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Algunas horas antes en el hospital...

Después de que Haruka dejó la habitación del pelirrojo, éste firmo su alta voluntaria, aún se sentía mal pero no podía fallar en su trabajo y menos que por sus errores  todo lo que había logrado con el desvío de información hacía Haruka se fuese al caño, así que cumpliría con su deber costase lo que costase, después de todo, Haruka lo había salvado de la muerte y le había dado una segunda oportunidad, le debía mucho y se lo pagaría con intereses.

Fue a su apartamento usando el bastón que le habían recomendado y que su jefa le había proporcionado y buscó un teléfono móvil con el respaldo de sus contactos (una medida de precaución ante cualquier eventualidad), a la vez que tomaba la correspondencia acumulada y empezaba a revisarla, mientras el celular encendía.

Entre toda la documentación encontró algunos remitentes que le parecieron importantes, los tomó y abrió cada uno de los paquetes sin revolverlos entre ellos, analizó toda la información y cuando terminó, comenzó a hacer llamadas, tenía que hacer algo pronto ya que en su ausencia una intrépida periodista llamada Chuuko Nezu, había hecho las preguntas adecuadas y seguido las pistas necesarias para llegar a unos pasos de descubrir el oscuro secreto de su jefa, así que, sin perder el tiempo llamó a su abogada de confianza Akane Karasuma, así como a la persona que se encargaba de borrar y poner pistas sobre el pasado de Haruka así como sobre la muerte de su padre adoptivo, cuyo nombre era Reiko Aya, una mujer de la total confianza de la Tenho y de Akane (la también abogada de Haruka).

Al terminar de hablar con ellas y ponerse al tanto de todo, hizo algunas llamadas más, siguiendo las indicaciones de ambas mujeres y dejando el resto en sus manos.

Al terminar, tomó un cigarrillo y lo encendió, pero, de inmediato lo apagó, suspirando; aquella experiencia de vida lo había hecho reflexionar mucho, tenía miedo de que un día Zafiro apareciese y terminase lo que su hermano había empezado como venganza, pues, desconocía el hecho de que él mismo había sido quien había entregado a su difunto hermano.

Observó las pocas fotografías que adornaban ese sitio y se acostó en el suelo riendo como maníaco a la vez que decía al aire:-¡Qué rayos hago con mi vida!-.

Tomó otro de los paquetes y lo abrió, leyó la información y se levantó de golpe, a la vez que llamaba a su contacto en Taiwán, quién de inmediato reclamó por su falta de contacto y después de todo lo hablado, le dió los detalles que no podía decir por correo y, aunque debía hacerlo en persona, dada la recién descubierta condición del pelirrojo se dispuso a decirle los detalles...

Kalaberite Ayakashi era una mujer con un fuerte carácter, había salido muy apenas con vida de las sombras del clan Black Moon y sin esperanzas tuvo la suerte de encontrarse con Rubeus y comenzar a trabajar con él, ahora trabajaba en el caso Kou, buscando el paradero de Kakkyu, aunque su investigación principal era una red de trata de blancas bajo el manto de Black Moon, donde casualmente pudo encontrar a una mujer que se parecía a la desaparecida hermana Kou, infiriendo que podría ser ella.

Ambos, junto a algunos desertores de dicho clan se habían dado a la tarea de localizar y eliminar aquella organización, la mayoría estaban en peores condiciones de las que Rubeus o sus allegados habían abandonado aquella célula criminal, pero ahora, con la muerte del príncipe Diamante y la información recabada, era tiempo de dasmantelar aquello, aunque no faltase que alguien reclamara el puesto aún sin ser parte de la familia que le dió nombre a aquella antigua organización.

Sonrió de medio lado cuando la comunicación había acabado, habían logrado acabar con aquello en Japón y posiblemente podrían acabar con la red completa, aunque claro, el triunfo en Japón no era ni remotamente su éxito, no obstante, con saber que Diamante estaba muerto con eso él podría dormir más tranquilo aún con Zafiro suelto por las calles, pero, sin imperio, el rey no era nada y para empezar de cero hacía falta mucho tiempo.

Tomó los papeles y volvió a sonreír como loco, pues antes de colgar le había pedido a Kalaberite que le informará sobre cualquier cosa que pasara, ya que ella se encargaría de pasar la información sobre la muerte de Diamante a todos los que compartían el mismo objetivo de vida, venganza contra el clan y, si el tiempo estaba a su favor, ese día sería el fin definitivo de aquel horrendo imperio y aunque habría más "Diamante Black" en todas partes, por lo menos podría disfrutar de su dulce venganza, bueno..., si todo salía bien.

Volteó su rostro vacío y las lágrimas lo inundaron, pues si todo acababa ya no tendría motivos para seguir, no obstante, de pronto el rostro de su jefa inundó su mente y recordó que aún le debía mucho ya que sin ella estaría muerto, muerto sin haber  visto complida su venganza, muerto y desechado como basura, sin ella no estaría ahí, así que se levantó y de pronto tiró su mesita de noche y al levantarla, pudo observar una fotografía bajo el sofá, en ella una muchacha de mirada intensa posaba junto a su hermana muy felices, la tomó y delineó la imágen de la mujer mayor, su nombre era Karmesite y junto a su hermana Berjerite posaban porqué habían encontrado un empleo, su hermana mayor Kalaberite las sacó cuando pudo antes de que cayeran en la desgracia y maldición de la familia Ayakashi la cual era servir a aquel clan maldito, ayudadas también por su hermana Petzite quien se quedó a pagar las faltas de sus hermanas cuando ninguna de las otras tres estuvo más en el poder de la familia Black, de quien ahora no habían sabido su paradero y ni siquiera si estaba viva, la última vez se le había visto junto a Zafiro hacía ya más de dos años, haciendo su búsqueda un objetivo de vida para Kalaberite.

Actualmente, Karmesite y Berjerite trabajan en una veterinaria cumpliendo uno de sus sueños; el Crimson (Rubeus) sonrió al ver aquella foto y luego miró al techo, tal vez ya era tiempo de corresponder al amor que Karmesite le profesase hace varios años, claro, si es que aún le guardaba ese amor, cayó al piso y contempló aquella imagen en silencio, a la par que la soledad le daba la bienvenida y quedaba solo con sus demonios, pensando en el qué hacer con su vida....

Bombón, ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora