**Capitulo 33: Jugando entre sombras.**

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Josué y Johanne regresaron del supermercado, una vez más se dirigieron a la casa de Neftalí para cocinar juntos.

Josué: Hemos vuelto, amigo. Cocinaré para todos. Johanne y yo compramos algunas cosas para comer.
Neftalí: Me parece perfecto. Yo te ayudaré.
Johanne: Si no les molesta, me gustaría observar. No quiero interrumpir.
Neftalí: ¡Claro que no! Todos aprendemos en algún momento. ¿Alguna vez cocinaste?
Johanne: No, en realidad siempre me cocina mi tía cuando llego a casa. Ella vive al frente.
Neftalí: Aquí aprenderás. Josué y yo te guiaremos.
Josué: Cocinar no es muy complicado. Si lo deseas, puedo enseñarte.
Johanne rió y esbozó una sonrisa.
Johanne: De acuerdo, pero mi ropa es formal.
Neftalí: No te preocupes. Para estudiar derecho, debes estar preparado para todo.
Johanne: Supongo que me he acostumbrado mucho a este tipo de ropa.
Neftalí: Josué, podrías ayudar a Johanne a cambiarse, quizás algo más cómodo para cocinar.
Josué: Claro, vamos.

Josué y Johanne subieron al cuarto de Neftalí para que Johanne se cambiara.

Mientras tanto, Antoine y Samantha charlaban en el sofá.
Samantha: Lo siento por todas las preocupaciones, cariño. Mi papá se pasó esta vez.
Antoine: Tranquila, amor. Eso ya pasó.
Samantha: Extrañé verte. Quería ver tu hermosa carita.
Antoine: Gracias, amor. Yo también.

Arriba, Josué ayudaba a Johanne a cambiar su ropa.

Josué: Ponte esto, pero quítate la ropa.
Johanne: Amor, ¿puedes ayudarme a quitarme la camisola?
Josué: Claro.

Josué desabotonó la camisola revelando una camiseta interior.

Josué: ¿Quieres que te quite la camiseta también?
Johanne: Sí, amor. ¿Por qué no?

Johanne estaba ahora en camiseta interior, y Josué no pudo evitar sentirse atraído.

Josué: Sabes, me gusta verte así. Es sexy.
Johanne: Oh, sí.
Josué colocó su mano en el abdomen de Johanne.
Johanne: ¿Qué sientes? ¿Te gusta? ¿Podemos continuar?
Josué: No aquí, nene.
Johanne lo besó, y Josué cedió al beso.
Luego Josué le prestó una camiseta de Neftalí.

Después, Josué se cambió el pantalón y luego bajaron a la cocina.

Josué: Bien, nene, primero medimos el arroz, luego lo lavamos y, por último, lo añadimos a la sartén. Los pasos siguientes son más sencillos, solo necesitas mover el arroz hasta que esté dorado, después agregamos agua y esperamos a que se cocine. ¡Listo!
Johanne: Entendido, amor. Lo intentaré bajo tu guía.
Neftalí: Yo prepararé el puré de papas y Josué se encargará del pollo. Por ahora, intenta hacer el arroz.
Johanne siguió las indicaciones paso a paso con la guía de Josué, y al final, el arroz resultó exitoso.
Neftalí finalizó las papas y preparó una ensalada de tomate, cebolla y chiltoma con limón.

Johanne: Para ser mi primera vez cocinando, creo que salió bien.

Luego de terminar, todos se sentaron a comer. Josué sirvió la comida y todos se congregaron en la mesa.

Josué: Bueno, chicos, ¡provecho para todos!
Todos respondieron con un agradecimiento.

Samantha: La comida está deliciosa, felicidades al cocinero.
Neftalí: Josué hizo el pollo, Juan el arroz, y yo me encargué de las papas y la ensalada.
Antoine: En serio, quedó exquisito.
Josué: Para ser mi primera vez, estoy satisfecho con el resultado.
Johanne: Gracias, amor.

Mientras tanto, Reynaldo continuaba trabajando en la residencial, pero su teléfono sonó. Era Elizabeth.

Reynaldo: Hola, buenos días.
Elizabeth: Hola.
Reynaldo: ¿Quién está al teléfono?
Elizabeth: ¿No me reconoces? Soy Elizabeth.
Reynaldo: Ah, Elizabeth. ¿En qué puedo ayudarte?
Elizabeth: Necesito un contacto para hablar con mi madre. ¿Podrías mandarme un mensaje o darme un número para llamarte?
Reynaldo: Por supuesto.
Elizabeth: Gracias, y que tengas un buen día.

Socorro, por su parte, permanecía en su hotel, realizando su trabajo mientras evitaba salir por temor a encontrarse con Jorge. En su mente, una llamada a su hijo se encontraba en espera, pero primero tenía que completar sus tareas.

Doña Maria, mientras trabajaba en una casa, sentía dolor en su cadera. A pesar de las molestias físicas, su mente se hallaba en una encrucijada de emociones mientras recordaba al hijo al que había criado.

Josué y Johanne, mientras lavaban los platos, compartieron un momento íntimo.

Johanne: Imagina, mi amor, tú y yo haciendo esto en nuestra propia casa.
Josué: Eres un soñador, ¿sabías?
Johanne: Lo sé, pero cuando te miro, no puedo creer que seas mi novio.
Josué: Yo también me siento afortunado de que me quieras.
Johanne: Bueno, ahora que hemos terminado, ¿por qué no vamos al parque? Quizás tu amigo también quiera unirse. La última vez que jugué vestía una camisa de mangas largas y corbata. ¡Ja, ja!
Josué: Es cierto, ja, ja.

Josué fue a la sala y propuso a Neftalí la idea de jugar al fútbol.

Josué: Amigo, ¿qué te parece si jugamos al fútbol?
Antoine: ¡Yo también quiero! He estado deseando jugar.
Neftalí: ¡Vamos, por supuesto! Yo me uno también.
Johanne: Está decidido, vamos a jugar.
Samantha: Yo estaré aquí viéndolos.

Mientras tanto, Elizabeth se encontraba en migración, en busca de papeles para sus planes futuros. Una voz familiar en el teléfono la sorprendió.

Reynaldo: Hola.
Elizabeth: Hola, ¿cómo estás?
Reynaldo: ¿Elizabeth?
Elizabeth: Sí, soy yo. Solo quería que supieras que pronto estaré allí.
Reynaldo: Te estaré esperando.

El grupo de amigos jugaba al fútbol, empatados en un emocionante 2-2. Las risas y los goles llenaban el aire mientras Antoine y Johanne enfrentaban a Josué y Neftalí en el campo improvisado.

Antoine: ¡Y otro gol! ¡Increíble! 3-1, ¿qué les pasa?
Josué: Saben cómo jugar, amigo. Y tú, amor, juegas bastante bien.
Johanne: Obtengo una beca deportiva, así que recibí entrenamiento.
Neftalí: Bien, esto no termina hasta que lleguemos a 5 goles.
Josué: Continuemos.
Y los amigos continuaron jugando.

Elizabeth, por su parte, tomó decisiones importantes en busca de un nuevo camino. Con su madre y su pasado en mente, estaba decidida a cerrar cuentas pendientes.

En medio de las sombras, el grupo de amigos compartía momentos de diversión y complicidad. Cada uno con sus sueños y deseos, unidos por lazos invisibles que los conducían a un futuro incierto pero prometedor.

El secreto de Josue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora