XIV

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—No entiendo nada.

Llevábamos una hora sentados en el sofá del café; Steven se llevaba una hora intentando entender química; yo llevaba una hora controlando los impulsos de estrellarle el libro en la cabeza.

—No te cierres, no es difícil—Dije escribiendo en un hoja un número ejercicio.

—Para ti, tú sabes—Dijo frustrado—: Yo no entiendo.

Le voltee los ojos y me senté más cerca para que pudiera ver cada cifra que anoté. Gracias a los santos, quince minutos más tarde; él era el que resolvía los ejercicios.

Sin más nada que hacer, me tomé la libertad de detallarlo. Estaba encorvado en dirección a la hoja, su cabello estaba bastante revuelto debido a las varias veces que se pasó la mano por el. Llevaba una chaqueta verde militar, pantalones oscuros y sus Vans. Se veía bien.

—Voy por un dulce, ¿Quieres?—Le digo mientras me levanto.

—No gracias, me desconcentro—Me dijo sin mirarme, sonreí negando con la cabeza.

Me aproximé al mostrador para admirar la gran cantidad de postres que habían. Distintos tipos de tarta, galletas, caramelos; y muchos más que no conocía se encontraban ahí. Totalmente indecisa, le dejé la opción a la cajera.

Se apareció con unas galletas de avena con chocolate.

—Oye, ¿Qué le darías al chico que está por allá?—Señalé a Steven, quien estaba todavía hundido en su hoja.

La cajera se inclinó para verlo.

—¿Tu novio? Se ve cansado—Me sonrojé.

—No es mi novio, es un amigo..

Me alzó la ceja y sonrió.

—Bien, yo te aconsejo un café bien cargado con leche de almendras.

Cambio de tema, aunque su mirada seguía divertida.

—Suena bien—Le pasé el dinero y me dió el café y una bolsa con mis galletas.

Segundos más tarde, de vuelta con el ojiazul, tomé de vuelta mi asiento a su lado y le ofrecí el café. Me miró confundido.

—Te dije que no quería nada—Sin embargo tomo la taza.

—Y yo no hago caso.

Se rió mientras le daba un pequeño sorbo.

Tras una larga hora, la misma cajera nos avisó que faltaba menos de media hora para que cerraran el local. Steven, ya con la mente más abierta en química se disculpó por la hora y tomando nuestras cosas salimos para ir a buscar dónde había estacionado su auto.

Eran más de las cinco de la tarde, espero que mamá no se enoje.

—No pensé que demoraría tanto.

—No importa,—Negue sonriendo—; lo importante es que entendiste.

—Gracias a ti..

Le sonreí nuevamente, y nos quedamos en silencio. No era un silencio incómodo, era uno bastante agradable. Caminábamos por todo el frente de varios puestos. Mi corazón comenzó a latir más rápido cuando me percate de que íbamos a pasar por todo el frente del local de la hermana de Hero.

Y no sólo eso, su camioneta estaba afuera. La de Hero.

Me sonrojé de inmediato.

—¿Todo bien?—Dijo el ojiazul. 

—S-si, ¿Q-que tan lejos estaba tu auto?

—No tanto,—Dijo notoriamente confundido—: ¿Segura que todo va bien?

Asentí.

Una vez estando a centímetros del ventanal, quería correr. Pero eso llamaría más la atención, así que solo miré al frente mientras caminaba, conteniendo la respiración.

«Que ridícula eres..»

Una vez terminado el recorrido por ambos ventanales delanteros. Sentí como el aire volvía a mis pulmones, y como mis manos dejaron de apretar el borde de mi blusa.

Esa tranquilidad no me duró mucho.

—¿Lina?

«Oh, Dios..»

Conocía ese acento, esa voz ronca. Sentí mi corazón bombear con fuera.

—Hola, ¿Hero no?—Steven fué el primero en voltear, me quedé muda.

Él miró al ojiazul, pareció escanear todo su cuerpo de arriba para abajo. No obstante, no le respondió, su mirada se posó en mi. Tragué duro, pude sentir como mis manos empezaron a sudar. Estaba enojado.

—No fuiste—Se cruzó de brazos.

Me sentí pequeña.

—Tenía cosas que hacer..—Dije mirando todo, menos a él.

—¿Con él?—Lo señaló sin mirarlo.

—Si, me pidió que le explicara química, tenía examen y no..—Me detuve, ¿Por qué me justificaba? No hice nada malo.

—¿Y no..?

—Yo no entendía y le pedí que me ayudara,—Habló Steven ganándose la mirada enojada de Hero—: Tranquilo patrón, no hay porque enojarse.

Hero le alzó la ceja, enderezando su postura.

—No fuiste por estar con él—Regresó la mirada a mí.

—¿No ir a donde?—Preguntó el ojiazul.

«Steven, cállate»

—Ese no es asunto tuyo, imbécil—El veneno salía de su boca.

—No lo llames así—Esas palabras salieron de mi boca no sé ni cómo.

—¿Ahora lo defiendes? Faltas, ¿Y ahora estás del lado de él?

«¿Qué?»

—Hero, ¿De que estás hablando?—Soné más ansiosa de lo que pretendía—: No estoy del lado de nadie, no entiendo porqué estas así. No pude ir hoy, no tengo como comunicarme contigo, no hice nada malo y aún así me estoy justificando..

Alcé la voz más de lo que pretendía pero ya no me podía callar.

—No lo entiendes—Sonó exasperado, y se pasó las manos el cabello, despeinandolo. 

—Lina, será mejor que nos vayamos.

Sonó más una afirmación que una petición.

—¡No!—Ladró Hero, antes que si quiera pudiera pensar en que responder—: ella no se va contigo.

—Hero..—Suspire.

Steven, por más confundido que estuviera por la situación, se volteó a verme y, por cortos segundos ignoró a Hero.

—Decide tú,—Tomó mi muñeca, no pasé desapercibida la mirada de Hero en ese punto—: ¿Te llevo a tu casa o te quedas con tu amigo? Siendo sincero, —Vaciló—: preferiría que te fueras conmigo.

Me sonrojé.

—Yo..

—Suéltala—Sonó ahogada esa frase, pareciera como si hubiera intentado no decirla.

Steven lo miró, luego a mí.

Sin soltarme la mano.

Observé a Hero, el enojo adornaba todo su semblante. Sus hombros se notaba tensos, la vena en su frente parecía que en cualquier momento iba a estallar. Sus ojos perdieron brillo, eso no me gustó.

En cambio Steven, él estaba tranquilo. En su mirada había confusión, una muy notoria. Pero la explicación de lo que pasaba no se la podía dar, no sin antes explicarle el inicio. Y eso, por ahora, no iba a pasar.

—Me quedó con Hero..

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora