23

298 2 0
                                    

El televisor en funcionamiento -pero extrañamente sin transmisión a pesar de la hora- enervaba con su zumbido.

En la cocina, "la montaña" de ropa sucia junto al lavarropas, en marcha y con la tapa levantada.

Medio enroscado a la paleta del tambor giratorio y medio colgando hacia fuera, un camisón de Lilibeth; única prenda que encontraron allí, además de una pantufla casi deshecha en el fondo del tambor.

El agua jabonosa seguía derramándose y empapando los pisos.

Más tarde, Luis ubico'a Zambri, detrás de un cajón de soda y semi-oculto por una pila de diarios viejos. El animal estaba como petrificado y con la mirada fija en un invisible punto de horror del que nadie logró despegarlo todavía. (Se lo llevó Leandro).

El gato, único testigo.

Pero los gatos no hablan. Y a la policía, las anotaciones del cuaderno de Lilibeth le parecieron las memorias de una loca que "vaya a saberse cómo se las ingenió para desaparecer sin dejar rastro"... "una loca suelta más"... "la loca del 11 jota"... como la apodaron sus vecinos, cuando la revista para la que yo trabajo me envió a hacer esta nota.

¡SOCORRO! ( 12  cuentos para caerse de miedo) Elsa BornemannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora