12. Odio a la popularidad

31 9 15
                                    


Cuando la primera parte de las clases acabó y fueron a el patio Samuel pensaba en decirle algo importante a Adri, o al menos para él mismo, sería feliz por primera vez haciéndolo como se debe y más sí se lo compartirá con Adrián.

-Necesito decirte algo- Dijo el castaño mientras buscaban un sitio para sentarse, iban uno al lado del otro, escucharon un silbido y voltearon.

Un chico llamó al pelinegro para que se fuera con ellos, eran de último grado y parecían bastante amigables, Samuel pensó como comportarse frente a ellos para parecer maduro y amigable.

-Después voy con ustedes- El chico se fue dejando al castaño solo con la boca abierta, no pensó que fuera a dejarle así de fácil y aparentemente no escucho nada de lo que le estaba diciendo.

Totalmente ofendido fue con su grupo de amigas que el miraban apoyándole, este tenía una impotencia que jamás había experimentado, ni siquiera cuando después de tantos golpes le mandaron al hospital.

Pero Adrián ni sus padres ni cualquier otra persona conocían las dos partes que conformaban a Samuel, por un lado (que es el más grande) está el chico tímido que quiere agradar a todos e intenta hacer lo mejor para ayudar a los que le rodean.

Pero pocas veces sacaba su otro lado en el que se volvía un bestia, ya no le importaba nada y se preocupaba por el mismo estando en primer lugar, pero alguien le había bajado de su propio podio, Adrián.

Se veía bastante animado hablando con los chicos que le daban sodas y papas empacadas de esas que están llenas de aire, respiró y controló entrando en estado de transcendencia máxima.

Se acostó en la pared de la tarima y cerró sus ojos, le señaló a sus compañeras que no hicieran nada para despertarlo, ni siquiera cuando llegara su Adri.

Ya todas lo sabían, por mensaje ellas le habían dicho que pensaban que lo era, por dos le hablaron y que al resto les emocionaría mucho saber eso respecto a él y a su enamorado pelinegro de ojos grises.

¿Enamorado? Sería la palabra correcta para definirlo, no, ahora sentía que el chico es un idiota y le enoja mucho que haya preferido a sus compañeros que al chico que besa todas las veces que están a solas, o cada vez que tiene la oportunidad.

Recordó el primer sábado y el domingo en su casa y sonrió inconscientemente, pero todo en él falló en ese preciso instante, abrió los ojos y aceptó que sí el chico lo había elegido como su primer beso es porque sí le gustaba.

Vio al maestro y se levantó, él le daba la señal al del kiosco a que lo cerrara para acabar con el descanso, se despidió de sus amigas y caminó al salón para llegar de los primeros y esperar a su Adri para que le contara lo bien que le fue.

Sintió un brazo que le atraía y el timbre que finalizaba, todos los estudiantes se levantaban lentamente para caminar a su salón, era Adrián el que le tenía el brazo y lo llevaba rápidamente a los baños.

-Perdona, ellos me hablaron y debí invitarte, pero me sentí querido pero tú lo haces más y...- El castaño dejó un poco de lado su timidez y le dio un beso al otro quien le acuno la cara y le correspondió.

Automáticamente Samuel se dio cuenta de lo que había hecho y se sonrojó mientras sonreía, el otro lo sintió y le besó más profundo chocando sus lenguas y separándose lentamente para tomar aire.

Cuando volvieron estaban más cerca aún, las manos de Adrián tomaban su cintura y las bajaba lentamente mientras el otro las tenía en sus hombros y bajaba al pecho, una vez estuvieran cerca de tocarse se asustaron demasiado al entender qué venían cosas de adultos después.

Prefirieron seguir besándose, sus ojos cerrados y sus lenguas y labios mojados y rojos, además de que se volvían hinchados porque Adrián hacía a casa segundo su técnica de morder, en realidad al castaño le gustaba bastante.

-Adrián y Samuel- Sintieron una voz masculina y se separaron rápidamente entendiendo que no habían sido lo suficientemente discretos que se necesitaba estando en una escuela.

Ambos suspiraron tranquilos al entender que era Sergio que les avisaba que en pocos segundos el profesor cerraría el salón y los que se quedaban afuera recibirían un apta que les bajaría todas las materias.

Corrieron hasta entrar al salón donde suspiraron y se sentaron en sus respectivos puestos con todas las miradas encima suyo, se miraron cómplices y luego pusieron las manos en sus bocas disimuladamente como si prestaran atención a la clase que aún no había comenzado para tapar sus labios, sobre todo Samuel, que los tenía todos mordisqueados.

-¿Qué opinas de que los populares me separen de ti?- Preguntó el pelinegro esperando alguna actitud celosa o diferente que el joven tímido podía tener.

-Me parece mal de ti que prefieras a esa gente que te ve por lo lindo que eres- Diciendo esto se sonrojó, ya habían quitado las manos de sus bocas -Y no a mí que te quiero por lo que hay dentro de tu corazón-

Le tocó esa zona y sonrieron, Samuel acomodó su brazo en la mano de la silla del pelinegro mientras ponía su cabeza allí, en ese momento tan adorable, sintió ganas de besarlo en medio de toda la clase.

-Odio a la popularidad- Dijo susurrando el castaño mirando al otro de reojo y después guiñarle uno de sus orbes.

-Te quiero Sami- Le dijo Adrián al oído con una sonrisa susurrando pegado a este como hacen los niños de primaria cuando se cuentan un secreto o cosas así.

-Te quiero Adri- Respondió el otro haciendo exactamente lo mismo y después riendo por las vistas de Sergio que les negaba con la cabeza con una sonrisa, sí solamente era él, no les importaba qué pasara muchas veces más.

Primer amor (#Pequeño Amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora