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El aire era helado, la noche había caído muy rápido para Amy o al menos, así lo parecía, tembló un poco al sentir aquel viento pero de inmediato la calidez la embargo, sintiendo que la cubría un pedazo de tela que identificó como un suéter y los fuertes brazos de un hombre, era Steven quien la abrazaba brindándole su calor.

Ella rubureció de inmediato y tragó grueso mientras el hombre reía y se acercaba a su oído a susurrarle, pues sabía del efecto que causaba en la peliazul:-te invito a cenar, cualquier lugar que elijas, solo pide e iremos-.

Trató de articular palabra alguna, pero estás no salían de sí, así que el hombre volvió a tomar la palabra a la vez que la pegaba más a su cuerpo:-si deseas, podemos cenar en mi casa, mi hermana no estará-.

Amy se zafó de su agarre y muy nerviosa respondió:-no..., no es necesario, yo solo iré a bañarme y a comer algo a mi casa, revisaré que mi hermano haya hecho sus deberes y...-.

Él se acercó hasta quedar cerca de su rostro y la miró intensamente a la par que tomaba sus manos y las besaba:-Amy Mizuno ¿me  tienes miedo? (Sonrió discretamente), linda ya te lo dije, tómatelo con calma, las personas a tu cargo están fuera de peligro y las enfermeras los atienden muy bien, por favor cuida de ti misma, no me hagas secuestrarte, escuché que estarán bien, vamos a cenar y después te llevaré a tu departamento, descansa hoy, mañana podrás volver a preocuparte, el mundo no se detendrá si tu descansas, por favor, Richard está muy preocupado, casi no te ha visto en estos días...; sé mía por hoy...-.

El hombre meditó sus palabras y violentamente se sonrojo al igual que ella, soltándola y tratando de remediar su error:-lo que quiero decir, no fue..., yo, jamás, eres hermosa pero no te fijarías en mi, yo...., la regué, pero, por favor...., ah, solo te diré, descansa mi ninfa de agua, lo mereces-.

Ella se sintió mal al verlo tan preocupado, era la misma cara que las chicas ponían al ver que no podían hacer nada por ella y su terquedad, eso hizo que su corazón se estrujara así que tomó el brazo de él y asintió algo cabizbaja tal y como si fuese una niña regañada.

Él acarició su cabello suavemente y no le importó la escena que pudiese protagonizar, abrazándola y prometiendo cuidar más de ella, pues alguna vez ella así lo hizo con él.

Después de un rato la dirigió a su auto y emprendieron el viaje hacía un destino incierto, a dónde el viento los llevara...

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Minutos antes...

Pese a las protestas de la joven rubia, tuvieron que sacarla de la habitación del pelinegro haciendo berrinche, Haruka la calmó y comenzó a hacerla dormir en sus brazos mientras Amy perdía su oportunidad de entrar a ver al Kou pidiendo informes de la salud de sus protegidos, siendo informada a detalle de su progreso, suspiró aliviada y agradeció, volteo a ver a ambas rubias y antes de que pudiese decir algo, Haruka le dijo que ellas se quedarían ahí y que cualquier cosa le hablarían para que ella pudiese irse sin preocupación alguna.

Amy iba a debatir pero Steven le había dicho que era mejor irse y así lo habían hecho ya que Haruka insistió en que la peliazul debía descansar, dejando a las rubias solas en aquel lugar.

Haruka sería fuerte por Serena, ella tomaría cualquier decisión que su hermanita no pudiese tomar, así que la atrajo más hacía ella y siguió tratando de confortarla haciéndose la fuerte, aunque, la realidad era que ella también estaba exhausta y las voces parecían acrecentarse en su cabeza, sin embargo, al verla, sus demonios parecían apaciguarse, tomando su cabello y acariciando su cabeza en gesto de protección.

Minutos después Moly llegaba a su lado, algo cabizbaja pero con un extraño brillo en su mirada, ofreciéndoles a cada una un café ya que ella sabía que ambas estarían allí, así que fue a verlas y platicar un poco antes de tener que marcharse a casa pues su hermano la esperaba y sabía que no se dormiría hasta que ella apareciera, odiaba separarse de Yaten pero debía hacerlo, el tiempo se había acabado y aunque el peliplata trató de que la dejaran estar más tiempo, no se lo permitieron, yéndose muy a su pesar.

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora