Samuel estaba listo con sus típicos short cortos, pero esta vez, en la parte de arriba, había traído una camisa que le quedaba bastante corta, era de cuando estaba de nueve o diez años que fueron sus épocas doradas porque se la pasaba muy bien y se declaraba como uno de los más altos del salón hasta que se pasmó y se quedó enano.Cuando llegó a la habitación encontró a Adrián mirando su celular, estaba bastante entretenido con ese juego que él le había presentado, rapidez mental y en los dedos, pero después de unos segundos simplemente dejó su ceño fruncido y cerró los ojos tratando de tranquilizarse.
El pelinegro estaba sin camisa y Samuel no podía dejar de mirarlo, lo mismo cuando se acostó junto a él y se dio cuenta de que debajo de las sabanas no había un pantalón holgado, solo tenía su bóxer puesto y se sentía orgulloso de eso.
–¿Por qué nada más tienes eso puesto?– Preguntó Samuel abriendo los ojos y alejándose un poco, no porque no quisiera, por algo de precaución para evitar lo mismo.
–¿Porqué no te quedas en bóxer como yo?– Preguntó el pelinegro sonriendo y atrayendo al chico hacia sí importándole poco la distancia que obviamente intentaba marcar –Por favor–
Samuel quiso decir no pero su Adri le mordió el cuello levemente, luego empezó a besarle, y cuando pudo tomar el control nuevamente simplemente le robó un beso en los labios y colocó su mano encima de la camisa para apretar su cintura.
–¿Te parece bien?– Adrián se despegó dejando una linea de saliva entre ambas bocas haciendo que el otro, sonrojado, se limitara a asentir aceptando su derrota, no pudo contra los estímulos de su novio.
Se metió debajo de las sabanas y mientras bajaba su pequeño short miraba al chico para que no hiciera ninguna jugada extraña, le preocupaba bastante que pasara eso y viera más de lo que él permitía.
Después de unos segundos atrevidamente el de ojos grises le quitó la camisa al castaño y le besó la clavícula echando a un lado el collar, se dio cuenta de que esta era muchísimo más clara que su cara, que iba pintando un rosado cada vez que le alcanzaba a ver de esa forma.
Se miraron a los ojos y sonrieron, Adrián inconsciente miró los labios del otro, quien viendo la debilidad se abalanzó por esos movimientos que tanto le estaban gustando últimamente.
Se ubicó encima del chico y le abrazó, pero no duró mucho porque se resbalo y cayó en la cama de nuevo, pero acostó su cabeza en el hombro de su novio para respirar su aroma, el perfume era permanente en él y eso le encantaba, aunque le parecía un poco raro y lo envidiaba, el olor era totalmente masculino, el de él era dulce y lleno de fresas y cosas así.
Su brazo era fuerte y delgado, estaban jóvenes por lo que podrían tener un súper físico, pero sí alguien estaba bastante “simpático" para su edad era Adrián, además de que trata a todo el mundo como su propia familia, de forma cariñosa y con respeto.
Samuel pensó en Carlos y Rodrigo, ellos aparentemente son matones de la escuela que se meten con todo el que les cae mal, o simplemente con los que son nuevos porque no encajan, y el castaño entendió de que eso no le pasaba porque tenía a uno de sus amigos de su lado, que además le había hecho una promesa muy importante.
–¿Qué te parece contar de que somos pareja cuando lleguemos a la escuela?– Preguntó despacio por si Adrián no escuchaba, pero este se espantó de forma fuerte, le parecía la idea excelente pero había salido de la nada.
Se acercó al castaño para besarlo acunando su cara para hacerlo más fácil y adorable, le sonrió mostrándole su apoyo y se rascó la pierna porque el choque con la cobija no le parecía nada cómodo.
–¡Es genial! Pero no pareces muy motivado – Efectivamente sus facciones estaban apagadas, es como sí simplemente se hubiera deprimido momentáneamente –¿Qué tienes Sami?–
–¿Qué pasa si tus amigos me pegan o se burlan de mi?– Preguntó mirando el suelo recordando todo los que pasaba en su antigua escuela, no quería volver a repetirlo nunca en su vida.
–¡Me tienes a mi! Y si cualquiera quiere burlarse pues tendrá que verse conmigo, no permitiré por nada del mundo de que algo te haga daño, te lo prometí– Él asintió levemente besándole y consiguiendo que ambos labios hicieran un sonido que les excito.
Luego empezaron a caer sus ojos por el cansancio y por el aburrimiento, no tenían nada que hacer y aunque fuera así estaban limitados con que era de noche, Adrián fue el primero en caer ante las garras de morfeo.
Samuel intento residir un poco más pero se descuidó mientras admiraba las facciones de su novio, eran totalmente contrarias a las de él, a excepción de las pestañas, ambos tenían esos pelos bastante largos pero resaltando los ojos grises eran mucho más visibles y llamativos.
Sin duda lo que alguna vez le dijo la mamá al castaño se le había pegado, era simpático y tenía una cara bastante hermosa, pero tenían que mirarla desde cerca, sí Adrián se la pasa hablando bien de sus pecas es obviamente porque son bonitas.
Incontables las veces que su novio le decía lo lino que estaba pero siempre se sonrojaba, es como si viniera de memoria con él, le dio lentamente un beso en sus labios algo abiertos mientras dormía para que así pueda soñar con ángeles, como gente que estaba enamorada y se recitan cosas cada fin de semana.
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Primer amor (#Pequeño Amor)
RomanceMuchas personas relatan a su primer amor como alguien especial que los hizo ver el mundo de una forma diferente y los obligó a madurar y a tomar razón de lo bueno y lo malo que estaba pasando a su alrededor. También (un porcentaje reducido) la perso...