Pánico y llanto

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Espero que les guste mi gente~

Los quiero :3

Louie Duck suele ser un pato muy tranquilo pero en esos momentos, con el llanto de sus 2 hijos de tres años resonando por la habitación, esta empezando a entrar en un estado de pánico. No lo entiende, ellos estaba bien hace solo unos segundos y de la nada, Alex empezó a llorar con fuerza y Max, siendo un buen hermano, no tarda en imitarla. Intento todo lo que se le vino a la mente: ofreció dulces, helado de cualquier sabor, mirar televisión, jugar a la consola, jugar con los juguetes, comprarles nuevos juguetes, llevarlos al parque al día siguiente pero nada funcionaba. Los pequeños no tenían hambre, no estaban adoloridos, tampoco estaban aburridos ¡No lo entendía!

Gruñe, despeinándose con algo de desesperación. Es muy tarde en la noche, con la mala suerte de que sus hermanos y su esposa se han ido. Agarra su teléfono dejado en la mesa más cercana y lo desbloquea, dispuesto a realizar la última idea que tenía en mente. Marca el numero que se sabe de memoria y espera.

-¿Hola?- se escucha una voz adormilada salir del aparato.

-¡Huey!- chilla sin poder evitarlo, dejando a los gemelos sobre el sillón y alejándose ligeramente.

-¿Louie?- suena confuso y un poco más despierto. -¿Qué pasa? ¿Tienes una idea de que hora es?- el menor no puede evitar hacer una mueca ante la cansada voz ajena.

-Si, si, si, sé muy bien que hora es- suspiro y antes de que pueda decir algo más, los pequeños dan a conocer su molestia con un sollozo.

-¿Qué fue eso?- pregunta con curiosidad, al parecer levantándose de su cama y caminando hacia algún lado.

-Es mi problema- suspiro con cansancio. -Max y Alex llevan un rato llorando, no puedo lograr que se calmen- se rasca la nuca con una mueca. -¡Ayúdame hermano!-

-Bien, bien- se escucha como abre una puerta y empieza a remover unas cosas. -¿Qué tienes hasta ahora?- pregunta. No es la primera vez que el pato vestido de verde entra en desesperación ante el llanto de los gemelos y lo llamaba para ayuda.

-No tienen hambre, no les duele nada, no están aburridos...- se despeina con la mano libre. -...¡y no aceptaron los dulces, el helado o una ida al parque! ¡No sé que hacer!- se sienta en el sillón en medio de los menores y espera una respuesta pero solo obtuvo silencio. -¿Huey?- alejo el teléfono para ver la pantalla y no pudo evitar gruñir con molestia al notar las palabras "Solo llamadas de emergencia". -¡Y me quede sin señal! ¡Genial!- deja el aparato a un lado con molestia y bufo, mirando hacia abajo al sentir a sus hijos acercarse a cada lado. Los gemelos, vestidos con sus piyamas, con los ojos algo rojos por las lagrimas antes derramadas y las plumas revueltas, se están acurrucados en sus costados, bostezando y enterrando sus rostros en la remera verde que Louie usa para dormir, aferrándose a esta con sus pequeñas manos. -Ho...- los miro por un momento y baja las manos para apoyarlas en la cabeza de cada uno, dándoles una suave caricia y sonriendo al verlos acomodarse en su contra, de seguro ya dormidos. Deja escapar un profundo suspiro, acomodándose un poco más en el sofá y rodeando a los menores con sus brazos para acercarlos. Esta cansado, así que ni siquiera se esfuerza por mantener los ojos abiertos y termina por dormirse con sus hijos en brazos, sin siquiera notar como su teléfono vibraba con fuerza.

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