(1° Parte) Un secreto

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¡Estoy viva! :3

¿Me extrañaron? Porque yo si~

Totalmente Random XD

Espero que lo disfruten~

Dewey Duck, a pesar de su amor por las grandes aventuras, no era realmente muy atlético. Era más rápido que Louie (no es que se necesitara mucho esfuerzo para superarlo) pero era más lento que Huey, quien tenía un buen estado físico gracias a su gran amor por su grupo de campistas y sus actividades. A veces lo envidiaba un poco, no entendía que hacia esos campistas para soportar un carrera o el esfuerzo físico.

Ahora se preguntaran, ¿a que viene eso?

Pues que la velocidad es muy necesaria e importante cuando estás corriendo por tu vida, con tu mejor amiga persiguiéndote, quien (cabe destacar) sabía artes marciales y tenía un golpe muy fuerte para ser una niña.

-¡Déjame vivir!- suplico Dewey, corriendo por toda la mansión y por entre todos los muebles que podía, esperando atrasar a la pata y obtener algo de ventaja.

-¡Vuelve aquí!- Webby se escuchaba molesta, persiguiendo al pato sin mucha dificultad.

-¡Nunca!- negó, abrazando con un poco más de fuerza el libro rosa con brillantina que tenía entre sus brazos. No había sido a propósito, solo había ido a buscarla para mostrarle algo que encontró en Internet pero en vez de encontrarla, pudo ver el libro dejado sobre la capa. No le iba a prestar atención pero las letras violetas brillantes en la tapa que decía "¡Diario de Webby!" le llamaron la atención. Ignoro las etiquetas de "¡Aléjate!" y "¡No tocar!", lo agarro y justo antes de poder abrirlo, ella entro. Y con eso empezó la persecución.

-¡Dewford!- el mencionado tembló ante el tono furioso y el uso de su nombre verdadero pero no se detuvo, la curiosidad era más fuerte que su razón o el miedo.

-Auch...- gruño al tropezar y caer de pecho al piso, el libro cayendo frente a él al soltarlo para evitar besar con fuerza el piso. Estaba a punto de levantarse y seguir corriendo pero se detuvo en seco. El libro estaba abierto, las palabras ahí escritas captando su atención por completo. Abrió los ojos con asombro, sin poder creer lo que leía.

-¡NO!- la pata se lanzo, saltando por sobre el cuerpo ajeno y agarrando el libro, cerrándolo y abrazándolo contra su pecho de manera protectora, sin atreverse a ver a su amigo a la cara.

-Webby...- se levanto lentamente, mirando fijamente a su amiga. -...a ti...- levanto la mano de manera inconsciente, señalándola débilmente.

-¡No lo digas!- negó con algo de pánico.

-...¿te gusta mi hermano?...- no podía entenderlo en realidad. Desde su punto de vista, su amiga y su hermano eran realmente diferentes, polos opuesto por así decirlo.

-¡Te dije que no lo dijeras!- suspiro con desanimo, alzando una de sus manos para retorcer un mechón de su cabello entre sus dedos indice y pulgar con nerviosismo. Webby se le acerco al verlo abrir el pico, soltando su cabello para agarrar el cuello de la remera azulada. -¡No puedes decírselo a nadie! ¡Menos que menos a él!- lo agito de manera brusca a cada palabra.

-¡Esta bien! ¡Esta bien! ¡No diré nada!- negó rapidamente.

-¿Lo prometes?- dejo de sacudirlo, viéndolo con suplica. Dewey agito la cabeza, algo mareado por la fuerte sacudida.

-Lo prometo- suspiro de alivio al verla asentir y sentir como lo soltaba. Su alivio duro poco cuando, de un momento a otro, se vio rodeado por un cuerda. -¡¿Qué estás haciendo?!- pegunto tenso, bufando al caer de espaldas al no poder mantener el equilibrio.

-Te metiste con mis cosas...- hablo Webby con tranquilidad, sujetando con una mano su libro y con la otra el extremo de la soja, empezando a caminar mientras lo arrastraba por el suelo. -...y eso trae consecuencias~- canturreo ligeramente la última palabra.

-¡NO!- se removió inútilmente, sabiendo que no podría liberarse. -¡Ayúdenme!- sus gritos hicieron eco en la gran habitación y cayeron en oídos sordos. Si, la curiosidad tenía consecuencias.

Extra XD

-Quiero dormir...- Dewey dejo escapar un profundo suspiro mientras abría la puerta del cuarto que compartía con sus hermanos, estaba cansado y el cuerpo le dolía. Sabía que su flequillo estaba despeinado, que él y su ropa estaban algo sucios pero era lo que pasaba cuando jugabas con Webby todo el día sin tener la posibilidad de negarse.

-¿Qué te paso?- pregunto Huey, sentado en el piso y con un libro abierto entre sus manos, mirándolo con curiosidad. Louie, recostado en su cama y con su teléfono en mano, levanto las vista y enarco una ceja.

-Me metí con las cosas de Webby- se encogio de hombros, sus hermanos haciendo una mueca pero asintiendo en entendimiento, volviendo a lo que estaban haciendo. El pato de azul volvió a suspirar y empezó a caminar hacia su cama, deteniéndose un momento para ver a su hermano menor con determinación. 

-¿Qué?- el pato de verde alzo la vista al sentirse observado, enarcando una ceja con curiosidad al encontrarse con la mirada de su hermano de azul.

-Nada- negó y se tiro en la cama, apoyando su mejilla en su almohada y relajando su adolorido cuerpo. No entendía que le había visto su amiga a su hermano pero no juzgaría. Cerro los ojos pero no pudo evitar sonreír con diversión, prometió no decir nada pero eso no dignificaba que no podía dar algunos empujones. Eso seria divertido.

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