**Capitulo 54: Entre la Vida y la Muerte: Un Adiós Inesperado**

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Josué permaneció en la casa de Johanne, entablando una conversación profunda. Abordaron sus experiencias y los desafíos que había enfrentado en su vida.

Johanne: Amor, has vivido una vida increíblemente complicada. Entiendo por qué no podías hablar de ciertas cosas.
Josué: Sí, fue un camino lleno de obstáculos. Pero ya conoces mi verdad, no hay más secretos.
Johanne: Tu sacrificio en las clases me hizo reflexionar. No debí irme por problemas emocionales ni recurrir al alcohol.
Josué: No te culpo. La decepción a veces nubla nuestras decisiones. Pero ahora estamos aquí, y eso es lo que importa.
Johanne: Me gustaría conocer a tu abuela. Criar a un chico tan bueno y hermoso debe haber sido un desafío.
Josué: Cuando regrese de su pueblo, te la presentaré. Será un honor.

Por otro lado, Elizabeth llegó al hospital con el corazón en un puño. La situación de su madre la llevó a una desesperada búsqueda de respuestas.

Elizabeth: ¿Dónde está mi madre? ¡Por favor, alguien ayúdeme!
Doctor: Usted es la hija de la paciente, ¿verdad?
Elizabeth: Sí, ¿cómo está mi madre?
Doctor: El impacto fue grave. Su madre está en coma debido al choque. Su estado es delicado.
Elizabeth: No puede ser... ¿qué posibilidades hay de que sobreviva?
Doctor: No puedo hacer promesas, estamos tratando de estabilizarla. Le sugerimos que traiga a sus familiares, es un momento crítico.
Elizabeth: (desesperada) ¡Mi madre no puede morir! ¡Después de tantos años la volví a encontrar!
Doctor: Llame a sus familiares, necesitamos su presencia aquí.

Mientras Josué y Johanne regresaban a la universidad, la sorpresa los aguardaba en casa.

Josué: (a Neftalí) Estoy de vuelta, amigo.
Neftalí: ¡Al fin! ¿Por qué te fuiste así?
Josué: Me preocupé por Johanne y quería asegurarme de que estuviera bien.
Johanne: Lo siento, fui impulsivo al recurrir al alcohol.
Neftalí: (sonriendo) Vamos, olvidemos los problemas por un rato y juguemos.
Josué: Suena bien, necesitamos distraernos.

Elizabeth, mientras tanto, se encontraba camino a la residencial de Josué. Pero al llegar, no había nadie. Caminó hacia la residencial y esperaba encontrar a Josué en el camino de regreso.

Josué y Neftalí volvieron a casa acompañados de Johanne. La tragedia que los aguardaba se manifestó de manera inesperada.

Mientras tanto, Josué se encontraba en la habitación del hospital, aún en shock por las noticias que había recibido.

Elizabeth: (llorando) Por favor, díganme dónde está Josué.
Josué había llegado con Neftalí a la residencial. La angustia en la voz de Elizabeth llegó a sus oídos.

Josué: (desconcertado) ¿Alguien me llamó?
Neftalí: (preocupado) Sí, parece que te buscan afuera.
Josué y Neftalí salieron y vieron a Elizabeth, quien estaba visiblemente afectada.

Elizabeth: (llorando) ¡Josué!
Josué: (preocupado) ¿Elizabeth, qué sucede?
Elizabeth: (llorando) Es mi madre, está en el hospital. No sé qué hacer.
Josué: (impactado) ¿Qué? ¿Cómo pasó?
Elizabeth: (entre sollozos) Fue un accidente grave, su estado es crítico. Por favor, necesito tu apoyo.
Josué: (conmovido) Por supuesto, Elizabeth. Vamos al hospital de inmediato.

Josué, Neftalí y Johanne acompañaron a Elizabeth al hospital. En la sala de cuidados intensivos, la gravedad de la situación se volvió palpable.

Dentro de la habitación, María luchaba por su vida. Josué tomó su mano con fuerza, las lágrimas brotando de sus ojos.

Josué: Abuelita, estoy aquí contigo. No te irás, ¿me oyes? Quiero que estés aquí para ver mis logros, mi graduación, mi éxito. Tienes que verme triunfar, estar a mi lado.
Mientras tanto, los médicos trabajaban incansablemente para mantener a María con vida.

Dentro de la sala de espera, Neftalí se puso al teléfono con su madre para explicar la situación y coordinar los arreglos para la vela.

En la habitación, Josué luchaba por contener su angustia.

Josué: (sollozando) Abuelita, no cumplí mis promesas. No logré que fuéramos felices juntos, no pude hacerte sentir orgullosa. ¿Por qué te tienes que ir?
El sonido del monitor cardíaco se hizo más rápido mientras el estado de María empeoraba.

Finalmente, las lágrimas de María cesaron y su corazón dejó de latir. Los médicos dieron la noticia a Josué, quien colapsó por la noticia.
Mientras todos lloraban y Josue
Se desmaya del dolor
Entra en un sueño .

La tristeza y la impotencia inundaron la sala, mientras todos lidiaban con la partida de un ser querido.

En un vasto campo de verde esmeralda,
Donde el suspiro del viento acariciaba las flores en alborada,
Caminaba yo solo y abatido por la melancolía,
Cuando vislumbré su figura, vestida de blanco, en un rincón de poesía.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al contemplarla,
La nostalgia brotó en mi pecho, como una herida que no cicatriza,
Me aproximé con temor y voz quebrada,
Las palabras salieron como un eco, temblorosas y desgarradas.

"Abuela, por favor, no partas, no me abandones",
Rogué con voz entrecortada, mientras el sol se escondía en horizontes,
Ella respondió en un susurro suave como el viento,
"Mi amor, nunca te dejaré, en mi partida hallaré el merecido alivio".

"Te llevaré a un lugar donde descansaré en paz,
No temas, estaré rodeada de un hermoso halo de claridad",
Desesperado, me arrodillé a sus pies con el alma quebrada,
Lágrimas ardientes caían, como el rocío en la madrugada.

"No te vayas, abuelita, sin ti soy un naufragio en la tormenta,
Anhelaba celebrar mi graduación, ver nuestros días de contenta",
Ella, con ternura, me calmó en sus brazos protectores,
"Mi fuerte amor, sé que habríamos sido felices, los lazos son eternos".

"Hijo, el tiempo se desvanece, y mi hora ha llegado,
Siempre guardaré con orgullo tu camino andado,
Desde las estrellas, te cuidaré con cariño infinito,
Mis brazos invisibles te rodearán en cada paso, eres mi motivo".

En su mirada, una lágrima cristalina brilló como estrella fugaz,
Y ella partió lentamente, con pasos hacia un destino audaz,
Corrí tras ella, en vano, hacia un bosque de luz divina,
Se desvaneció en el resplandor, dejando atrás una promesa genuina.

Quizás Dios la llevó consigo en sus alas de ángel benevolente,
En cada rincón, en cada sueño, en mi corazón permanece su presente,
La abuela, un ser inolvidable, un espíritu dulce y amable,
El recuerdo de su amor eterno me envuelve como un abrazo inquebrantable.

El secreto de Josue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora