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Poco duró aquella hermosa escena pues las enfermeras y doctoras entraron a donde la joven rubia se encontraba, sacando con dificultad al hombre que comicamente se  resistía a salir, pareciendo un niño que huía  para que no le pusiesen sus vacunas y, en un descuido, la bata se levantó de la parte de atrás haciendo que la rubia riera por primera vez en mucho tiempo al ver la cara de Seiya llena de vergüenza y los intentos que hacía por cubrirse al percatarse de lo poco que cubría su bata, haciendo un buen escándalo y siendo sacado de ahí sedado y dormido, pasando por la sala de espera en una camilla y haciendo que a Haruka le doliera el estómago de tanto reír, previniendo con anterioridad que algo así pasaría y lamentando no haberse quedado hasta el final a escuchar como acababa aquel momento romántico, pues ella había escuchado casi toda la declaración.

Michiru que la abrazaba, al ver al pelinegro pasar por donde ellas se encontraban se cuestionó sobre que era lo que había ocurrido, pero, al ver a su amante reír frenéticamente supo que ella había hecho alguna travesura que involucraba al Kou y que su escusa de que ya casi eran las ocho y que por eso la había ido a buscar era una vil mentira, así que solo le quedo suspirar y tratar de averiguar que era lo que le causaba gracia a aquella rubia, cansándose de esa actitud infantil pero riendo por verle de mejor ánimos.

Por su parte, Serena dejaba que las mujeres la examinaran a la vez que pensaba en Seiya y lo que se habían dicho, su corazón latía rápido y sentía mariposas en el estómago, fue ahí  que lo decidió, daría todo de sí para estar mejor y corresponderle como era debido a su amado.

Por otro lado Taiki casi se infarta cuando no vio a su hermano a su lado, pero, al verlo ingresar en la camilla respiró con alivio, aunque, preguntó que era lo que había pasado obteniendo respuesta de los enfermeros, así que sin evitarlo golpeo su frente con frustración por el actuar tan infantil de su pariente, no obstante, también se alegró al escucharlo, pues eso significaba que mejoraba, esperando que Yaten pronto le diera esas molestias que tanto ansiaba.

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La tarde transcurrió tranquila mientras las personas iban y venían, entre ellas las amigas de cierta rubia que trataban de hacerla reír, lográndolo, dejando claro con ello a Haruka que dejarla sola con Seiya había sido buena idea...

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Al día siguiente Haruka dejó a su amada hermana en manos de los profesionales y pidió un favor a Michiru a la vez que dejaba a Setsuna a cargo de su hermana para que le avisara si había algún inconveniente, no sin antes ir a la habitación de Rubeus y hablar con él un buen rato sin ser interrumpidos por nadie...

En todo el trayecto en auto, Haruka no habló y Michiru no hizo nada porque el silencio fuese roto, había sido inusual lo que le había pedido pues desde que Serena había sido internada ella no se había despegado del hospital teniendo que rogarle incluso para que fuese a tomar una ducha y cambiarse de ropa, así que, ante ese "favor" solo pudo decirle que sí a hacerlo.

Pasaron unos minutos hasta que llegaron a un sitio concurrido, era una cafetería clásica pero con toques modernos, Haruka bajó del auto conducido por Michiru, suspiró y le pidió de favor que se quedase ahí, se ajustó el collarín que aún traía y que le causaba molestias y, nerviosa avanzó hacía el sitio en cuestión.

Ahí la esperaba un hombre que parecía un casanova con un traje perfectamente pulcro y de cabello color amarillo fuerte, tenía la carta en sus manos y jugaba con ella a la vez que coqueteaba con la mesera, dejando de hacerlo cuando la mujer frente a él carraspeó su garganta haciendo que el hombre se pusiera serio y terminará de ordenar lo que pidió mientras ella pedía solo un café.

El hombre se levantó y extendió su mano:-me supongo que usted debe ser Haruka Tenho, mi nombre es Tora Akagami, soy la persona con la que se contactó-.

Dudó un poco en tomar la mano pero al final devolvió el saludo aún con su tono de  voz grave:-mucho gusto-, al tomarse la manos algo indescriptible recorrió su ser en ambos.

Hubo un largo silencio y después Tora comenzó a hacer su trabajo, explicando cada una de las cuestiones habladas por teléfono hasta que sus órdenes llegaron.

Tora se sintió incómodo pues en todo el tiempo que había hablado había sido observado insistentemente por ese "hombre" que le daba sensaciones extrañas, tomó su café y su pedazo de pastel, acto  seguido preguntó a manera de cortesía:-¿Alguna duda?, ¿He respondido todas sus dudas?-.

Haruka sonrió y dió un sorbo de su café, relajó su rostro y después respondió pero ahora con su voz más suave:-siempre tan impaciente Ojo de Tigre, ya recuerdo por que no nos llevábamos bien..., nii-san-.

La voz de la persona frente a él lo desconcertó pero..., aquel apodo solo se lo adjudicaba él de niño, inspeccionó a la mujer frente a él y un nudo en su garganta se creó, se levantó por inercia y tomó el rostro de ella delineándolo, comprobando que no era un sueño y que era aquella niña que él buscaba en sus sueños:-¿Haru eres tú?, pequeña primavera ¿eres tú?, yo..., mi  tonta hermanita peleonera, no..., ¿dónde está mi Luna?-.

Haruka no quería romperse, pero, la había reconocido, ¡la había reconocido!..., volvía a sentirse como la frágil niña que era en aquel entonces cuando la vida le sonreía, aquella que aunque siempre peleaba con su hermano siempre acudía de igual forma con él en busca de protección cuando tenía miedo o sus padres la iban a regañar, aquellos recuerdos de una época tan distante la embargaron y no pudo más, lo abrazo llorando en su pecho como cuando era niña, como cuando se lo querían llevar y él le decía que todo estaría bien, aquella época en la que le creía todo a su hermano mayor, olvidando su odio a los hombres, dejando caer su máscara ante aquel hombre frente a ella.

Tora no supo que decir, solo la abrazo, aquello solo se lo confirmó, ella era su hermana, su hermanita, aquella que siempre peleaba con su persona pero por la que daría la vida; no pudo más y lloró amargamente, en su niñez fue separado de ella y su pequeña Luna, como solía llamar a Serena, lo habían llevado a Estados Unidos pero nunca olvido sus raíces, después volvió a Japón y siguió con su vida y en cuanto pudo trató de buscarlas sin éxito alguno, encontrando que el orfanato en el que habían estado ya no existía, borrando cualquier oportunidad de encontrarlas, aunque..., cada noche contemplaba el pequeño listón que Haruka llevaba ese día y que él se quedó a la vez que una flor marchita que su pequeña "Luna" tenía ese día.

Haruka quería hablar pero las palabras no salían al igual que las de él, dejando que el abrazo hablara por ambos, sin querer apartarse el uno del otro.

Michiru contemplaba la escena secándose las lágrimas, sabía que aquel abrazo significaba mucho para Haruka y que era un paso necesario para su recuperación, así que los siguió observando en silencio, esperando lo mejor ante ese nuevo comienzo...

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora