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-Luna, Luna ¿Dónde estás?-, una linda rubia buscaba una gatita negra, mientras que cerca de ahí un chico de cabello plateado se había encontrado con ésta, sosteniéndola en brazos.

-¿Quién es tu dueña pequeña?-, le decía aquel chico con mucho cariño notando a su vez una extraña mancha en su pelaje parecida a una luna.

La gatita se restregó en él quien sonreía cálidamente; entonces su dueña llegó muy agitada:-¡Luna aquí estás!-.

-¿Es tu gatita?-, cuestionó el joven a lo que la rubia sonrió y asintió:-así es, su nombre es Luna, la llevé al veterinario y salió huyendo en cuanto se percató de a dónde íbamos-.

El chico se sonrojo un poco y después agregó:-si quieres puedo ir con ella, tal vez sea más fácil conmigo ahí-.

La joven sonrió ante aquello, le parecía similar a alguien que conocía pero no estaba segura del porqué, restándole importancia al asunto como solía hacerlo.

Al llegar, una mujer elegante las recibió, su nombre era Karmesite, la gatita trató de huir pero el chico la calmaba para que ella dejase de intentarlo, en realidad, aquella gatita le había gustado mucho y si no fuese porque ya tenía dueña se la hubiese llevado con él, aunque, uno de sus hermanos odiase los gatos.

Paso el rato y por fin salieron de la veterinaria, la chica lo miró de reojo y después le agradeció:-gracias por esto, siempre batallo mucho con Luna, es muy buena gatita pero ha sufrido mucho y siempre que va al veterinario o a un lugar desconocido trata de escapar, sabes..., la encontré hace mucho en la calle muy mal herida y juré protegerla desde entonces-.

-Descuida, me agradó mucho y sinceramente si no tuviese dueña me quedaría con ella-.

-Ahhh, por cierto soy Serena, Serena Tsukino, mucho gusto-, extendió su mano y el joven la tomó:-Yaten, Yaten Kou-.

El joven pensó que ella haría un escándalo al escuchar su nombre pero solo le sonrió maternalmente:-es un gusto Yaten, mmm... tu apellido...-.

-Mi apellido ¿qué?-, cuestionó el peliplata esperando una reacción exagerada al haberlo descubierto con todo y "el disfraz" que llevaba pero no fue así.

-No es nada, olvídalo, sabes, puedo agradecerte con un helado-.

Yaten se sonrojó:-no es necesario, me agrada realmente tu gatita, mejor te invitó uno yo y no aceptó un no por respuesta-, realmente las palabras de su hermano habían calado en él y quería dejar de vivir en penumbras así que tal vez aquella chica podía ser un comienzo, aunque..., más bien sentía que era algo más, le recordaba mucho a su hermana, así que no pudo evitar sonreír como hace tanto tiempo que no lo hacía, más aún al escuchar que ella aceptaba su invitación.

Ya en la heladería ambos charlaban como si se conocieran desde hace mucho tiempo, tan amenamente que el tiempo se les fue volando y, finalmente después de tanto tiempo Yaten se sentía feliz y sin tener que fingir que todo estaba bien, la compañía de aquella chica algo escandalosa le estaba resultando muy agradable y más aún la de la pequeña gatita.

Al darse cuenta, el sol se alejaba por el horizonte y el chico insistió en acompañarla a casa excusándose con pasar más tiempo con la gatita, aunque no era del todo mentira y entre risas y camaradería llegaron a su casa y, justo cuando la rubia iba a introducir su llave en la cerradura y el chico se iba a marchar, "un chico rubio" llegaba dándole un beso en la mejilla a Serena tal y como si quisiera marcar su territorio, dándole una sonrisa maligna al peliplata quien no pudo evitar sentir una corriente eléctrica recorriendo su espina dorsal, algo así como intimidación por parte del "chico".

-Hola gatita, ¿Quién es tu amigo?, No me digas que ya bateaste a aquel antipático sujeto-.

-Qué dices Haruka, él es Yaten, me ayudo con Luna a llevarla al veterinario, además, mi novio no es un antipático, yo lo amo-.

Aquello estaba incómodando al peliplata que sabía que aquel chico quería dejar en claro unos puntos e intimidarlo de paso, pero, a él realmente no le incumbía aquello y aún así una incomodidad se asentó en su pecho, sin embargo, con toda su dignidad y sabiendo que sobraba ahí, solo dejo a la gatita en el suelo, la cual se restregaba en sus piernas y dijo al aire:- creo que ya es tarde y ya que estás muy bien acompañada debo irme-, con estas palabras sostuvo la mirada a aquel "chico".

Serena se extraño de la actitud tan defensiva del joven pues en el tiempo en que habían hablado no se había portado así y tratando de ser amable y cortés dijo:-quédate a comer, creo que es lo menos que puedo hacer por acompañarme esté día-.

-Lo siento, creo que no soy bienvenido-.

Haruka le sonrió maliciosamente mientras abrazaba a su querida amiga a la vez que decía:-anda quédate o es que acaso me temes-, Yaten apretó los puños y no supo cómo, pero con aquella provocación se encontraba comiendo con aquella chica y su acompañante mientras tenía a la pequeña gatita en sus piernas, sin duda una situación muy incómoda...

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora