XXXIII

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¿Por qué él es el que tiene el poder de ponerme estúpida con unas palabras?

Muda, eso estaba frente a él.

—¿Te quedó claro?

Su forma de hablar, sumándole la modestia; no sabía si lo detestaba o si me gustaba.

—No se si hay algo que diga eso.

Es que es verdad, «No somos nada»

—¿No?—Apretó los dientes—: Lina, tu no eres de estar con otros chicos..

«¿Qué quería decir con eso?»

—¿Disculpa?

—Quise decir que, —Se inclinó para poder verme a los ojos—: Tanto tú, como yo sabemos que si estás con alguien más, piensas en mi—Aclaró escondiendo un mechón de pelo tras mi oreja—: Así como yo en ti.

—Osea que, ¿Has estado con más?

«No se si quiero oír eso»

—Si, pero mucho antes de esto.

—¿Y qué es esto?

—Nosotros.

Intente mantenerle la mirada lo más que pude, tratando de entender que me querían decir sus ojos. ¿Nosotros?

—Antes de ese día, de esa tarde..

Sentí un escalofrío bajar por mi columna. No era precisamente un mal recuerdo teniendo en cuenta de que él estaba involucrado. Nada relacionado con él era malo, no algo relacionado conmigo.

—Recuerdo bien el primer día que te vi—Continuó, mi corazón empezó a saltar—: Aquella niña nueva a la que su mamá acompaño a inscribirse.

Me sonrojé.

—Aquella niña de lentes, siempre con una coleta.

Bajé la mirada.

—Con esos ojos bien curiosos, varias veces te pillé mirándome en el salón.

Sonrió con arrogancia y yo solo quería que la tierra me tragara, de nuevo.

—Hero..

—¿Qué?—Me cortó tomando mi mano sobre el escritorio—: ¿No te gusta recordar?

—No, la verdad es que no.

Él se enderezó en su silla, inclinándose hacia mi. Voltee disimuladamente a ver a los costados, nos podrían regañar.

—Yo te prometí una cosa, una cosa que pienso cumplir, ¿Si?

Asentí.

—¿Te acuerdas qué es?—Con la punta de su dedo acarició mis nudillos, asentí—: Dímelo.

—Que no ibas a permitir que me hicieran más daño—Dije casi en un susurro.

Asintió.

—Y una de las cosas que de verdad me comieron por dentro fué ser el causante de más de una de tus lágrimas la otra noche.

—Hero, no..

—¿No qué?—Acercó más su rostro al mío, haciendo rozar nuestras narices—: Te juro que fue horrible ver cómo yo te hacía daño.

—No fué nada..

Levantó mi rostro—: Si lo fué. Y todo por mi culpa.

No solté palabra alguna después de eso. Hero se culpaba así mismo del porque aquella noche terminé en llanto frente a él, y aunque sí tenía que ver. Yo también era culpable por permitir tales cosas, sin ser nada.

«Y seguimos sin ser nada»

Me encontraba en el asiento del copiloto de su camioneta. Sabía a dónde se dirigía así que no hacía falta preguntar, no está vez. Jugaba con mis manos de forma nerviosa sobre mi regazo, le había dicho a mamá otra mentira, en algún momento ella lo iba a saber; sólo que esperaba que no fuera tan tarde.

Los adolescentes mienten a veces, y esa frase era mi único consuelo.

Hero se adentró en el estacionamiento, aparcó y se aproximó a mi puerta. Sonreí en forma de agradecimiento y caminé con él hacía el ascensor.

Los detalles de caballerosos de su parte me sorprendían, no como sino los tuviera. Sino que no era frecuente verlos, no en él.

Una vez dentro de la caja metálica, me mire en el espejo y pude sentir de inmediato el sonrojo de mis mejillas al ver que Hero me estaba literalmente devorando con la mirada.

—Quiero besarte.

«Hazlo»

—¿Por qué no lo haces?

Sonrió de lado mientras se recargaba en la pared del ascensor, todavía faltaban 2 pisos para llegar.

—Quiero esperar a estar en un sitio de dónde no puedas escapar.

Abrí ligeramente la boca sin poder articular palabra alguna.

«¿Lo decía en joda o lo decía en serio?»

Las puertas se abrieron dejando paso al piso de Hero. Tomó las llaves y abrió dejando un espacio para mí. Todo estaba igual, a diferencia de unas cuantas bolas de papel arrugado en el mesón.

Me voltee para preguntarle pero no me dió tiempo porque sin previo aviso hizo presión de su boca contra la mía. Un gemido de sorpresa salió de mi en cuanto pude seguirle el ritmo del beso al que me estaba sometiendo.

Si bien, no era una experta besando. Eso él lo sabía, él sabía mucho más de mi que yo de él y eso me frustraba.

Colocándome de puntitas, enrede mis manos en su pelo mientras él se dedicaba a dejarme sin aliento. Sus dos manos bajaron hasta la parte trasera de mis muslos para alzarme, involuntariamente mis piernas se amarraron en su cintura.

Coloqué una mano en su pecho, alejándolo ligeramente. Se negó e intentó acercarse nuevamente a mi boca; voltee el rostro.

—No hagas eso—Gruñó en mi oído.

—¿Qué?—Pregunté inocentemente.

—Evitar que te bese.

Sonreí, pero a él no le hizo mucha gracia. Volvió a tomarme con más urgencia mientras empezaba a caminar. Me presionó contra una puerta sin dejar de besarme, y por los cortos pasos que dió; supe que era la puerta de su habitación.

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora