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Tora y Serena esperaban a Haruka sentados en una banca del parque número 10 hablando muy amenamente, tal y como si de dos amigos de toda la vida se tratase justo cuando la chica se ponía pálida y Tora al ver su semblante, observó hacía donde ella miraba, observando a un hombre pelinegro que la miraba detenidamente, así que en un gesto protector, el mayor tomó a la Tsukino de los hombros y la pegó a su cuerpo, acto que molesto al hombre frente a ellos.

Haruka se había apartado para tomar una llamada y de paso comprar algunos algodones de azúcar, un dulce que los tres solían disfrutar de niños, por lo cual se había perdido de la vista de sus hermanos.

El hombre pelinegro se acercó y con molestia escupió cual veneno:-¿Dónde estabas Serena?, ¿Será acaso que ya te mudaste con éste hombre?, así que ya me cambiaste a mí y a la estrellita de cuarta por éste sujeto, pero..., tampoco es la gran cosa, supongo que tu estrellita no fue suficiente para tí, a ti te gusta la gran vida verdad, ya veo que eres una interesada como todas y...-.

No pudo decir más, pues Tora lo había tirado de un solo golpe al suelo a la vez que lo tomaba de la camisa y lo levantaba varios centímetros del suelo muy furioso y, con rabia lo miró y habló:-mira imbécil, no sé quien seas tú y no me interesa, pero la vuelves a insultar y de mi cuenta corre que te mandaré al hospital y ni tu madre te reconocerá, OK, stupid man!, entiendes o te lo deletreó primate retrasado, porque solo un muy poco hombre puede hablarle así a una dama-.

Lo iba a volver a golpear, pero la rubia tomó su mano y con lágrimas le pidió que parara ya que sabía que él podía demandarlo o hacerle algo por su gran fama y no quería que por su culpa él saliese dañado, después de todo, apenas y había podido conocerlo.

Tora tragó grueso y desistió de seguir golpeándolo haciéndolo caer nuevamente al suelo por la fuerza de gravedad, tal vez se había pasado un poco, pero no dejaría que le faltaran al respeto a ninguna de sus hermanas y menos en su presencia, además, al criarse buena parte de su vida en Estados Unidos su personalidad se había amoldado un poco al ritmo de vida de ese país y no dudaba e defender el honor de las personas importantes para él a toda costa.

Hizo como que se limpiaba las manos y después dijo con desagrado:-tienes razón querida Luna éste sujeto no vale la pena, no tiene clase-.

-¡¿Acaso no sabes quién soy yo?!-, el pelinegro grito alterado, sin embargo, Tora lo ignoró y se dirigió a secar las lágrimas de su hermana a quién le dijo suavemente:-lo lamento, ¿te asuste?, lo siento mucho-, tomó el pañuelo de su saco y delicadamente le secó cada una de sus lágrimas.

Darién enfureció tras ser ignorado así que se levantó, se sacudió la ropa y cruzándose de brazos tomó la palabra:-imbécil, mi nombre es Darién Chiba, soy un gran actor y te juro que esté ataque no pasará inadvertido, Serena, realmente no sé como caíste tan bajo con un patán tan violento y agresivo, creí que eras más inteligente, pero, está bien, te daré una oportunidad de volver conmigo si me pides perdón-.

Tora trató de controlarse al escuchar aquellas palabras, no tenía ni la más mínima idea de quien era ese sujeto pero sabía que no era el prometido de su pequeña hermana, así que apretó los puños y respiró profundamente para no terminar lo que había comenzado, más aún, al escuchar la suave voz de ella:-No se de que hablas, tú y yo ya no tenemos nada que ver, estás casado con mi prima, vete con ella y dejame en paz, no ves que me dañaste mucho, no te basto con humillarme de la forma en la que lo hiciste, por favor, Darién ya no sigas trayéndome ese pasado tan doloroso, te burlaste de mí y me hiciste sentir que no valía nada, solo déjame, sí, Rini te ha de estar buscando, yo..., yo, ya no te amo-.

Aquellas habían sido las palabras más duras que había dicho Serena en toda su vida pero al hacerlo sintió un gran alivio, por fin había podido sacar todo su dolor y frustración, se sentía libre, pero también había sido duro ya que era su primer amor, tembló y sintió sus piernas flaquear pero Tora la afianzó a él protegiéndola y brindándole su cuerpo como apoyo.

Darién cerró sus puños y apretó la mandíbula, acto seguido volvió a hablar:-¡tú no sabes lo que dices Serena!, ¡sé que aún me amas!, ven conmigo, aún podemos volver a ser la feliz pareja que fuimos antes, además, me debes tu trabajo-.

Tora sintió que ella se apretó más a él a medida que el hombre frente a ellos hablaba y sintiendo sus lágrimas no pudo contenerse más, respondiendo por ella:-ah sí, ella no te debe nada, si obtuvo su trabajo fue por sus méritos y justo ahora no tienes que reprocharle nada, ella no trabaja más allí, además, ella ya tiene quien la defienda y no permitiré que la sigas lastimando, si no te vas llamaré a la policía y te acusaré de acoso, si eres tan famoso como dices, seguro eso te dará una muy mala imagen-.

-Eres un...-, no terminó de decir la frase pues alguien más ya se encontraba golpeándolo:-te lo advertí desgraciado, te lo dije "haces llorar una vez más a mi gatita" y te desgraciaría el rostro, al parecer, a tí no te importa tu trabajo-.

Haruka era quien ahora se encontraba peleando contra el pelinegro sin importarle que éste fuese un hombre, solo sabía que había lastimado a su hermana y le valía un bledo que su instinto de supervivencia estuviera encendido y su perfil le causase incomodidad, ya que en ese momento solo estaba en su mente defender a su hermana.

Serena pedía que pararan y Tora no sabía que decir, aquello lo había dejado impactado pues no podía concebir a su hermana de esa forma y no podía dejar a Serena sola, no obstante, al sentir que ella se desmayaba, reaccionó rápidamente y la cargo en sus brazos haciendo que Haruka parara de golpe su pelea y en menos de lo que se imaginaban ya estaba sobre sus hermanos tomándola de los brazos del mayor aún con su cabello revuelto y su ropa desacomodada por la riña; tomó su teléfono con prontitud y marcó un número, colgó y en menos de un minuto Michiru estaba ahí, llevándose a los tres Crista y dejando tirado a Darién quien sangraba del labio y tenía un gran moretón en los ojos, maldiciendo y sin saber de donde había salido la Tenho, obligándose a levantarse adolorido del suelo fingiendo que nada paso para mantener su dignidad intacta.

Todo ésto, sin saber que alguien los fotografiaba y sonreía feliz por lo que había presenciado, tomando más fotos de aquel Chiba a medida que se marchaba agarrándose el abdomen, sin duda, tenía una gran noticia entre sus manos y no la dejaría pasar...

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora