20. Pijamada

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Adrián y Samuel habían llegado con la madre de el último que había prometido traerlos ante los padres del pelinegro que estaban felices de que fuera a una fiesta con un montón de niñas, o eso le comentó la señora para que lo dejaran salir sin problema.

Su padre se creía tan precavido que le compró un condón que no dudo en mostrar a Samuel quien simplemente se sonrojo mucho, y al ver que su madre y su novio le miraban con burla se escondió en el pecho del último y le abrazó por la cintura.

Los dejaron allí y se presentaron entre madres, mientras ellas hablaban ambos chicos empezaron a subir las escaleras y en estas, cuando nadie les veía, se tomaron de las manos, caminando hasta la última habitación que color un color rosado fuerte.

La abrieron y sonrieron al ver que todos estaban allí, las tres chicas, Sergio que se veía abrumado por seis senos que seguramente querrían transformarlo en mujer.

Se saludaron y los novios no se querían soltar de las manos, estaban felices de ser quienes eran, no quienes debían ser, cada uno había traído una mochila donde llevaban su pijama, les apenaba un poco tener que cambiarse en casa ajena pero no irían con pijama.

–La puerta del baño tiene las letras fuera, vayan a cambiarse allí– Los chicos asintieron y empezaron una guerra por quien iría primero, no se ponían de acuerdo y estaban cansado a el de ojos azules.

–Vayan los dos, son novios, algún día se tendrán que ver desnudos– Ambos se espantaron por las palabras y asintieron, no es como si fuera a pasar algo en el baño, aunque todo dependía de ellos.

Samuel se puso de espaldas a Adrián y se quitó la camisa, este al ver la escena corrió a abrazarle y darle un beso en la parte debajo de la nuca, vaya que era bonita la escena, pero podía subir a más, y ya conociéndose lo mejor era cuidarse.

Después se quitó el pantalón, el pelinegro notó que era delgado, pero igual tenía nalgas suficientes como para impresionarlo, en los pantalones se les notaba, pero en la vida real mucho más, o tal vez sería la ropa interior.

Se puso un pantalón holgado y se puso otra camisa bastante amplía, sus pijamas no eran iguales a la de las chicas, no eran especiales, era ropa ancha, vieja y cómoda que les hacía sentir bien cuando dormían.

Ahora Samuel volteó y miró el trasero del otro chico que era más grande que el suyo, estaba ejercitado al igual que sus muslos, los suyos eran delgados, en sí Adrián tenía más cuerpo que él, pero eso era exactamente lo que le gustaba al pelinegro.

–¿Qué miras?– Esa era de las veces en las que Adrián provocaba al castaño, volteó sin camisa y caminó hacia él con una sonrisa de oreja a oreja –¿Te gusta lo que ves?– Dijo flexionando sus músculos encantando al otro, pero no era tan tonto.

Le dio un beso en los labios y se fue –Te espero en la habitación– Le dijo antes de cerrar la puerta dejándole confundido, le había rechazado, aunque la sonrisa en su cara mostraba que era de burla.

Una vez todos estuvieron allí las chicas empezaron a hablar de chicos guapos de la escuela en voz alta, Samuel estaba acostado en el pecho del otro que por fin había dignado a ponerse una camisa para dormir, pero a Sergio no le quedó de otra que escuchar los comentarios de las niñas alborotadas.

Rápidamente el teléfono del de ojos azules empezó a sonar y él lo revisó, después de eso se mordió el labio y miró a los lados para ver si nadie notó su gesto, pero todos le miraban –¡Deja ver!–

Después de tanta lucha el chico soltó el teléfono y las chicas más los novios fueron a mirarlo, era un chico en toalla mostrando sus abdominales frente al espejo, sin su cara pero dejaba unos besos en emoticonos abajo.

–¡Qué buen cuerpo!– Dijo Samuel sin medir sus palabras haciendo que el que lo cargaba se levantara, no permitiría que su novio hablara de otro en su cara, lastimaba algo dentro.

–¿No has visto a tu novio?– Se quitó la camisa, aveces parece que le diera comezón y por eso siempre la lleva fuera, pero era muy parecidos, pero el de la foto se llevaba la victoria.

–A mi me gustan más estos– Dijo tocando el abdomen de su novio una vez este se sentó, le resultaba relajante tocar esa parte tan perfecta en Adrián, quien después del parque de diversiones había tomado mucha confianza.

–Igual, Cristhian les gana– Todos sonreímos aún sin entender quien era, aunque se puede suponer que es el de la foto, el nombre que Sergio le había puesto era “juguito de naranja"

Las chicas sacaron los esmaltes y los acercaron para pintarles las uñas, todos se negaron rotundamente pero después de unos segundos Samuel también lo hizo, su novio se colocó detrás y le tiró hacia las chicas.

–Te apoyo, Sami es Sami con o sin las uñas pintadas, yo no tengo problemas, pero no te pongas una...– El castaño asintió entendiendo bien el mensaje y sonriendo por las ocurrencias de Adrián.

Ambos colocaron las manos y las abrieron al lado del otro, las chicas le preguntaron color y el pelinegro lo eligió transparente o de brillo, pero Samuel lo hizo blanco que en realidad le quedaría excelente.

Lentamente voltearon las caras de forma incómoda y se dieron un pequeño beso,  después de este otro y luego Adrián le abrazó por detrás y aspiró el olor de su camiseta.

–Sergio ven, cualquier cosa después te lo quitas– Dijo la chica que no estaba haciendo nada y el de ojos azules asintió, todos estábamos felices, haciendo lo que nos gusta, hablar por mensajes o estar abrazados a la persona que nos gusta por mucho tiempo.

Primer amor (#Pequeño Amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora