Está bien

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¡Hola mi gente bonita! ¡Estoy de vuelta con...actualizaciones muy lentas! XD

Esto empezó como frases al asar ^_^

Espero que les guste~

Huey tenía un fuerte nudo formándose en la boca del estómago, mirando con nerviosismo a su tío sentado en un silleta en el barco, con los pies apoyados en el borde de este, manos en el regazo y los ojos cerrados, mostrándose muy tranquilo. Trago, podía sentir las miradas de sus escondidos hermanos en su nuca, diciéndole en silencio que dejara de ser cobarde y se acercara de una vez, así que termino por respirar profundo y avanzar. Camino en silencio, deteniéndose al estar al lado de mayor y retorciendo ligeramente los dedos, tentado de darse media vuelta y correr hacia su cuarto en la mansión.

-¿Tío Donald?- dudo por un momento en hablar, sonriendo ligeramente cuando el mencionado abrió los ojos y lo miro.

-Hola Huey- sonrío con cariño pero pronto lo miro con preocupación, podía notar lo tenso y nervioso que estaba el menor. -¿Pasa algo?- baja los pies y se sienta derecho, sintiendo que algo andaba mal con su sobrino.

-Yo...quería hablar contigo...o más bien, preguntarte algo- respondió, moviéndose para estar parado frente al mayor y apoyándose ligeramente en el borde del bote. Donald enarco una ceja, asintiendo y mirando a su sobrino, prestando atención y esperando a que continuara. -B-Bueno...- hizo una ligera mueca, buscando las palabras en su mente y preguntándose por novena vez por que sus hermanos lo enviaron a él. - Tío Donald... - trago saliva, nervioso. -... ¿qué va ha pasar ahora...que mama volvió?-

-¿A que te refieres?- pregunto con curiosidad, sin entender del todo la pregunta.

-Es decir, ¿qué pasa si ella quiere mudarse a otra casa? O peor aun, ¿se quiere mudar a otra ciudad? ¿O a otro país?- las preguntas salieron de su pico de manera atropellada y torpe. Abrió el pico para seguir hablando pero lo cerro al sentir las manos ajenas en sus mejillas, haciendo que mirara rápidamente el rostro de su tío, sin saber en qué momento este se había levantado y se había arrodillado frente a él. El menor movió ligeramente los dedos, tentado de retorcer el borde de su remera para distraerse.

-Huey, se directo- le mostró una ligera sonrisa, sabía que el mayor se alteraba un poco al no tener una respuesta a las preguntas que se le venían a la mente.

-¿Tendremos que ir con ella?- Donald parpadeo, notando como el menor lo miraba con una mezcla de pánico y tristeza.

-¿Por qué pensarías eso?- no sabía si sentirse sorprendido o nervioso ante la inesperada pregunta.

-Porque...es nuestra mama- jugo con sus manos sin dejar de mirar a su tío. -Quiero decir, se supone que debemos estar con ella...¿o no?- Donald lo miro por un momento, para después respirar profundo y dejar escapar un suspiro, levantándose lentamente.

-Ven, hablaremos en un lugar más cómodo- agarro la mano de su sobrino, notando de reojo como este no alegaba que "era mayor para eso", si no que apretaba ligeramente su mano. Empezó a caminar, saliendo de su bote y deteniéndose después de alejarse un par de pasos, respirando profundo. -¡Dewey y Louie, ustedes también!- volvió a caminar y no tardo mucho en escuchar un par de pasos rápidos acercarse, sus otros dos sobrinos apareciendo de su otro lado. Entraron a la mansión en silencio, yendo directamente al sofá de la sala. Se sentó pero sus sobrinos se quedaron frente a él, luciendo nerviosos. -Niños...- hablo después de unos segundos de silencio, el cual no era bueno teniendo trillizos hiperactivos. -...¿qué es lo que pasa?-

-Nosotros...- ellos miraron entre ellos con nerviosismo, para después mirar al mayor.

-...estamos felices de que mama haya vuelto...- Huey empezó.

-...¡es genial tener a toda la familia en casa!...- sonrió Dewey.

-...pero la vimos viendo casas en venta y nos pusimos a pensar...- Louie metió las manos en el bolsillo de su buzo, haciendo una mueca.

-¿Qué pasaría si ella se fuera?- Donald enarco una ceja, mirándolos con curiosidad y recibiendo asentimientos con la cabeza como respuesta de parte de los menores. -¿Y cuál sería el problema ahí?- pregunto con tranquilidad.

-No...No queremos ir con ella- hablaron al unísono, luciendo apenados y nerviosos, como si la respuesta fuera mala.

-Ho...- parpadeo con sorpresa, levantando una de sus manos para rascarse la nuca con algo de torpeza.

-¡No es que no la queramos o algo así, es solo que no queremos dejarte!- negaron los tres, hablando al mismo tiempo y entonces, empezaron a balbucear sobre muchas cosas. Ellos se movían con nerviosismo, sin dejar de mover las manos y sin mirar directamente a su tío. Donald los miro, no entendía nada de los que ellos hablaban pero tenía ya una idea de cual era el problema ahí. Respiro profundo.

-¡Niños!- los llamo, logrando que se callaron de golpe y lo miraran fijamente. -No deben explicarme nada...- negó. -...lo que sientan, esta bien-

-¿En serio?- lo miraron con gran sorpresa.

-¿Esta bien que no queramos irnos con ella?- pregunto Huey con timidez.

-Esta bien mientras sea lo que ustedes quieran- sonrió ligeramente. -Si quieren ir con ella, está bien...- negaría delante de ellos pero eso dolería mucho en su corazón, aunque lo aceptaría. -...si quieren quedarse conmigo, también esta bien- los miro con cariño. -Lo que decidan esta bien, mientras sea lo que ustedes quieran y con lo que se sientan se sientan cómodos-

-¿Y si ella se pone triste o...enojada porque no queremos ir con ella?- pregunta Dewey con algo de vacilación.

-Pues...- Donald se rasca la nuca, buscando las palabras en su mente. -...tendrá que aceptarlo- parpadea con sorpresa al tener, de repente, tres pequeños patos prácticamente subidos a él, sus manos aferrándose a su ropa y negándose a soltarlo. No tardo mucho en sonreír con cariño y abrazarlos con fuerza, besando sin pensar las frentes de sus sobrinos.

-Te queremos, tío Donald~- ellos no se separan, sino que aprietan un poco el agarre que tienen sobre el mayor.

-Yo también los quiero, niños~- cierra los ojos y se permite disfrutar el momento. Están felizmente enterrados en su burbuja llena de cariño que no notan que no notar a la pata de cabello rubio parada no muy lejos, viéndolos con un toque de resignación y una triste sonrisa.

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