V

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Mis pies danzaban tranquilamente sobre el pasto del campo de receso en busca del mejor atajo para ir a casa. Hace más de 15 minutos que nos avisaron que nos podiamos ir.

No perdí oportunidad. Ya quería estar en casa. Tal vez más que todo en mi cuarto; en mi cama.

Steven me acompañó hasta la penúltima hora. Su clase era en el tercer piso. La mía en el primero, por ende no lo ví más. Tampoco que me moleste en avisarle.

No tengo porqué. No tengo su número tampoco.

Con los audífonos puestos. Pendiente de que se cruzaba por mi camino, iba tarareando la canción.

Una de las desventajas de ir por la calle, es que estás totalmente expuesta.

Gracias a los audífonos, no oigo nada. Gracias a los audífonos, estoy más propensa a cualquier situación alarmante; ya que no oigo. Gracias a los audífonos, no me di cuenta que una camioneta me seguía.

Mi corazón empezó a latir a mil por minuto, mi respiración se aceleró al igual que mis pasos. Intentaba no causar un alboroto. Había gente a mí alrededor, lo que significaba que no moriría sin testigos.

«Maldita sea.»

La camioneta negra me seguía a paso lento, a unos cuantos pies de distancia. Sin embargo, cuando la ví a mí lado; mi corazón se detuvo.

—Lina..—Dijo el dueño del auto que se había encargado de crear en mi el mejor susto de la semana.

«¿Pero, que..?»

Al mirar a la ventanilla veo a un muy relajado Hero mirándome con una expresión de gracia. Mi rostro debe representar cualquier cosa menos diversión.

De verdad me asusté.

—Dios, Hero ¿Que haces?

Seguía en la camioneta y yo en la acera frente a él. No se molestó en bajarse, ni yo mucho menos en pedirle que lo hiciera.

—Te ví a lo lejos, ¿Te llevo?—No estaba mirando a sus espaldas para ver si habían autos en espera. Que sí habían. Solo me miraba a mí.

—No sé si sea buena idea.— Considerando que mamá podría estar en casa, me ve llegar con él y va a empezar a preguntar.

No conozco a una madre menos curiosa.

—No vives lejos de aquí.—Tenía razón.—Te dejare en la puerta.

Mire la camioneta, y a lo lejos de la calle repetidas veces. Con un suspiro termine subiendome en el asiento del copiloto.

No restaba de mucho tiempo para llegar, y lo agradecía ya que entre Hero y yo no habían muchos temas de conversación. Excepto que compartimos clases.

Mis sentidos se vuelven a alarmar cuando veo que seguimos de largo, y mi casa quedo a varios metros de distancia.

—Hero, era allá. —Eso bien lo sabe.

—Lo se.—Me miró.— Pero tengo hambre, vamos a comer algo y después te llevo.

«¡¿Qué?!»

—Me dijiste que me llevarías a casa.

—Y lo haré, —Sonrió sin mirarme.—Después de comer.

Mi mente no daba crédito a lo que estaba oyendo.

—Esto se llama secuestro.—Dije analizando la situación. Lo escuché reír.

—Claro que no.

—Claro que sí, —Contradecí de inmediato. —Me engatusaste como a una niña chiquita con un dulce.

—No te di un dulce.—Dijo sonriendo mientras seguía manejando.

—El dulce era mi casa.

Se rió nuevamente. A estas alturas, gracias a su risa. Ya mi sonrisa era inevitable. La intente esconder mirando hacia la ventana.

De camino a donde sea que Hero quería ir a comer. Sonaba la radio. Canciones sin emoción, que ninguno se conocía. Hasta que descuidadamente, pasando emisoras You & I comenzó a sonar por los altavoces.

Ambos íbamos murmurando la canción. Pero ninguno se sentía con la suficiente confianza como para cantarla ruidosamente.

Hero paro la camioneta frente a un local de comida china. Al entrar a sus espaldas, me puse a curiosear el lugar. Decorado con colores verdes y rojos, con cuadros de frases en japonés, imágenes de bandas japonesas en todo el lugar, y lámparas de bombillo amarillo por todo el lugar. Muy bonito.

No me había dado cuenta que Hero detuvo sus pasos hasta que choque con su espalda. Su altura hacia ver ridícula a la mía. Apenas y le llegaba a la barbilla.

—Busca una mesa. —Me comentó volteandose a verme curiosa por el lugar.

Obedecí sin saber que otra cosa hacer.

Mi elección terminó colocándome en la mesa frente a la ventana. Hero no tardó en acercarse con un té helado para mí, y un refresco para él.

Le agradecí con una sonrisa sin mostrar los dientes y continue viendo el lugar. Me gustaba bastante el hecho de que no pasaron nada desapercibido. Todo se puede apreciar de una manera agradable sin ser excesivamente cargado.

—¿Te gusta?—Me pregunto tomando de su bebida.

—Es muy bonito.

—Y la comida es muy buena. —Dijo mirando a sus alrededores conmigo.

—¿Vienes mucho aquí?

—Algunos fines de semana con los muchachos.

Y esa parecía ser toda su respuesta. No es de muchas palabras tampoco. Al igual que yo, prefiere disfrutar de su tiempo solo. Y eso es algo que he aprendido a medida que nos toca realizar algo juntos como compañeros de mesa.

La mesera se aproximó a nosotros, dejando un plato mucho más grande que mi mano; frente a mí. Mire a Hero, que le agradecía con una mirada, y al instante esa mirada se posó sobre mi.

—No sabía que querías, así que..—Inclino su cabeza— Elegí el plato más común.

—Esta bien.

Me molestaba mucho el hecho de que a medida que más pasaba tiempo con él, menos temas de conversación tenía. ¿Qué se puede esperar?

Sin quererlo, Steven apareció en mi cabeza. En solo unos instantes pude hablar con el ojiazul sin conocerlo. Muchas preguntas se formularon en mi mente, con respecto a su vida, a su hermana.. Pero es mucho más fácil, cuando una persona no te conoce.

Hero lleva siendo mi compañero de escritorio desde que entró él mismo hace 2 años. Lleva pintas y fama cambiante desde sus inicios hasta acá. Rumores, cumplidos, adulaciones y suposiciones sobre él; recorren todos los pasillos cada vez que lo ven pasar. Nunca fue de muchas palabras, sin embargo, me conozco sus manías. Solo con observar sé que no puede dibujar sin que su lápiz tenga la punta perfecta, frunce el ceño cuando escribe, para escribir prefiere bolígrafo, de color negro. El azul no le gusta, dice "Que no se ve". Nunca lleva desayuno, come en su casa. En su bolso solo hay tres cuadernos, no le gusta el peso. Antes de guardar todo en su bolso se asegura que el lápiz quede dentro del cuaderno. Se muerde la parte interna del cachete repetidas veces cuando el profesor explica. Le gusta llamar la atención, por eso la mayoría de las veces llega tarde.

Ahorita, verlo comer con un semblante tan relajado me parece tan desconocido que, no puedo evitar detallarlo. Sus pobladas cejas; que acompañan esos ojos claros, se mantienen fruncidas mientras come. Su pierna izquierda ligeramente se mueve de arriba abajo repetidas veces, de forma impaciente. Me causa curiosidad él porque de muchas cosas ahorita. Pero el principal cuestionamiento que tengo es sobre el porqué no me llevó a mi casa. 

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora