XXXVII

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¿Las películas son un cliché?

Teniendo en cuanta de todas las películas que ví en mi vida, gran parte contenía la misma trama. El chico enamora a la chica, cuando ella cae en las trampas el chico se asusta, surgen peleas y cuando están a punto de separarse por cualquier estúpida razón vuelven y son felices.

Sentía que está era la parte de las peleas en mi película. Quería golpearme a mi misma por pensar eso porque con Hero no estaba mal, ¿O si?

Después de aquella tarde, al llegar a casa mamá no estaba.

Pensé en entrar por la ventana de atrás, rezaba a todos los dioses porque ella no estuviera en la cocina, la imagen que tendría de mi en ese momento sería descomunal. Se me bajaría la tensión por la vergüenza.

Para no arriesgarme, y sobre todo afrontar mis asuntos mi elección fue entrar por la principal. Cuando me adentré en la sala no se escuchaba nada, con paso tembloroso mire hacía la cocina.

Una hoja amarilla estaba bajo el florero.

"Hacían falta muchas cosas en la despensa, quiero prepararte un postre de almendras.
Estoy en el supermercado, hay pan tostado en la nevera.
-Mamá"

Aquél alivio lo sentí hasta en los huesos. Por segundos me sentí mal, mientras mi madre quería hacerme uno de mis dulces preferidos; yo estaba en el piso de Hero llorando luego de haberle entregado lo más íntimo de mi.

La almohada era lo que pagaba mis rabietas. La lanzaba, la aplastaba y le gritaba.

Mis pies danzaban desde mi cama hasta el ventanal, una y mil veces. ¿Qué hice que me siento tan abatida? ¿Qué sucede ahora que no puedo estar feliz?

Debería de estar brincando en un pie por haber avanzado con Hero, haber dado ese paso. Pero no es así, no estoy feliz y no por él, sino por nosotros. Y es eso precisamente, ¿Hay un nosotros?

Mi vista viaja desde mis manos hasta mi mesita de noche. Pasó de mi cama y viajo hasta el closet, camino hasta dejarme caer boca abajo en la cama.

¿Qué estará haciendo él?

—Lina—Murmurá mamá dando unos leves toques en la puerta.

—¿Si?

—Tienes visita.

Mi entrecejo se arrugó completamente y le abrí. Mamá se miraba tranquila, su mirada estaba suave y sus hombros relajados; con eso descarté la posibilidad de que fuera Hero quien estuviera detrás de aquella puerta.

—¿Quién es?

—No lo sé Lina, no lo había visto antes dijo que te conocia,—Alzá los hombros con una despreocupación que me alarma—: Tiene unos lindos ojos azules.

Me tense. ¿Steven?

Colocándome mis pantuflas, bajé a paso cauteloso sin saber si estaba adentro o afuera, aunque conociendo a mamá ya está adentro con un vaso de té helado.

No me equivoqué, estaba de espaldas a mi en el sofá—: ¿Qué haces aquí, Steven?

Se volteó asustado, era obvio que no esperaba que le saliera por atrás.

—Vine a hablar.

—¿Otra vez?, ¿Hablar de qué?— Sinceramente, con él era la última persona con la que me gustaría mantener una conversación ahorita. No se ha comportado bien conmigo últimamente, perdí la cuenta de cuántas veces se ha disculpado.

Dejó el vaso en la mesa y me pidió que me sentará a su lado. Me senté, si, pero en sofá de enfrente.

Pasando sus manos por su nuca en señal de nerviosismo, se quedó callado. No entendí que quería, y mucho menos como había llegado. Eso me hizo cuestionarme otra cosa.

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora