con ellos dentro del hogar de la rubia.

Al verlo, Luna fue directo a Yaten y él la tomó acariciándola, entonces se dió cuenta de algo que observó con horror, una traicionera lágrima surcaba su rostro y, como no permitiría que lo viesen así y ya que la pareja estaba distraída observando el directorio telefónico, Yaten solo atinó a pedir permiso para usar el baño y ya que la dueña se lo permitió, rápidamente fue a encerrarse en él, seguido de cerca por la gatita negra.

Al llegar no pudo más y se tomó la cabeza con sus manos a la vez que las lágrimas salían sin su permiso, observó a la minína y, como si ésta pudiese darle algún consejo, le habló:-Ay Luna, no se que hacer, me enamoré de la novia de mi hermano, sabía que tenía novio, si hubiese sido otra persona yo podría luchar por ella, pero, siendo mi hermano yo..., no sé que hacer, yo..., no puedo hacerle eso a él, pero que hago, Luna me he enamorado-.

La gatita maullo como si le diese una respuesta y él la abrazó fuertemente contra sí, descargando todo lo que llevaba dentro y que temía exteriorizar, siendo solo aquel baño y su amiga felina los únicos testigos de su sufrimiento.

La gatita maullo como si le diese una respuesta y él la abrazó fuertemente contra sí, descargando todo lo que llevaba dentro y que temía exteriorizar, siendo solo aquel baño y su amiga felina los únicos testigos de su sufrimiento

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Pasaron unos minutos y Yaten salió como si nada hubiese ocurrido, yendo hacía la feliz pareja y compartiendo con ambos su mejor sonrisa falsa a la vez que aquel doloroso momento parecía jamás haber sucedido.

La comida pasó y un rato después Yaten se marchó, miró hacía el cielo y suspiró, quería luchar por ella pero no podía hacerlo contra su hermano, además, ambos eran tan felices juntos que sentía que no podía hacer nada contra su amor, así que sin más se dispuso a caminar por las calles de Tokio de nueva cuenta, sin un rumbo fijo, esperando encontrar alguien que lo amase tanto como Serena amaba a Seiya y viceversa, observó aquella flor que horas antes había dejado caer y supo que con ese acto tenía que dejarla ir, camino un poco y después dió media vuelta tomando la flor y llevándola a su pecho, a la vez que caminaba con ella, perdiéndose entre la multitud y entre las sombras...

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora