XXIII

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—Hija..—Murmuraba mamá en mi oreja—: Despierta, es tarde.

Me ardían los ojos, sentía la garganta seca; me había quedo dormida mientras lloraba. Abrí apenas un ojo y pude ver a mamá sentada a mi lado en la cama.

—¿Comiste, hija?

Negué con la cabeza, lo último que se me podía venir a la cabeza era comer.

—Te voy a preparar la cena, son las ocho—Mencionó mientras salía de mi habitación.

Suspiré.

Me levanté con las manos frotándome el rostro, me empecé a cambiar, busque la pijama entre mis colchas y una vez puesta baje con mamá. Olía a tostadas desde mitad de la sala, el estómago me empezó a rugir, no me había dado cuenta que tenía tanta hambre.

Al entrar en la cocina me encontré con mamá sirviendo el agua, me sonrió cuando me vio sentarme frente a ella.

—¿Tienes hambre, cariño?

Me tendió mi plato, asentí y sin decir palabra empecé a comer. Ella se sentó a mi lado en la encimera.

—Y..—Vaciló para llamar mi atención, la miré—: ¿Cómo van las cosas con el muchacho de las tareas?

«¿Ah?»

—¿Qué?—Di un sorbo al agua—: ¿Quien?

—El que me dijiste la otra vez, que por él te quedaste hasta tarde en el colegio.

Me sonroje, Steven.

—Ah, bien..—La corté, no le iba a decir lo que realmente pasaba, menos si tenía que ver con Hero—: Somos amigos.

—Así comienzan—Sentenció mientras tomaba de su té.

Le alcé una ceja.

—Mamá..

—¿Qué?—Me miró divertida mientras bajaba su taza.

—Somos amigos— «En realidad ahora no estoy tan segura de eso.»

—Bueno, bueno..—Hizo que me creyó, de un segundo a otro la conversación se puso incómoda, y más después de su pregúnta—: Y ese amigo.. ¿Es amigo del tal Hero?

Sentí como mi garganta se cerraba.

—Ahm.., no mamá—Le dije, sintiendo un nudo en mi estómago crecer—: Ellos no se caen bien.

—¿Cómo lo sabes?—Me miró con confusión, y sin dejarme tiempo a responder continuó—: ¿Sigues hablando con él?

Ya la molestia en su voz era evidente.

—Compartimos banca mamá, lo sabes—Le recordé tratando de escapar del tema, aunque sabía que ya era poco probable.

—¿Todavía?—Musitó molesta—: No puedo creer que sigas hablando con él después de lo que te hizo.

Me moleste.

—Él no fué mamá, no me hizo nada—Esta conversación empezaba a tornarse cada vez más incómoda, y cada vez tenía más ganas de encerrarme en mi habitación.

—¡Claro que sí fue él!—Se levantó y dejó la taza en el lava vajillas—: Y deberías tener un poco más de respeto por ti y no dirigirle más la palabra.

—Mamá..

—¡Nada, Lina!—Me cortó—: Ve a tu habitación por favor, ya es tarde.

Suspiré y dejando los restos de la cena en la encimera; subí.

Al estar acostada, sin poder hacer nada más tiende a resultar deprimente. Nunca entenderé como hay personas que crear una especie de armadura para que nada les afecte o si les llega a afectar, no lo hacen notar. También, hay otro tipo de personas que se toman su tiempo para desahogarse y llorar todo lo que quieran porque eso de alguna forma, les ayuda. No estoy segura pero, creo que pertenezco al grupo de en medio.

Me desahogo todo lo que me tenga que desahogar para poder seguir con mi rutina aparentando que todo está bien.

Puedo asegurar que no soy la única en ese grupo.

                               ***

Me despiertan los toques en la puerta.

—¡Cariño, despierta es tarde!

«¿Tarde?»

Mis pupilas casi se sales de mis ojos al ver la hora en mi teléfono, faltan 10 minutos.

Tomando una ducha de dos minutos, me vestí con casi el mismo conjunto de ayer, la diferencia es que tenía la misma franela pero en otro color.

Agarré mi mochila y gritándole un adiós a mamá salí corriendo.

A sólo una cuadra de distancia empecé a caminar para tranquilizar mi respiración. Me peine un poco con los dedos y acomode mi ropa, solamente para llegar algo más decente.

«¿Acaso importa?»

Tratando de ignorar los murmullos a lo lejos cuando me aproximé al pasillo, me dispuse a ir directamente a mi salón lejos de todos.

«En algún momento todo va a pasar»

Ya en el segundo piso, no había  mucha gente. Un suspiro de alivio salió de mi al notar eso pero, al abrir el aula todo el aire que expulse volvió a mis pulmones del susto de ver a Hero caminar impacientemente de un lado a otro en el aula vacía.

—Hero, ¿Qué..?—Enmudecí.

Me miró sin decir palabra alguna, paró su paso solamente para jalar mi brazo y aproximarme a él.

Coloqué mis manos en su pecho por inercia.

—Hero..

Acunó mi rostro entre sus manos y junto nuestras frentes.

—Vamonos de aquí—Murmuró.

«¿Qué?»

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora