Ambos chicos estaban sentados en sus puestos, se miraban a los ojos y al menos el pelinegro le miraba los labios repetidas veces esperando juntarlos con los suyos, eso hacía a Samuel sentirse culpable, el chico con mucha valentía había comentado su gusto a los chicos a sus padres y nadie podía saberlo por él.–¿Qué pasa?– Dijo Adrián y su cara cambió a una de preocupación, se lo contagió el castaño con su mirada, algo le preocupaba o se sentía triste, el pelinegro temía que tuviera algo que ver con los problemas que le había contado ese día.
–Es que nadie puede saber por mi culpa– Adrián abrió rápidamente los ojos, luego alzó y bajó los hombros por lo que había dicho, restándole importancia, el otro entendió y sonrió levemente.
El profesor había entrado al salón con un montón de papeles en las manos, por lo general hacía eso para entregarnos los resultados de las notas a los que íbamos bien, pero no era normal en mi.
–Jóvenes, tengo los resultados de dos de los cuatro periodos– Todos empezaron a murmurar y a suspirar asustados, incluso Samuel y Adrián al final del salón, aunque el primero estaba convencido de ir bien.
–Solo quince de cuarenta personas ganaron ambos periodos, es muy triste que teniendo la oportunidad, prefieran hacer cosas distintas en ves de estudiar, aún así les diré los primeros puestos que destacan a los mejores estudiantes–
Ninguno estaba convencido de quien era, al menos Adrián le dijo a Samuel que Sergio sería uno de los primeros, sin duda, siempre conseguía ser el mejor. Pero contrario a este estaba el pelinegro, a todos los estudiantes y profesores les parecía estúpido que el chico que vende tareas no sea uno de los primeros con mejor desempeño académico.
–El tercer puesto es para Sergio Rodrigues, siempre destacándose entre todos– Dijo el profesor y todos le aplaudieron, el chico solo sonreía incómodo por la escena; luego el profesor se acomodó bien los lentes, no podía creerlo.
–El segundo puesto es para Adrián García– El de ojos grises abrió la boca y luego se levantó para hacer el payaso como siempre, haciendo reverencia a todos mientras le aplaudían enérgicos.
–Y el primer puesto es para el chico nuevo, Samuel López– Todos le miraron pero nadie le aplaudió, les parecía raro que alguien se acomodara tan bien a la escuela y superara a muchos que llevan toda su vida allí.
Adrián se alteró y apretó la mandíbula al ver la injusticia ahí presente –¿Qué pasa? ¿Es qué como es nuevo nadie le aplaudirá aunque se lo merece?. Es el mejor estudiante y lo ha demostrado, así como al tercero y segundo le toca a él– Gritó Adrián colocándose de pie.
Empezó a aplaudir solo, no buscaba que el resto de idiotas lo hicieran, pero algunos le acompañaron, esos eran sus amigas y Sergio, también el profesor y la de español que llevaba escuchando toda la conversación.
Todos los maestros le tenían mucho cariño por el hecho de que era buen estudiante y siempre entregaba las cosas, les ayudaba y no faltaba ni un día, además de que la profesora de español quedó encantado con ese trabajo de español.
El castaño solamente sonrió y luego el pelinegro le tomó y le atrajo hacía él para darle un beso en la mejilla, hubiera sido una forma perfecta de darles a entender que les gustaban los chicos.
–¿Podrías dejar de defender a tu novio? Me dan asco– Las amigas del castaño y Sergio se alertaron pensando que los decía enserio, pero todos e incluso él empezaron a reír por el chiste tonto y homofóbico.
–¿Podrías prestarle más atención a tus estudios? A mi me da asco ver como le pides dinero a tus padres para pagar las seis materias que pierdes todos los periodos y luego les dices insultos porque no te importan– Todos empezaron a gritar por como todo se había descontrolado en un momento, incluso Samuel lo hizo.
Todos se quedaron callados por el grito del profesor, este fue hilera por hilera revisando y dándoles a los estudiantes que iban bien, revisando los exámenes que habían hecho, por algunas tres o cuatro preguntas Adrián había perdido contra Samuel.
Después del largo día de clase Samuel se los mostró a sus padres quienes sonrieron y le prometieron cualquier cosa que pidiera mientras estuviera a su alcance y llevara un tiempo.
Los padres del castaño estaban acostumbrados a las excelentes notas, esa es una de las formas de saber el estado de animo de su hijo, y ahora les serviría mucho más, sí peleaba con su novio ver las calificaciones sería la forma en la que podrían ver que tan afectado estaba.
Pero los padres de Adrián empezaron a saltar de felicidad por ver lo bien que estaba saliendo todo, los estudios de su hijo eran problemas recurrentes que llevaban detrás castigos y profesores particulares, pero de la noche a la mañana (al menos para ellos) había mejorado un montón sin casi esfuerzo.
–¿Porqué ahora sacas tan buenas notas?– Preguntó la hermana curiosa alimentando a los padres de lo mismo, quienes escuchaban atento la respuesta de su hijo o en otro caso de su hermano.
En ese momento el plan de hacer que sus padres se enamoren de Samuel sin conocerlo empezó a funcionar en su cabeza: –Pues, desde que me pusieron en el puesto al lado del chico este– Dijo intentando no decir su nombre para que sus pares preguntaran.
–¿Cómo se llama?– Los padres cayeron en la trampa haciendo que Adrián sonriera de forma malvada aunque su plan no lo era.
–Samuel López, ese es mi novio– Los papás sonrieron más confirmando los planes del pelinegro –El ocupó el primer puesto–
–Pues le debemos el sol, la luna y las estrellas, no idea de que te hace para que vayas tan bien pero en todo caso que siga haciéndolo–
Y el día siguió así, entre felicitaciones de lado y lado y en como se pensaban ambos.
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Primer amor (#Pequeño Amor)
RomanceMuchas personas relatan a su primer amor como alguien especial que los hizo ver el mundo de una forma diferente y los obligó a madurar y a tomar razón de lo bueno y lo malo que estaba pasando a su alrededor. También (un porcentaje reducido) la perso...