III

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—Me siento como un estúpido.—Dijo Steven frente a mí, jugando con la pajilla de su bebida.

—¿Por qué?

A las últimas horas de clase, el profesor se tomó la última hora libre, un asusto personal que no nos quiso explicar. Tampoco es que a ninguno en el salón le interesará.

Yo salí del aula mucho más temprano que de costumbre, caminaba por los pasillos con rumbo a la puerta, cuando me encontré a Steven sentado en una de las escaleras concentrado en su teléfono.

Mi intención no era molestarlo, pero al parecer sintió mi mirada sobre él. Me sonroje porque me pilló observándolo. Me preguntó si la invitación por agradeciendo seguía en pie. Afirmando su pregunta me tomo del brazo en busca de un sitio donde a dónde pudiéramos ir. Para mí suerte o, para mí desgracia, cerca de donde estábamos.

—¿Sabes cómo se siente mi hombría, al saber que me tuvo que defender una chica?— Mi carcajada fue inevitable, a tal pregunta sus ojos azules resaltaron más. Su expresión era digna de una foto.

—Deberias agradecer, — Conseguí decir— Sino hubiera aparecido..

—Quien sabe que me hubiera hecho ese animal. —Me interrumpió completando mi frase, asentí.

Tomando otro sorbo de mi bebida, me puse a detallar a Steven. Ojos azules, cabello castaño lo suficientemente oscuro para parecer negro; y una gran cantidad de pecas que cubrían gran parte de sus mejillas y nariz.

—¿Me quieres tomar una foto?—Su aire engreído salió a la luz. Me miraba divertido con una ceja alzada.

Me sonroje.

—Ya quisieras, —Bufé— ¿De quién sacaste el color de tus ojos?—Cambiar de tema era la mejor opción.

—De mi padre—Sonrio.

—¿Y las pecas?

—De él también, los rasgos de mi madre los tiene mi hermana; no yo.—Dijo dando otro sorbo. Sin dejar de mirarme.

—¿Cómo se llama tu hermana?—Mientras me dejara seguir preguntando; lo iba a hacer.

—Stephany, tiene cinco.—Dijo despreocupado, pero su mirada se empezó a oscurecer de pronto.

—¿Pasó algo con ella?—Me atreví a preguntarle.

—No, —Me miró, como buscando una reacción de mi parte.— Sólo que no la veo desde el sábado, ella vive con mamá.

—¿Tus padres se divorciaron?— Mi tono de voz habia cambiado, ya era más cauteloso. Me sentía entrometida.

—Si, yo vivo con papá.— Entrelazó sus manos frente a él.— ¿Cómo te llamas? 

No me hizo falta más, para saber que el tema del divorcio de sus padres era un tema delicado para él. No me metería más. Aunque, tenía muchas preguntas.

—Lina.

—Lina no es un nombre, parece más un apodo. —Alzó la ceja con diversión.

—Bueno, si es un nombre.

—Mentira.

—Pues, — Comencé a divagar— No me creas.

—¿Catalina?— Toda mi expresión se torció, causando en el una carcajada. — Ya veo que no.

—Gracias a Dios. — Tomé de mi bebida. Ya me la iba a terminar.

—¿Christina?— Negué. Así se llamaba mi abuela.

—¿Belinda?—Me reí, se estaba quedando sin opciones.

—No, me llamo Lina y ya.

El suspiró, tomo el último trago de su bebida y se levantó a botar las servilletas en la basura. Se acercó a la cajera. Me pareció ver qué pagaba la cuenta por las dos bebidas mientras yo botaba los vasos.

—La próxima pago yo.— Me escuché decirle eso mientras nos dirigimos a pie a donde estábamos anteriormente, ahí él tenía su auto.

—Así que.. ¿Va a haber una próxima?— Me sonroje inevitablemente al recordar mi frase anterior.

—Fue un decir.

«Y esa frase fue lo único que se me ocurrió.»

Sonrió, ¿Este chico no se cansa de sonreir?

—Esta bien, haré que te creo para que tu cara no explote de lo roja que está.

—¡Steven!— Grité y me cubrí la cara con las manos, soltando una carcajada que él no tardó en seguirme.

Llegamos a su auto, un Jeep plateado. Sacó sus llaves y se volteo a verme.

—¿Te llevo?

—No hace falta, la llevo yo.— Las palabras se quedaron atascadas en mi garganta, al girarme completamente sorprendida pude ver a Hero a pasos de distancia de nosotros.

«¿Pero que demonios..?»

Hero se mantenía con los brazos cruzados frente a nosotros, su fuerte mirada no estaba dirigida hacía mí, sino dirigida a mí acompañante. La franela azul oscura que cargaba hacia ver sus ojos mucho más claros de lo que ya eran. En comparación con los de Steven, que por lo que noté, ya son bastante claros naturalmente.

—Lina, ¿Él te va a llevar?— Sentí la voz de Steven a centímetros de mi oreja. Yo sólo miraba a Hero de forma interrogante, ¿Que hacía?

—Si, yo la voy a llevar.— Afirmó él sin esperar que cualquier balbuceo saliera de mi boca.

—Lina..—Presionó Steven. Lo miré.

—Si, está bien.— Su mirada azul me miró en busca de seguridad en mis palabras. Asentí.

—Bueno, nos vemos mañana entonces.— Besó mi mejilla, un gesto que termine de procesar cuando él ya se había subido al Jeep. 

—¿Y eso a que vino?— Una vez ví que el auto del ojiazul se perdía entre las calles; me atreví a encarar a Hero.

—No puedes subirte al auto de cualquier extraño. —Dijo despreocupado aún con los brazos cruzados.

—¿Que?— Mi expresión era de completa incredulidad. ¿A que jugaba?

—Vamos.— Pasó por mi lado en dirección a su camioneta blanca.
Lo seguí a pasos confusos.

—Lo que pase conmigo es mi problema, ¿O no?— Dije obvia, se volteo a verme frenando sus pasos de golpe. Causando que mi cuerpo golpeara frente a su pecho.

Rápidamente retrocedí unos pasos. No sé porqué estaba molesta. Sí por no haberme ido con Steven. O sí porque que Hero apareció creyendo que puede decidir sobre lo que me pase.

—Se volvió mi problema hace dos años, Paulina.— Todo el aire abandonó mi cuerpo por milésimas de segundos.

Él era una de las pocas personas que sabía mi nombre, ni tenía una respuesta a la pregunta de cómo se enteró cual era. Incluso, le rogué a mis padres para que en los papeles de inscripción del colegio; pusieran Lina. 

—Eso.., yo no te obligue a hacerlo.— Balbuceaba, era lo único que sabía hacer en este momento.

—Fué porque yo quise. — Afirmó, sin dejar de mirarme.— Y si quiero que siga siendo mi problema, lo va ser. —Sentenció y abrió la puerta del pasajero para mí.

Subí sin decir palabras, Hero cerró la puerta apenas entre y se dirigió a su asiento. El camino a mi casa fue en silencio por parte de los dos. Lo único que hacía que el ambiente no fuera tan denso era la radio, que emitía alguna canción de Ed Sheeran.

Él la tarareaba, más yo permanecía en silencio.

—Gracias.— Fué lo último que murmuré antes de bajarme de su auto, sin esperar respuesta alguna de su parte.

De igual forma, lo iba a ver en clase mañana. 

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora