Una vez estuvieron en el centro comercial (los padres de Samuel no les dejarían ir más lejos de allí, pero aún así Adrián le haría una pequeña modificación a la regla) caminaron hasta el centro de la misma y se tomaron unas fotos allí para tener el recuerdo del primer cumpleaños juntos.Adrián pasó el brazo por el hombro del castaño y lo atrajo hasta sí, este temeroso y sin saber que hacer dejó las manos quietas para que la gente no levantara dudas, después el pelinegro no podría salir con él jamás por sus padres.
–¿Qué haremos?– Preguntó Samuel mirando a todos los lados y después a la cara del chico que estaba a su lado, estaban dando vueltas en círculos y al menos el pelinegro, esperaba la hora cero.
–Es tu cumpleaños, decide tú que quieres hacer– Aclaró el chico mirándole a los labios y subiendo y bajando sus cejas, el centro comercial, como era de esperar, estaba lleno y no podían hacer ese acto por mucho que el festejado lo quisiera.
Mientras caminaban al almacén de camisas donde Samuel había visto una que le llamaba la atención, Adrián entendió cuál era el deseo del chico que le llevaba corriendo por el sitio con la mano derecha agarrada para guiarle y abrir espacio entre toda esa gente.
Él deseaba estar tirado en un sofá, una cama, en cualquier lado aunque sea de pie y sentir sus labios, quería besarle y abrazarle frente a todos, no quería pedir permiso para hacerlo, quería robárselos y ya, había una solución para eso que le agrado porque era lo mismo que había pensado.
Una vez llegaron al sitio Samuel se probó todas las camisas que había, pero al final se decidió por el local que estaba al frente y qué tenía una propuesta provocadora: Haz el diseño de tu propia camisa.
Samuel llegó y preguntó cuando costaba, como siempre el pelinegro sacó su cartera sintiéndose el chico más afortunado y millonario del mundo y miró lo que hacía el chico.
Adrián siempre envidio la letra del castaño desde el mismo momento en el que le vio escribir, era tan hermosa que estaba seguro de que ningún tipo letra estaría a la par de esa.
La frase hizo que le joven independiente sonriera y les mirara culpables, el de ojos grises no entendía porque pero luego sonrió y se avergonzó un poco al ver el escrito: “Sí por besarte fuera a la cárcel, tendría cadena perpetua <3".
Una vez la pagó se pudieron en una esquina y Samuel rápidamente y con el miedo encima se quitó la camisa y se puso la que acababa de comprar, le quedaba realmente bien, o eso diría Adrián quien se quedó pendiente de ver el abdomen plano del chico.
Era cierto que no tenía los cuadros que él tenía, tampoco el pecho levemente partido y se le veían un poco las costillas, pero entendió que así le gustaba, además de las ganas fuertes de querer morder uno de esos botones que había a cada lado de su pecho.
Salieron y se dieron cuenta de que era la hora en la que casi siempre almorzaban por lo que decidieron bajar hasta el comedor, o simplemente el lugar donde la gente compra comida, Samuel se colocó en una mesa que encontraron milagrosamente y le guardó el puesto a Adrián mientras que iba por la comida.
Una cubeta de pollo frito le hizo perder la cordura a el castaño que tuvo que ir lentamente para no perder la calma y sacar la bestia que lleva dentro, Adrián comió como una o dos y el resto de diez se las trago Samuel.
Como existen esos guantes plásticos solamente se los quitaron, dejaron la basura allí porque siempre había alguna chica que era la encargada de recogerlo y se fueron sonriendo, Samuel se preocupó un poco por su aliento pero cuando Adrián le comentó lo mismo sólo pudo reír, a ambos les olía la boca a salsa picante.
Bastante inteligente, Adrián llevó a Samuel al sitio donde se conocieron, la chica y el señor les saludaron amablemente y les cambiaron sus billetes por monedas además de regalarle alguna otra.
–¿Son amigos? ¡Tienen pinta de algo más!– Ambos sonrieron por la pillada de la chica y le pidieron que mantuviera silencio, tal vez así como les había dicho a ellos pudo hacerlo con otras personas.
Jugaron esta vez algo de carreras, cada uno tenía un volante y estaban empujándose porque el otro perdiera el control y les diera la victoria, pero no fue así, solamente se reían por las estupideces sin sentido hasta que les dolía el estómago.
Sin ningún tipo de intención más que amistosa se suelen un abrazo por el momento, era el mejor día para Samuel y uno de los mejores para Adrián, tantas emociones encontradas, solo le faltaba algo, besos.
Samuel paró a Adrián al ver que le llevaba fuera del centro comercial rápidamente –¿Ya nos vamos?– El pelinegro volteó y entendió la tristeza en ma cara del otro.
–Tus padres me dijeron que sólo el centro comercial, pero debes prometer que no le dirás esto a nadie– El chico asintió con una sonrisa y una mirada curiosa atento a las palabras del otro –Iremos al parque de diversiones–
Su cara se iluminó más porque nunca había salido mucho en la otra ciudad por lo que los otros niños le podían hacer y sus padres no le podían acompañar a los juegos, pero con Adrián podría hacer todo lo que nunca hizo con alguien de su edad. Algo como besarse.
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Primer amor (#Pequeño Amor)
RomansaMuchas personas relatan a su primer amor como alguien especial que los hizo ver el mundo de una forma diferente y los obligó a madurar y a tomar razón de lo bueno y lo malo que estaba pasando a su alrededor. También (un porcentaje reducido) la perso...