37. Así soy, ¿Por?

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Adrián y Samuel bajaron del auto del primero que se había comprometido a llevarlos, estaba muy orgulloso de que su hijo aceptara quien es, aunque no estaba seguro sí eso cambiaría su actitud con ellos, pero lo más importante es la felicidad de sus hijos.

Salieron del auto con toda la seguridad del mundo y se miraron a los ojos, Samuel estaba nervioso de que le pasara lo de su anterior escuela, no lo soportaría, Adrián corrió y le abrazó lo más fuerte que pudo sintiendo como el cuerpo de su novio se relajaba mientras él le hacía caricias en su cabello.

–¿Estás listo?– Preguntó Adrián al castaño quien no le soltaba aún, sus manos tocaban ese cabello dorado opaco haciéndolo sonreír, luego lo rascó como si tuviera piojos y lo hizo despegarse aún con la sonrisa –Sí no quieres no es necesario, tampoco es un prioridad que nos vamos a morir o...–

Samuel le besó lentamente levantándose con la punta de sus pies y tomándole de la mano para entrelazar sus dedos, le miró fijamente a los ojos grises para darle a entender ese mensaje: ¡Para él sí es necesario!.

Caminaron subiendo las escaleras y metiéndose dentro, caminaron hacia el salón sintiéndose grandes, pero las miradas de algunos les hacían caminar con la cabeza gacha, al menos a Samuel, ya que Adrián tenía que ser valiente por el chico a su lado.

Cuando llegaron al salón ya estaban sus amigos y Sergio quienes le defenderían a capa y espada, habían algunas chicas que les miraban con la boca abierta y sonriendo, les llamaron una vez dejaron los bolsos en sus puestos.

–¿Son novios?– Adrián asintió haciendo que ellas aplaudieran y se levantaran, al menos una de las tres que eran en realidad las rivales de sus amigas, esas peleas estúpidas que aveces se generan entre mujeres.

–Felicidades, se necesita mucha valentía para aceptarlo– Ambos sonrieron pero más Samuel, no había escuchado esas palabras en su anterior escuela, le habían hecho falta.

–¿Pueden darse un beso?– Adrián asintió rápidamente y tomó a su novio de las mejillas para mirarlo a los ojos, Samuel colocó las manos en el pecho del contrario por sí se emocionaba.

Cuando juntaron sus labios las chicas volvieron a gritar y algunos chicos se rieron del otro lado del salón, sus lenguas se tocaron levemente y luego el castaño lamió el labio inferior de Adrián para separarse, pero cuando quiso hacerlo el chico le jaló mordiéndolo para volver a unirlos.

Samuel le dio su mejilla y se impulsó con el pecho para separarse, sabía que eso iba a pasar –¡Eres un exagerado!– Exclamó Samuel caminando hacia su puesto mientras todos en el salón se reían, algunos burlándose por el escena o por la cara de Adrián.

Fueron a sentarse apenas vieron muchos compañeros y el profesor, se miraron fijamente al ver que no era el suyo y podían hacer desorden, o hablar hasta que les llamaran la atención.

–¿Samuel es gay?– Preguntó un chico a dos puestos en la misma hilera a Adrián, aprovechando que el castaño estaba distraído respondiéndole a otros seguramente lo mismo.

–Sí, yo también, somos novios– Sonrió al ver la cara de sorpresa que todos pusieron al escuchar eso, al poco tiempo la amiga morena de Samuel (Chocolate) se levantó dispuesta a ir al medio de la clase.

Al pelinegro le hacía gracia ver como su novio tenía un nombre para cada persona según su personalidad, físico, o simplemente un apodo cariñoso o gracioso, excepto Sergio y Cristhian que se lo habían pedido, y aunque le pidió traicionar eso el chico se negó.

–Le pido a Adrián García y Samuel López que se levanten– Ellos extrañados por las exigencias de su amiga en medio de toda la clase, lo hicieron pero sin saber que les esperaba –Respondan las siguientes preguntas.

–¿Son homosexuales? (osea les gusta el pene)– Toda la clase rieron y ellos asintieron tomándose de las manos –Obviamente son novios, idiota el que la dude–

–¿Están orgullosos de ser como son?– Ellos volvieron a asentir pero esta vez con seguridad, no había espacio para duda en ese preciso momento, y en ninguno más referente a ese tema en toda su vida.

–Ahora, a todo el salón de clase presente que se rió con mis preguntas– Se acercó un poco más examinando a cada uno sin el mínimo ápice de vergüenza –¿Los vamos a querer como siempre o los rechazaremos porque les gustan los chicos?–

Todos se quedaron en silencio en ese momento, nadie sabía que decir hasta que Sergio alzó la mano pidiendo la palabra –Yo me llevo bien con todos, soy gay, ¿Me rechazaran?–

Las chicas vainilla, chocolate, fresa y ron con pasas (Nueva en el grupo) negaron y gritaron NO a todo pulmón tirándole besos a los tres chicos que les sonreían –Las chicas de aquí delante lo dijeron, “Se necesita mucha valentía para aceptarlo"– Las señaló y ella asintió –¿No debemos sentirnos orgullosos de que en este salón de clases tengamos gordos, flacos, gruesos, heterosexuales, homosexuales, ojos lindos, altos, bajos, feos, blancos y negros como yo?–

Todos asintieron levemente teniendo su atención puesta en ella –¡Debemos meternos en la cabeza de que la homosexualidad es normal, porque lo es! Es el momento de querernos unos a otros porque no sabemos cuando necesitemos de quien está a nuestro lado, y que el grupo de los religiosos no intervenga con sus versículos, Dios quiere que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ¿Qué tal sí los rechazamos nosotros a ustedes?–

Todos se quedaron en silencio y la profesora apareció por la puerta aplaudiendo con una sonrisa, poco a poco todo el curso lo hizo, incluso Samuel y Adrián quienes estaban orgullosos de que ella abrió muchos ojos, cuya antigua ceguera les perjudicaría a ellos.

Primer amor (#Pequeño Amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora