Una vez cruzaron las puertas del parque se dieron cuenta de que era de noche, Samuel había pasado casi todo un día entero lejos de la casa de sus padres y se lo estaba disfrutando al máximo, no por están lejos, sino por andar con Adrián.-Ven, yo te guió- El pelinegro se había hecho el interesante pero no tenía idea de por donde estaba yendo, el castaño sonrió porque se dio cuenta de que estaba perdido.
-Vayamos a todas las atracciones o a las más llamativas, ¿Te parece?- El chico asintió pero le hizo prometer que dejarían la rueda de la fortuna de último, tal vez eso le daría el toque especial a la noche.
Una vez estuvieron en la montaña rusa y después de diez minutos de fila se sentaron y se pusieron el chaleco que venía pegado el hombre de los controles los hizo avanzar. Adrián miraba de refilón al chico que sonreía y le inspiraba confianza, pero al ver la bajada frenética que les esperaba quería lanzarse y acabar con su sufrimiento más rápido.
Su cabello terminó despeinado por las vueltas en "U" o las colinas que habían pasado una por una, por un momento Adrián tuvo ganas de vomitar pero luego escuchó el comentario del chico a su lado: -¡Eres muy resistente, pensé que ibas a botar todo allá arriba!- Ni idea de que pasaba en su garganta, pero se lo tragó.
Se compraron un algodón de azúcar y se miraron a los ojos, el de Samuel era rosado y el de Adrián era azul, ambos sonrieron por la casualidad entendiendo la referencia machista que tenían en sus comidas o en el color de esta.
Fueron a un carrusel y se miraron extraños entre todos esos niños que estaban con sus padres y esperaban que estos les montaran en los mismos -No somos tan niños para esto- Dijo el pelinegro jalando al otro por el brazo.
Había una cabina de fotos, entraron e insertaron el billete y encendiendo la pantalla que había enfrente, y en ese momento un montón de dudas se instalaron en su cerebro, ¿Qué sería lo más correcto?.
Habían tres roles, amistad, noviazgo y hermandad, habían desarrollado una bonita amistad y eran capaz de defenderse como si fueran hermanos, pero ninguno de ellos se besan y hacen las cosas que hacen ellos, tuvieron que elegir la segunda con un poco de vergüenza.
La máquina les demandaba cinco fotos como la misma se los pedía y ellos se limitaron a obedecer, en la primera se abrazaron, en la segunda Samuel se sentó en las piernas de Adrián y pasó los brazos por sus hombros, en la tercera hicieron una especie de cucharita extraña.
La cuarta y quinta eran más "comprometedoras", en la cuarta Adrián le daba un leve beso en la frente a el otro quien se mordía el labio, la última fue la cúspide que lo hizo querer salir corriendo, un beso, uno de esos que tanto se habían dado, pero era diferente e igual del mismo modo.
Una vez lo hicieron y el flash de la cámara se encendió corrieron hacia afuera a recuperar las fotos y tomarlas, Samuel que era bastante más romántico decidió quedarse con las tres primeras en las que se veían bastante bien y felices.
Adrián tomó las dos últimas y las guardó en su cartera y luego tomó de la mano al chico castaño para llevarle a la rueda de la fortuna después de mirar su teléfono, no estaba muy llena por lo que le fila era igual de tres o cuatro personas delante, todos se irían en la misma vuelta.
Cuando se montaron uno en frente del otro en la hora exacta los fuegos artificiales que eran normales en el parque y las explosiones no asustaban a las personas, hacían querer más el sitio que les daba felicidad.
-Samuel, yo sé que tu me quieres como yo a ti, que quieres este conmigo y que debemos estar juntos por mucho más tiempo porque nos complementamos y ayudamos entre nosotros- Agarró al castaño de las manos que estaba emocionado de oír las palabras del otro -¿Te gustaría ser mi novio?-
A Samuel se le salió una pequeña lágrima que le corrió por la mejilla, y antes de que Adrián pudiera decir algo se lanzó a sus labios y asintió frenéticamente mientras la rueda estaba en su punto máximo y los fuegos artificiales hacían corazones en el cielo que el castaño no demoró en ver.
Una vez bajaron el de ojos grises le llevó corriendo a una banca, e importándole poco la gente le dio un pequeño pico que le dio un sonrojo que a su vez le dejó verse micho más bonito.
-Date la vuelta- Samuel asintió y le colocaron un collar con un corazón que tenía un pequeño candado, su comprando tenía la llave y se la quedaría.
Ambos anotaron sus rápidos cariñosos en el papel y lo metieron en las dos partes del corazón del chico, de un lado decía Adri y del otro Sami, la letra de este último era considerablemente mejor por lo que aunque solo se vieran los garabatos y puntos se definía a quien pertenecía cada uno.
-Espero gustarte tanto como yo lo hago- Dijo Adrián colocando levemente la mano sobre la del chico para tomarle disimuladamente por los dedos y sobar los mismos.
-Tal vez yo lo hago más- Esa era la primera persona que le pedía una relación, es su primer amor y aunque terminaran sabía que sería imposible olvidarse de ese chico de ojos grises que le roba el aliento.
-Lo dudo- Y se dieron otro beso para despedirse de ese hermoso lugar que le permitió una escena romántica a Adrián para una persona que se había vuelto súper especial desde ese primer beso el sábado en su casa.
Jamas se olvidaría de el castaño, sus pecas y como se ponía rojo por cada movimiento "agresivo" (así le decía la hermana) que daba.
Samuel, su primer amor.
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Primer amor (#Pequeño Amor)
RomanceMuchas personas relatan a su primer amor como alguien especial que los hizo ver el mundo de una forma diferente y los obligó a madurar y a tomar razón de lo bueno y lo malo que estaba pasando a su alrededor. También (un porcentaje reducido) la perso...