**Capitulo 16: Heridas Abiertas y Encuentros Inesperados. **

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La mirada incómoda de José hacia Josué no pasó desapercibida para Raquel cuando llegó al centro comercial. La tensión era palpable, y Raquel se preguntaba qué importante tenía que decirle José. Sin embargo, en el intento de reconquistarla, José apenas podía mantener los nervios a raya.

Raquel: (inquisitiva) ¿Qué es tan importante que querías decirme?
José: (nervioso) Quería invitarte a comer, a pasar tiempo juntos. Extrañaba verte sonreír.
Raquel: (escéptica) José, siempre tienes una manera de endulzarme para luego arruinarlo todo. Ya sabes lo que hiciste el año pasado.
José: (arrepentido) Lo sé, y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para arreglar las cosas. ¿Quieres una hamburguesa con papas?
Raquel: (resignada) No hace falta, José.
José: (persistente) Por favor, déjame invitarlas. Ves cómo eres, siempre tan cerrada.
Raquel: (cediendo) Está bien, pide lo que quieras. Pero luego quiero hablar contigo.

José fue a hacer el pedido, consiguiendo hamburguesas, papas y una gaseosa extra. Mientras tanto, Josué y Johanne continuaban con su conversación.

Johanne: (curioso) ¿Tus padres saben que eres gay?
Josué: (tranquilo) Sí, me aceptan tal como soy, igual que los tuyos.
Johanne: (afirmando) Eso es bueno. En mi caso, sí, también lo saben.
Josué: (interesado) ¿Has tenido novio antes?
Johanne: (sereno) Sí, tuve uno, pero me traicionó, se fue con otro chico.
Josué: (comprensivo) Lamento escuchar eso. Yo también pasé por algo similar.

Sin embargo, las palabras de Johanne activaron recuerdos dolorosos en la mente de Josué. Sus pensamientos se remontaron a momentos pasados, a las palabras hirientes y los sentimientos de soledad.

Josué: (triste) Necesito ir al baño, ¿me esperas aquí? Volveré pronto.
Josué se alejó apresuradamente, buscando un respiro en el baño. Pero poco después, fue sorprendido por José, quien ingresó con una actitud provocadora.

Josué: (confundido) ¿Qué haces aquí, José?
José: (cínico) Vine a verificar que estuvieras aquí por casualidad. Pero ya veo que disfrutas de tu "nueva vida" con un chico.
Josué: (defensivo) No es asunto tuyo. Si quieres hablar, espera afuera.
José: (burlón) No te preocupes, Josué. No me sorprende verte aquí, pretendiendo ser algo que no eres. Eres como un cachorro que sigue a su dueño.

Josué intentó ignorar a José y regresar a la mesa con Johanne, pero antes de irse, José arrojó su gaseosa roja sobre Josué, manchándolo por completo.

Josué: (sorprendido) ¡¿Qué estás haciendo?!
José: (sonriente) Solo quería darte un toque de color, Josué. Diviértete en tu "nueva vida".
José se retiró del baño, dejando a Josué en shock y completamente manchado. Josué se limpió lo mejor que pudo y regresó a la mesa, donde Johanne lo vio visiblemente afectado.

Johanne: (preocupado) ¿Qué pasó? ¿Por qué estás llorando?
Raquel, desde otra mesa, también notó la situación y dirigió su mirada acusadora hacia José.

Josué: (mintiendo) No es nada, Johanne. Una señora me derramó su gaseosa por accidente.
Johanne: (escéptico) ¿Estás seguro? Parece que no estás bien.
Raquel: (intercediendo) ¿Fue José, verdad?
Josué: (disimulando) No, no fue él. Fue solo un accidente, de verdad.

Johanne decidió no presionar a Josué y sugirió irse del centro comercial. Le pagó un taxi para que Josué pudiera volver a casa. Una vez que se fueron, Josué dejó caer las lágrimas que había estado reprimiendo.

Josué llegó a casa de Neftalí, donde encontró apoyo y comprensión. Neftalí lo consoló, y Josué se bañó y cambió su ropa antes de hablar de su experiencia en el centro comercial.

Josué: (agradecido) Gracias por apoyarme, Neftalí. No sé qué haría sin ti.
Neftalí: (solidario) Estoy aquí para ti, hermano. José no debería afectarte de esta manera.
Josué: (reflectivo) Tienes razón. No quiero.

El secreto de Josue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora