9. Sábado de trabajo

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Alguien tocó la puerta y en ese momento el castaño gritó que él abriría, se miró levemente en el espejo que estaba en la sala y corrió hacia la entrada a abrirle a Adrián por el trabajo de lenguaje sin saber que su madre le llevaba mirando todo el rato.

Una vez la abrió ambos sonrieron y se dieron un abrazo cuando estuvieron adentro, Samuel llevaba una camisa blanca y los pantalones de siempre, y Adrián llevaba una gris con una franja negra en el cuello al igual que sus pantalones.

El chico saludó a su madre y ambos subieron a la habitación de Sami porque allí estaba el ordenador en el que harían todo el trabajo, desearon hacerlo a mano porque la profesora lo apreciaba más así.

La madre que estaba abajo supo que tendría que vigilar por si los niños hacían algo inadecuado, pero después de pensarlo solo los interrumpiría para darle comida y ya.

Empezaron a investigar del romanticismo y sus características, en un pequeño cuaderno para después llevar todo resumido, Adrián investigaba que era más rápido y la letra de Samuel era considerablemente más hermosa, por lo qué él escribiría en las paginas.

Empezaron a hablar de lo que consiguió el de ojos grises para sacar una conclusión y aprenderse el pedazo por si les preguntaban:

–“El romanticismo fue traído por los ideales franceses originado en Alemania y el Reino Unido, a finales de el siglo dieciocho y se desarrollo en las primeras décadas del siglo veinte– Samuel rescataba pequeñas partes hasta que obtuvo una buena definición, pero dejó que el chico leyera solo por ver sus labios moverse, hacen dos días no se besaban y ya se volvía costumbre para él –Sus valoraciones fueron: las emociones, la libertad de creación, el amor platónico, el tema religioso y nacionalismo"–

Samuel entendió que después de leer más o menos diez párrafos Adrián tuviera sed por lo que, con su permiso, bajó a buscar una soda enlatada y algo para él, y al rato subió.

Le dio la lata a Adrián quien con sus dedos hábilmente la abrió, él todavía no sabia hacerlo y le impresionaba cada vez que alguien hacía eso, pero después de unos segundos el chico rió por las ocurrencias de el castaño.

Tenía un jugo de caja con su pitillo de plástico que se había demorado unos cuantos segundos en ensartar por la vista del otro, mientras que Adri tomaba rápidamente el otro iba lento y sorbiendo poco a poco.

–Sí alguien es pasivo en esta relación es Samuel– Pensó Adrián mientras le miraba sonriendo, se veía demasiado lindo –¡Vaya que se deja dominar! Me dijo para hacer el trabajo solo por ambos, quiero dominarlo en cosas de besos, no de esa manera–

Sus palabras no eran de auto-convencimiento, si en algún momento tenía que controlar a alguien prefería que no fuera Samuel, el chico mostraba ser tan inocente y noble como una mascota, aunque era una mala comparación lo sentía así.

El castaño sacó un pañuelo verde fluorescente y le limpió el bigote a Adrián acercándose lo suficiente, pero aprovechando de que las sillas tenían ruedas este se movió para quedar a su lado.

Levemente el de ojos grises bajó la mano del otro y le robó un rápido beso, fue corto y sus labios ni siquiera se juntaron bien pero les hizo gracia a los dos quienes siguieron jugando a lo mismo.

Adrián se cansó de esto y puso su mano entre la mejilla y el cuello de Samuel jalando levemente su cabeza hacia sí y darle un beso del que ambos tantas ganas tenían.

Sus labios se cerraron y luego sus bocas se abrieron mientras rodaban su cabeza hacia los costados preparándose para darle paso a las lenguas que empezarían una batalla igual que la de el sábado pasado.

Sintieron unas pisadas y se separaron abruptamente, Adrián miró la pantalla y el otro tomó su jugo de caja mientras miraba el cuaderno con el mayor interés aunque era todo lo contrario.

–¡Preparé estos panes para ustedes!– Samuel no podía negar que los panes de su madre eran deliciosos y buenos a cualquier hora, pero esta era la excepción, no quería pan sino los labios de Adrián.

Ambos tomaron algunos y se despidieron, también habían dedos de queso que eran esplendidos sobre todos cuando los Jalas y el queso sale por si solo y lo sientes en tu boca, simplemente delicioso.

–¡Al principio les quedaba como piedra pero ya perfeccionó la receta!– Dijo Samuel riendo después de tragar y tomar un sorbo de su jugo, refiriéndose a los panes.

–¡Están deliciosos!– Dijo en voz alta por si la señora estaba por allí y lo escuchaba, le interesaba mucho caer bien a la madre de su Sami, eso era algo que su hermana le había dicho.

–Pues deberías venir todos los días a probarlos, menos mañana, se irán los dos hasta tarde– Esas palabras entraron rápidamente en el cerebro de Adrián quien sonrió de forma malvada ideando un plan en cuestión de segundos.

–¡Mañana terminamos el trabajo, debo irme!– Aseguró Adri mordiendo el último pedazo de pan y tomando atrevidamente un sorbo de jugo del castaño quien le miró ofendido pero de broma.

Le besó fuertemente los labios posando su lengua sobre el inferior de otro –Hasta mañana Sami– Dijo y bajó las escaleras para despedirse de la señora e irse a casa.

No sabía que haría pero pensó que quedarse solos era buena idea, que mejor que en la casa de ellos, tal vez el gesto le habrá parecido muy drástico, pero al chico le habían dado dos horas por la cercanía y se habían pasado volando.

Primer amor (#Pequeño Amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora