23°

194 24 13
                                    

El amarre poco a poco cedía y Rubeus trataba de no desmayarse ante tanto dolor,  apretaba su mandíbula lo más posible y cuando sintió las cuerdas ceder trató de pararse y quitar su ropa envuelta en fuego, para su suerte la ropa que llevaba no se incendiaba con facilidad a diferencia de otras telas y junto a la ayuda de la rubia el fuego ya no se propagó más, no obstante, las heridas ya eran muy fuertes y si no eran tratadas podía perder la vida.

Dos intentos le bastaron para levantarse apoyándose en la rubia, no supo cómo pero una fuerza inexplicable lo hizo no desistir al igual que a Yaten, fuerza histérica dirían muchos, saliendo de ahí lo más pronto posible antes de morir quemados o asfixiados.

Al hacerlo, no sabían a dónde dirigirse, faltaba Moly pero no sabían por dónde buscar, escucharon ruido cerca y el pánico los alarmó, Rubeus planteó quedarse y distraerlos pero ni Yaten ni Serena se lo permitieron, así que comenzaron a avanzar, encontrando un vagón cercano, arriesgándose lo abrieron y se metieron ahí, todo estaba lleno de polvo y era antihigiénico  para los heridos pero era lo mejor que había y, cuando ya no escucharon más ruido, salieron para emprender la huida.

Yaten poco a poco perdía la adrenalina ganada al igual que Rubeus, sabían que pronto no podrían seguir, así que ambos lo decidieron, ella se tenía que salvar y en un pacto silencioso ambos varones se observaron y empujaron a Serena cuesta abajo a la vez que la chica los veía con horror pues ambos sonreían e iban hacía donde el ruido se hacía evidente, era claro que serían la distracción, ella no podía dejarlos hacer esa locura, eso era suicidio y más aún en su estado, pero, unos gritos de auxilio la hicieron desistir en ir  por ellos, yendo hacía la voz, la cual había reconocido, era Moly, entonces se encontró abriendo una gran puerta de metal haciendo mucha fuerza para que cediera y allí estaba Moly amarrada.

Sin perder el tiempo, sacó el vidrio que aún estaba en su poder y la desamarro abrazándola con mucho cariño, pero, de pronto el grito de Moly se hizo presente cuando Esmeralda golpeó la cabeza de la chica con un tubo de metal y después tomaba a Moly con sus manos para asfixiarla.

-Trataré de que esto se vea como un accidente, yo no quería, pero ustedes lo provocaron-, reía sin parar aquella malvada mujer.

Serena trató de pararse pero estaba muy aturdida a la vez que Moly trataba de quitarse las manos de la peliverde del cuello, mientras el aire escapaba de sus pulmones y cuando sentía que no podría resistir más, Serena se levantó y trató de tirarla al suelo.

Esmeralda maldijo y uso su cuerpo como escudo quedando sobre la mujer para asfixiarla, pero Serena sacó su pedazo de vidrio y le hizo un corte en la cara, acción que desquicio a la otra mujer, arremetiendo a golpes contra la rubia que se defendía con sus manos y aquel objeto punzocortante, pero, esté no parecía hacerle nada, pues Esmeralda ya no estaba en sí.

Moly se reincorporó y fue directo al cuello de su adversaria, hasta que, de un momento a otro el sonido de un disparo las hizo parar y al voltear se encontraron con un Diamante muy enojado.

-¡Diamante!, que bueno que estás aquí, tratan de matarme y...-, Esmeralda lo miró con esperanza sonriendo pero su sonrisa se esfumó cuando vió que el arma le apuntaba a ella:-¡Silencio!, te dije que la mantuvieras en buen estado, ¡qué mi palabra no vale nada!-.

Esmeralda tragó grueso al escuchar que el peliplata quitaba el seguro del arma a la vez que Moly la soltaba y ambas se dirigían hacía la pared pues Diamante se los indicaba sin hacer sonido alguno.

-Ella se iba a escapar y...-, la peliverde trató de nueva cuenta el justificarse.

-¡Cállate!, no quiero escusas, todos son unos inútiles, en cuanto a tí princesa, sé que no querías irte, solo estás confundida-, observó a Serena aún con devoción y siguió:-¿quién te hizo eso querida?, tu ropa está muy dañada, no es digno de tí, descuida, pronto nos iremos-.

Esmeralda trató de contener su rabia y sus lágrimas ante aquello, la odiaba y mucho  ya que él siempre la elegía a ella.

Serena vió a su amiga y decidió algo tomando aire y valor a la vez que tomaba la palabra:-si quieres hacerme feliz deja ir a mis amigos, por favor, ese puede ser mi regalo de bodas-, esto lo dijo con un tono muy dulce y tierno para que él pudiese tomarlo en cuenta, ya que sabía que era lo único que podía hacer para salvarlos, más aún que claramente ese hombre no estaba del todo bien, pues parecía que mentalmente era muy inestable.

Diamante sonrió:-claro que lo haría mi princesa, si es que pudiera, pero..., no puedo amor, no puedo dejarlos ir, lo siento, sin embargo, te aseguro que te recompensaré-.

La rubia perdió el aliento pensando que hacer, cuando de pronto trajeron a Rubeus y a Yaten frente a ella, ambos desmayados y sangrando profundamente, Serena trató de ir hacía ellos pero Diamante se lo impidió:-ni se te ocurra princesa o los ejecuto ahora mismo, tú no puedes tocar a ningún otro hombre que no sea yo, ¿entiendes eso amor?-.

Se acercó lentamente a ella mientras sus subordinados apuntaban a los varones, pasó lentamente su arma por la cara de la chica y pidió que apuntaran a la castaña y a Esmeralda quién reclamó por su mal trato.

Éste la silencio y se acercó más a Serena a la vez que la acercaba a él y la besaba con fuerza y dureza, ella trató de zafarse pero era inútil, el vidrio ya lo había perdido en la pelea contra Esmeralda.

La pegó contra la pared y uso su cuerpo para mantenerla aprisionada mientras Esmeralda volteaba el rostro muy humillada y dolida ante sus acciones, maldiciendo internamente.

De pronto, Diamante comenzó a ser más violento arrancando la tela del vestido, a la par que ella suplicaba que se detuviera, pero, aquel hombre ya no reaccionaba, se estaba dejando llevar  por sus bajos instintos valiéndole un bledo que hubiese gente ahí, es más, eso le gustaba más, comenzando a acariciarla y manosearla diciéndole frases dulces y que no se resistiera.

Moly comenzó a gritar pero de inmediato el peliplata dió la órden de que la callarán, propinándole un golpe que la hizo caer al suelo perdiendo la consciencia.

Serena solo pensaba en Seiya, pidiendo que viniese por ella, rogando a Buda que la salvarán sin saber si sus plegarias eran escuchadas, gritando y pataleando, luchando con toda su fuerza y voluntad, tratando de evitar su destino inevitable...

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora