51. ¡Feliz cumpleaños!: Mañana

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Samuel se levantó muy temprano, fue a la casa de los Garcia que le hacían una pequeña celebración sorpresa, le pidieron al castaño que hablara con él hasta la noche y así lo hizo, ahora el chico estaba agotado y ellos haciendo todo con rapidez mientras Allyson mandaba a organizar todo mientras llevaba al bebé en sus manos.

Samuel también había pedido permiso para llevarse al chico contándole de la gran sorpresa que tiene preparada para él, aunque sea ya le felicitó de primero a la una de la mañana.

–¿Está todo listo?– Tenían una bandeja con un perro caliente que le llevaban a su habitación, su chico estaba bajo sabanas y él se metió allí mientras dejaban todo en la mesa de noche –¡Sorpresa!–

El pelinegro se levantó levemente y miró hacia los lados para ver quien le tenía abrazado y sonrió al ver a Samuel, que no le quería soltar –¿Eso es para mi?– Preguntó sonriendo y luego alzando una ceja –¿Quién me lo dará en la boca?– Todos buscaron una excusa sonriendo, y se fueron después de felicitarle por un año más de vida.

–Yo lo haré– Se sentó en las piernas de su novio, justo en esa parte a propósito mientras colocaba la bandeja entre ellos, Adrián estaba acostado a la pared mientras sonreía –¿Qué es eso?– Samuel sentía algo duro en su trasero, se asustó, pero cuando se echó hacia atrás y vio que era el miembro de su novio se tranquilizó, aunque después vio la cara e la excitación del mismo y se mordió levemente el labio.

Empezó a morder él, luego Adrián solamente abría la boca y el castaño le metía la comida hasta donde el chico quisiera para que la mordiera y luego la pudiera masticar, eso sin contar los besos con los aje muchas veces Samuel terminaba con comida en la boca sin pedirlo pero aún así le encantaba.

–¿Puedo ver? Supongo que no te molesta– Dijo una vez terminaron y acostándose a su lado mientras estiraba la mano por todo su abdomen, incluso lo golpeaba lentamente dándose cuenta de que solo se hería la mano, porque su chico no tenía ningún dolor.

Luego llegó hasta su entrepierna, sonrió levemente al verla rasurada aunque no era importante para él, estaba totalmente enamorado de Adrián y todo lo que viniera detrás de él, aunque fueran errores o falencias, todo estaba bien a su lado.

Cuando el pelinegro sintió una mano allí besó al chico a su lado, empezó a hacer circunferencias y luego ir de arriba a abajo mucho más rápido, pero otras veces más lento, los gemidos escapaban de la boca de Adrián inevitablemente, pero iban a la de Samuel.

Escucharon algunos pasos y se soltaron, pero estaban yendo a la habitación de al lado por lo que le importaba poco que pasara allá fuera y siguió con el trabajo hasta cansarse –¿Puedo hacer lo mismo contigo?– Preguntó Adrián intentando desabrochar los pantalones sin verlos.

–No, tú te puedes esconder fácil, pero como me vean con los pantalones abajo no me van a dejar entrar más aquí ni para darte el desayuno– Ambos rieron y luego Samuel quitó su mano del miembro de su novio para ayudarlo a levantar, se sonrojó fuertemente al verlo totalmente desnudo, con su miembro erecto y algo grande para su edad, también su poco trasero que empezaba a amar.

–Te espero allá abajo, cuando te bañes me buscas, tengo unas cosas que darte y unos lugares donde llevarte– Sonrió y cerró la puerta lanzándole un beso que lo dejo sonriente y sin saber que hacer por unos instantes.

Tomó su toalla y corrió hasta el baño, su miembro seguía erecto y quería estar normal, aunque le doliera, colocó el agua lo más fría mientras que quedaba enjabonado a la velocidad de la luz, quiso hacer otras cosas más con esa erección que aún no se quitaba, pero no quería hacer esperar a su pequeño y tampoco estar agitado el resto del día.

Cuando llegó a su habitación Samuel caminaba lentamente hacia la puerta por la parte de dentro, él llegó y no dejó que saliera por nada hasta que el castaño tocó su teléfono, entonces corrió por él y este le bajó la toalla y luego salió corriendo escapando de la habitación.

Adrián estaba sorprendido por la manera tan pícara en la que su novio había hecho eso, le sorprendía esa evolución tan grande de, al principio sonrojarse por un beso en la mejilla a bajarle la toalla y mirarle disimuladamente sin ningún tipo de remordimiento, aunque no le debe tener.

Estaba totalmente emocionado por la sorpresa que Samuel le tenía, aunque habían sido bastante clichés, él sabía que el castaño no haría algo común, o no haría todo como cualquier persona esperaría, estaba preparado para cualquier cosa, otra razón por la que decidió echarse el perfume de su padre entrando levemente a su habitación.

Se echó ese gel para que sus dientes quedaran limpios y listos para el cepillado, que repitió algunas tres veces por sí aún no estaba lo suficientemente listo, metió su teléfono y algunas cosas más que guardo por sí ocasionaba algo: dulces, sabía que a su novio eso le animaría si pasaba algo triste.

–Ya estoy...– Samuel miraba levemente a la bebé que le agarraba de la mano, pudo escuchar su llanto, pero ahora estaba calmado e incluso durmiéndose, la expresión de amor del castaño hizo sonreír a Adrián.

–Cuando yo tenga un hijo intentaré ser el mejor papá del mundo, y entre los dos, espero que Adrián también quiera ser el mejor papá– Sonrió susurrando Samuel pensando que nadie lo escuchaba, hasta que se levantó levemente.

El pelinegro lo abrazó por la espalda y sonrió –Además del mejor papá, también quiero ser el mejor esposo– Sonrió y le mordió la oreja haciendo que el castaño sonriera, le tomara de la mano y se lo llevara de la casa.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2019 ⏰

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