IV

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En algún momento de este año me propondré a comprarme una mochila con menos bolsillos o, ser más organizada.

«La mochila..»

Rebuscaba, o mejor dicho escarbaba entre todos los libros y papeles un lápiz. Sin éxito alguno, me dispuse a chocar mis dedos contra el escritorio de forma impaciente.

—¿Llegaste bien a tu casa?— Steven interrumpió en mi silencio; adentrándose en el aula vacía.

Había decidido llegar temprano; también que, me atacó otra vez ese insomnio pesado.

—Claro, ¿Por qué no sería así?— Pregunté viéndolo tomar asiento a mi lado, en el puesto de Hero.

—No pareces conocer mucho al tipo de ayer. —Dijo reposando su barbilla en su mano, viéndome— Que por mucha casualidad es el mismo cara de matón que apareció a tus espaldas en el pasillo.

Su ceja alzada me miraba como si le estuviera debiendo respuestas.

—¿Qué estás insinuado?— Pregunté tomando la misma posición de él. Con mi muñeca sosteniendo mi barbilla.

—¿Es tu ex?

«¡¿Que?!»

—No.

—¿Tu novio?

—N..

—Porque déjame decirte que un novio en su sano juicio no dejaría ni siqui...

—¡No es mi novio!— Dejó de hablar y suspiré. ¿Por qué piensa eso?— Ayer te dije que apenas y somos conocidos. ¿Qué te hace dudar ahora?

—¿Desde cuándo los desconocidos aparecen de la nada a ofrecerte llevarte a tu casa?— Alzó más la ceja.

«Maldita sea»

No respondí más, sonó el primer timbre. Pero Steven seguía allí.

—¿No tienes clases?—Le pregunté con la esperanza de que me siguiera en el cambio de tema.

«Por favor, por favor..»

—Si. —Dijo despreocupado.

—¿Y qué haces aquí todavía?—Dije haciendo ademán con mis manos en dirección a la puerta.

—¿Me estás botando?

Me miró con una mezcla entre indignación y confusión. Aunque en su mirada azulada había un aire divertido.

—No, solo que.. —No sabía que más decir— Nada, quédate.

Se rió. Y dirigió su mirada a sus manos. Mientras yo abría apenas en el libro de la clase que venía. Ciencias.

—Lina.. —Mi mirada se alzó en busca en busca de la persona que me llamaba aunque, con ese acento tan marcado. No me hizo falta adivinar.

«Hero.»

Steven alzó su mirada a la par mía y podría jurar que hubo una guerra de miradas entre los ojos azules de mi compañero de mesa temporal y los ojos verdes grisáceos de mi compañero de mesa permanente.

—¿Dime?—Dije con la intención de que su mirada fuera dirigida hacía mí.

No pasó.

—¿Tu amigo va a esta clase?— Él sabía que la respuesta era no.

—No, pero...

—Ya me iba. —Me interrumpió Steven pasando por un lado de Hero para depositar un beso en mi mejilla y salir del salón.

Justo al segundo timbre.

Dejando sus cosas en el piso al lado del escritorio de los dos, se cruzó de brazos en su sitio y me clavo una mirada que no pude describir.

—¿Qué?

—Nada. —Sin embargo, sabía que era mentira.— Cada vez que te veo estás con él.

«¿Ah?»

—Dos veces.

—Son suficientes para saber que va a seguir ocurriendo. —Dijo mirando el pizarrón vacío.

—¿Y que tiene de malo?

Me miró.

—Por confiar rápido en las personas es que vienen los mejores errores. —Volvió a mirar al frente.— Ya deberías saberlo.

Tragué duro.

—No estoy confiando. Aparte, —Cerré el libro que se situaba frente a mí. —He cambiado. 

Sentía las ganas de querer vomitar en el borde la garganta. Decir las palabras es fácil, pero a veces uno no les pone en filtro adecuado, y eso hizo Hero. Sabe que palabras usar para yo querer salir corriendo de aquí.

Me volvió a mirar. Nunca se exactamente de qué color son sus ojos. Por eso solo puedo describirlos como claros.

— Yo no quiero que cambies, quiero que aprendas.

Sonó el tercer timbre y con eso el profesor cerró la puerta para iniciar su clase.

Hero, como sorpresa para mi, estaba copiando todo. Mientras ahora yo, era la que escribia garabatos en el cuaderno. No tenía concentración. Me costaba encontrar la línea donde había dejado de copiar, para continuar. Pero nada.

A pocos minutos del cambio de clase. El cuaderno de Hero cayó sobre mis manos. Y con eso mi mirada de confusión cayó sobre él.

—Llévatelo y lo copias en casa.

—Yo copié. —Dije todavía con la expresión incrédula.

—Eres una mala mentirosa.

Se cruzó de brazos, sin mirarme. Jugando con el lápiz entre mis dedos. Mordí mi labio y lo miré.

—Gracias.

—No hay de qué. —Dijo aun sin mirarme.

El timbre nuevamente sonó, con mis cosas sobre el escritorio lista para comenzar a guardar. La cabeza de Steven se asomó en la puerta del salón. Me reí al ver su intento de parecer cauteloso.

«Fallaste, amigo.»

Sentí un suspiro pesado de parte de Hero. Seguido de eso, él mismo con pasos pesados, tomando su mochila al hombro; abandonó el aula.

He is my hero || Hero Fiennes Tiffin #1✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora