XXXXV

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El rostro de la mujer que me dió la vida reflejaba claramente la sorpresa que sentía al verme contestarte de esa manera, Hero estaba a su lado con las mejillas sonrojadas débito a tantos gritos de forma mutua entre los dos.

Sintiendo mis piernas débiles, mi cabeza vuelta un nido y mi corazón mucho peor que todo lo anterior, me levanté para encararla. Mantenía una distancia prudente entre las dos para que no me sintiera temblar, no lo estaba viendo pero sabía que Hero si a mí. Su mente en estos momentos ya no sabe que esperar de mí y la verdad, es que yo tampoco.

—Contestame mamá, ¿Tienes alguna remota idea de lo que yo quiero?—Maldecia una y mil veces mi voz, me estaba saliendo ronca, débil pero sobre todo dolida—: o mejor, antes de responder aquello, ¿Te importa acaso?

Hay ciertas miradas que sólo las madres saben dar, esas típicas miradas de advertencia que hacen al niño no querer hablar o moverse más nunca en su vida. Justo con esos esos me estaba mirando, me hacía sentir como si hubiera cometido el error de tumbar alguna estantería del supermercado y ella tuviera que pagar por todos los daños. Pero no, la que estaba pagando los daños era yo.

—Cuida tu tono, respétame—Me estaba apuntando con el dedo, Hero estaba en silencio.

—¿Respetarte? Mamá uno da respeto para que lo respeten,—Le recordé una de las tantas frases que aprendí en clase—: No me estás respetando, ni a mí ni a lo que quiero, ¡Nada!

—¡Lo que quieres son simples caprichos de jóvenes inmaduros!—Me gritó—: ¡Te estás portando como una niña ingenua!, una niña que se va a estrellar de golpe en la pared, vas a terminar llorando a mares por su culpa.

Hero no se movió se su sitio, parecía discutir consigo mismo sobre que decir o que hacer.

—¿Su culpa?—Dije con ironía—: ¡La única que me está haciendo llorar eres tú! ¿Lo entiendes?

—¡Por qué eres una malcriada, una inmadura!

—Por Dios,—Me cubrí los ojos con ambas manos—: Eres mi madre, siempre hemos sido nosotras dos. ¡Te he apoyado absolutamente en todo! —Lágrimas se acumularon en mis ojos—: ¡¿Que demonios te cuesta apoyarme con lo que siento?!—Gritando lo último camine dos pasos hacia ella—: Él me hace feliz, lo amo a él, ¡¿Acaso te cuesta tanto entenderlo?!

—¡A mí no me hables así que soy tu madre!—Gritó de vuelta.

—¡Entonces comportate como tal!

Y fué ahí, en la sala de mi casa como sentí que me daba mi primera cachetada.

El sonido que emitió su palma chocando contra mi mejilla fué tan abrumador que me hizo enmudecer. Sentí como Hero ahogó un grito, escuchaba la respiración acelerada de mi mamá acompañado de mis pequeños jadeos de sorpresa y de dolor. Las lágrimas que estaba reteniendo segundos antes, bajaron de forma silenciosa por mis mejillas en cantidades incontrolables.

Mi mejilla picaba, todavía podía sentir sus dedos en ella. Ni cuando estaba pequeña me habían alzado la mano, podía hacer cualquier travesura pero no me ganaba más que un fuerte regaño. Pero ¿Esto?, ¿Me merecía que me golpearan por expresar lo que sentía?, ¿Merecía que me golpearan por querer a Hero?

Transcurrieron unos segundos que me parecieron eternos antes que de que Hero llegara a mi lado. Sin importarle que mi madre estaba a sólo unos pasos me tomó de las mejillas para girarme el rostro, cerré los ojos a sólo segundos de toparme con los suyos.

—Mírame nena, por favor...—Murmuró sólo para ambos—: Por favor.

Sólo había escuchado ese tono roto en su voz en dos ocasiones. Cuando me estaba hablando en su habitación del incidente en el patio y cuando estaba amenazando con tirarse del techo. Estaba dolido, y si él estaba así ¿Qué quedaba de mí?

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora