34. Lago

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Al día siguiente los abuelos de los chicos les llamaron alegremente para ver una de las cosas más hermosas que tenía ese lugar, todos se vistieron de forma deportiva, (la mamá de Samuel solo le dio cosas de ese estilo) y llegaron al lago, un sitio que parecía ser peligroso, era mejor no entrar si no sabías nadar.

Pero los árboles, algunos pájaros cantando y rondando el lugar además de los nidos que se veían siguiendo a los animales hasta su hogar, las hojas caídas en el suelo que incluso parecían decoración, el color casi transparente del agua, todo era totalmente hermoso.

Pasaron un rato agradable allí, Samuel estaba siendo cargado por Adrián aún cuando el abuelo les miraba extraño, se sintieron raros, pero no dejaron de hacerse caricias, entendieron de que esta era una prueba para lo que pasaría en la escuela, las burlas y miradas extrañas serán el pan de cada día.

Pero más para el castaño, a Adrián le tienen como el chico heterosexual, el lindo y el que todos quieren así como él los quiere a todos, por igual, es alguien perfecto para ellos, pero desde que llegó Samuel se volvió distante, no hablaba de chicas y unos meses después se volvió gay, todo el peso sería para él.

–¿Estas listo?– Preguntó la chica mostrando su abdomen por el traje de baño que de forma sorpresiva llevaba puesto debajo de la ropa, Adrián se quitó la camisa y el pantalón, debajo tenía un short que juraría que era de Samuel.

Ambos castaños se quedaron viendo a su pareja, sonrieron y miraron como se metían levemente en el lago por la parte de la orilla. El no muy grande trasero del pelinegro casi se veía a través de la prenda de vestir que, una vez estuvo mojada, tuvo ganas de quitársela, y se sonrojó por sus pensamientos.

Los dos hermanos salieron del agua después de mojarse hasta la cabeza, se veían como unos auténticos modelos, lo más probable es que los vieran así porque estaban enamorados, en una relación, no les importaba nada más que esas personas de las cuales sus corazones eran esclavos

Adrián fue al lado de Samuel, los otros dos se volvieron a tirar pero ahora más emocionados porque el chico se lanzó solo en bóxer, el castaño no pudo evitar mirarlo ganándose la mala mirada del pelinegro e apretó los labios, sabía que su chico no le cambiaría por nadie, pero le parecían normales los celos.

–Adrián– Samuel le sacó un brazo y lo colocó alrededor de él, se puso encima y le besó el cuello dañando así, su momento de enojo, no podía hacer más nada que dejarse y abrazarlo como le gustaba, aunque tragó en seco cuando sintió una mano que accidentalmente se posó sobre su entrepierna.

Tomó las puntas de la camiseta y sin previo aviso la jaló hasta sacársela, los dos chicos en el agua le miraron, Samuel le miró sonrojado aún encima suyo, le parecía una falta de respeto que lo hiciera sin avisar pero también fue un pago por sus ojos locos.

–¡Qué no te avergüence, mi hermana no tenía este cuerpo a tu edad y lo deseaba, y eso que tu eres hombre!– Gritó frunciendo el ceño, más bien provocaba a su hermana quien les tiró agua que en su mayoría le cayó a Samuel, quien se quitó el pantalón y salió corriendo en bóxer por la hermana de su novio, quien sorprendida rió y cuando estuvo descuidada, le cayó un montón de agua en la boca.

Su novio, en juego fue lentamente como queriendo hacer lo mismo, le doblaba en edad, pero Adrián lo tomó y lo hundió ganando así la batalla, la pasaron entre risas, como siempre.

Primer amor (#Pequeño Amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora