09 | May Haywood

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Canción en multimedia: Toxic [Britney Spears]

Capítulo 9

May Haywood

Lindsay

29 de Octubre de 2019

Voy caminando a paso lento en dirección a la estación del autobús público. El día de hoy decido tomar un autobús distinto al de Lucas; no sé, siento que últimamente he estado muy encima de él, y quiero darle un poco de espacio. Tal vez las cosas no son como yo pienso, pero literalmente pasamos de nunca antes habernos visto ni haber hablado, a ser amigos. Más que darle algo de espacio a él, tengo que darme un poco de espacio a mí también. Esta última semana he estado rodeada de gente en todo momento, siendo que ya había pasado varios años sola, o acompañada de sólo un Guardián más. No estoy para nada acostumbrada a tener más de un amigo a la vez, ni mucho menos a estar todo el día con ellos. Es extraño, pero supongo que me puedo ir acostumbrando según van pasando los días. Digo, ya estamos a martes, y pasado mañana es Halloween; después de eso viene el mes de Noviembre, y eso está bastante cerca del fin de año.

La verdad es que no sé qué es lo que voy a hacer cuando Lucas ya se haya vuelto a alinear con su destino: admito que en cierta parte me gusta todo esto de asistir al instituto y poder tener la oportunidad de hacer las cosas que cualquier adolescente de esta época puede hacer, y además tener los recuerdos de haberlo hecho. No puedo un día simplemente desaparecer así como así, ¿qué les diría a Becca y a Meghan? ¿Y a Lucas? No puedo desaparecer, no es una opción, y tampoco me atrevería a usar magia sobre ellos, no podría hacerlo. Sé que todavía falta un tiempo para que todo eso pase, pero no puede pasar que el momento llegue y yo no tenga ni la más mínima idea de qué hacer para aún así poder guardar el secreto de la existencia de los Guardianes. Todo lo que he hecho esta última semana va en contra de todas las reglas establecidas, excepto una:

"Regla número cinco: establecerle un destino a tu hominem, y hacer a toda costa que este lo siga y lo cumpla"

La regla dice claramente las palabras a toda costa, lo que significa que tengo que hacer lo que sea necesario para hacer que Lucas siga su destino, pero, aún así siento que todo lo que estoy haciendo de alguna forma no está bien, que no debería estar haciéndolo.

Alejo esos pensamientos de mi cabeza justo en el momento en el que un auto deportivo color rojo se detiene a mi lado. Dentro de él se puede apreciar una melena rubia, y un rostro oculto detrás de unos grandes lentes de sol. La chica rubia gira lentamente su cabeza, y queda mirándome con una sonrisa de boca cerrada plasmada en su cara.

—Yo a ti te conozco —es lo único que dice a la vez que me apunta con su delgado dedo. ¿Acaso está esperando una respuesta por parte mía? Y, primero que todo, ¿cómo es que me conoce? Supongo que debe de ir en el instituto, pero hay demasiadas chicas rubias ahí que ya es bastante difícil reconocerlas.

— ¿A quién? ¿A mí? —pregunto al mismo tiempo que me apunto con mi dedo índice. Esa acción parece hacerle gracia a la rubia desconocida, ya que comienza a reír. Yo sinceramente no entiendo el chiste.

—Obvio que a ti tontita, ¿acaso ves que le esté hablando a alguien más? —giro mi cabeza en busca de alguien atrás mío, o a mi lado, o en alguna parte de la vereda, pero no hay nadie. Literalmente, no hay nadie, sólo estoy yo sobre la acera y la chica rubia sentada cómodamente en su auto. La chica también mira alrededor, y su sonrisa se ensancha. Después me dirige una mirada que la verdad no sabría descifrar— Querida, creo que ya no llegaste a tiempo para poder tomar el autobús público —la chica hace una cara de asco y disgusto al pronunciar la palabra "público"—, así que, ¿necesitas que te lleve al instituto?

Obra del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora