II

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Llevaba más de 20 minutos tratando de sacar las respuestas a las preguntas escritas en el pizarrón; en el texto que el mismo profesor nos había entregado.

Copiaba y copiaba, sin entender en su totalidad las palabras que estaba escribiendo. Hero copiaba y borraba cosas en su cuaderno, no entendía cual era el motivo de borrar tanto. Es más, no parecía estar escribiendo. Y eso lo comprobé mirando disimuladamente su hoja; estaba dibujando.

—¿Lucía vino?— Tan solo escuchar su nombre hace que los vellos de mi nuca se pongan en punta.

Con un suspiro ahogado, negué con la cabeza sin tener la intención de voltear a verlo. Tomando de nuevo el lápiz, retome mi tarea. Ni me había dado cuenta cuando deje de escribir.

—No volverá a hacerte nada, ¿Si?— Para mí sorpresa fueron esas palabras. Levante la vista unos segundos. —Lo prometo.

No podía explicar cómo me sentía en ese momento, la palabra Nervios estaba tatuada en mi subconsciente. Pero, tal vez ese sentimiento fue lo suficientemente fuerte para hacerlo notar en mi cuerpo. Tanto, que Hero lo noto.

No respondí, solo direccione mi mirada hacia el pizarrón y continue. No podía perder tiempo.

Tocando el timbre minutos después, Hero junto con dos de sus amigos que compartían clase con nosotros, fueron los primeros en salir del salón. Dejándome ahí recogiendo las hojas de la actividad.

Pasando por los mismos pasillos llenos de gente, pude apreciar de como uno de los nuevos ingresos de mi año era acorralado por uno de los deportistas. Sentí pena, sentí lástima. Pero también mucha empatía.

Es increíble cómo pueden haber personas tan inservibles, que les gusta sentirse superiores a los demás.

— Déjenlo tranquilo.— Me escuché decir en cuánto estuve frente a la dichosa escena digna de la atención de los curiosos. 

«Malditos, y no ayudan..»

— Fuera de aqui, mocosa. —Dijo el que tenía acorralado al nuevo, su nueva víctima por el momento. No sé volteo a verme. —Esto no es asunto tuyo.

—Estoy segura que no te hizo nada, ¡Déjalo! —Me estaba metiendo en la boca del lobo por un completo extraño.

«Que valga la pena, por favor.»

El atacante se giró a verme, levantando más su barbilla. Haciendo notar que me llevaba unas dos cabezas. Trague duro.

— Vuelvo y te repito, esto no es asunto tuy...

—No es de ella, pero si mío. — Un acento masculino bien marcado se escuchó a mis espaldas interrumpiendo su frase, no hacía falta voltear me para saber quien era.

—¡Vamos, Andrew!, ¿En esto estás?— Le pregunto Hero con cansancio.— Tenemos asuntos más importantes que molestar a un niñato.

El desconocido animal para mí, ahora llamado Andrew. Soltó al nuevo y siguió a Hero a paso seguro por las escaleras.

—No tenías que hacer eso, — Dijo como primeras palabras el desconocido.— De verdad, lo tenía bajo control.

Una ligera carcajada salió de mis labios entre abiertos, inclinando mi cabeza levemente hacia arriba; lo mire por primera vez. Hola, ojos azules. 

—Haré que te creo. —Musité levantando mis hombros con despreocupación, continuando con mi camino hacia las escaleras.

Sentí unos pasos apresurados aproximarse a mis espaldas.

—Gracias,—Dijo tomándome levemente del codo haciendo que dejara de caminar. — Soy Steven. 

El ojiazul ya tenía nombre, uno bonito.

—Un placer, y no agradezcas, es lo menos que puedo hacer. —Dije quitándole importancia.

—Espero no causarte molestias con tu novio. —Dijo rascándose la nuca.

«¿Novio?»

—No tengo novio, ¿De qué hablas?

—Del cara de matón que apareció a tus espaldas, —Dijo señalando detrás de sí— Si él no aparece ahí seguro ya estaría muerto.

Me río por su ocurrencia, pero ¿Novio?

—Hero no es mi novio, somos amigos.

«¿Amigos?»

—Conocidos, mejor dicho. —Me corregí. — Solo compartimos algunas clases.

—Oh, —Pareció pensar su respuesta antes de decirla. — Entonces, ¿No le molestará si te invito un licuado por agradeciendo?

Me quería reír de como formuló la pregunta. Fue tierno.

—No, claro que no.

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora