XX

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Corrector.

Base.

Sombra.

«¡Nada sirve!»

Con más de 20 minutos de retraso, me encontraba en el espejo mirándome, o bueno, mirando con frustración a ese morado en mi cuello.

No lograba ocultarlo lo suficiente para que mi madre no se diera cuenta. Suspirando por décima vez, solucione el problema haciéndome una coleta baja y floja, cubriendola casi por completo.

Mirarlo, o si quiera pensar que está ahí; me hace querer volver al momento de cuando lo hizo. Él arriba, con sus labios en mi cuello, dejando algo que él sabía que no se iba a ir tan fácil. Su marca.

Cuando sentí mis mejillas calientes, y la vergüenza recorrer todo mi cuerpo, dejé de pensar en ese momento para concentrarme en terminar de vestirme. Mamá gritaba mi nombre desde la cocina para que fuera a comer algo antes de irme. Eran las seis menos cuarto. Todavía tenía tiempo.

—¡Hija, apúrate! Se va a enfriar—Quinto grito de su parte.

No respondí, sólo baje acomodándose mi cabello. La cocina olía a pan tostado, provocando que mi estómago rugiera.

Tomando dos panes y un vaso de agua; me senté en la sala a ojear la televisión un rato. Mamá me imitó y se sentó en el sofá de al lado mientras tomaba de su café. Cuando el reloj de pared marcó las seis, le di un beso a mamá y salí. Cómo siempre, mientras abría la puerta dijo:

—Recuerda, Lina. No llegues tarde, por favor.

Mientras caminaba en silencio, pude notar como los vecinos salían tan temprano, a regar las plantas, revisaban el buzón. Los niños pequeños no salían. Concentrándome literalmente en toda la gente de camino a clases, llegué rápido.

No tenía ganas de hablar con el ojiazul. Sentía que iba a ser incómodo, sobretodo después de lo de Hero, sin embargo para ojos de él; yo no sé nada.

Caminando entre el pasillo, buscando las escaleras; ví a Hero venir de frente. Sentí una presión en mi estómago, pero hice como si no estuviera ahí; los nervios podían jugarme en contra.

«Controlate»

—Hey, Lina—Llamó Hero a mis espaldas cuando ya había subido dos escalones.

«Mierda»

Me voltee a paso lento, para verlo a él de brazos cruzados al inicio de las escaleras.

—Hola, Hero—Dije desde donde me encontraba,—: ¿Todo bien?

«Que estúpida eres»

Asintió con la cabeza, y lo que hizo no me lo esperaba. Subió los dos escalones que nos separaban.

Estando ambos en el mismo escalaron, con sus ojos recorrió cada rincón de mi rostro. Deteniendose más en mi boca, pero sin hacer nada. Volvió a subir la mirada, hasta que sus ojos se conectaron con los míos; sentí que si seguía mirándome así; mis piernas en cualquier momento olvidaría como funcionar y caería.

No quería eso, así que baje mi mirada. Él sin embargo, con su mano movió mi coleta.

—¿Por qué te lo tapaste?—No pude detectar bien con que humor lo decía pero, no parecía contento.

—Porque mamá lo podía ver, Hero.

Seguía rozando con sus dedos donde el maquillaje se encontraba.

—Pero aquí no está tu madre,—Dijo para después pasar sus dedos lo suficientemente fuerte para quitar cualquier cosa que tapara lo que él me había hecho—; Mejor así.

Rogaba que nadie pasará por las escaleras en ese momento, nos encontrarían de una manera considerable para pensar otra cosa.

Y yo no estaba para pasar esa vergüenza.

«Mucho menos en público»

—Hero, tengo que subir—Eso era por dos razones. Uno, tengo clase. Dos, perdería control con mis piernas si su mano seguía en mi cuello.

Él, alejando su mano. Y cruzandose de brazos todavía frente a mi, dijo:

—Bien, subamos—Dijo para voltearse y empezar a subir cuesta arriba para él salón.

Dejándome, con los ojos cerrados en el mismo sitio. Recordando que él y yo vamos juntos en el mismo salón, en la misma mesa. Suspirando para calmarme, lo seguí a sus espaldas.

Ya en el último escalón, él me estaba esperando. Me miró mientras terminaba de subir y tomó mi mano.

Sentí un vuelco en el estómago cuando las entrelazó.

Mirando nuestras manos, para luego levantar la vista; lo encontré estudiando cada una de mis reacciones.

—¿Te molesta?—Me preguntó refiriéndose a nuestras manos.

Negué con la cabeza.

—Que bueno porque no te voy a soltar.

Y así fué, en todo el camino hasta el aula; no me soltó.

No sabía si quiera que pensar, estando en la mesa compartida; nuestras manos ya no estaban juntas. Pero sus dedos los había dejado cerca de mi rodilla. Movía un mechón de mi cabello con nerviosismo.

Sólo él podía provocar reacciones tan evidentes en mi y él lo sabía.

El profesor salió a media clase por un llamado. Dejándonos unos cuantos conceptos que copiar.

—Por fin Hero lo consiguió.

Se escuchó de una de las mesas del costado. Dejé de escribir al momento, pero no levanté la mirada, no se a que se refería pero mi mente me decía que hacer como que no lo hubiera escuchado; era lo mejor.

Para mí, más no para Hero.

—¿Conseguí qué?—Aún sentado a mi lado, enderezó su postura para dirigir una mirada hacia mi derecha; que era de donde habían hablado.

El salón quedó en un total silencio.

Yo seguía sin levantar la mirada.

—Acostarte con Lina.

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora